Bishkek, KIRGUISTÁN (Agencia Fides, 02/12/2021) - "Kirguistán es un pequeño país rodeado de
naciones muy fuertes y está cambiando mucho: siempre ha estado abierto
desde el punto de vista de las oportunidades religiosas. En general,
tenemos libertad para trabajar como misioneros, aunque siga siendo el
lugar donde, hace unas semanas, se expulsó a un joven sacerdote sin
ninguna explicación. Nos enfrentamos diariamente a dos enfoques
opuestos: por un lado, el riesgo de ser acusados de proselitismo y, por
otro, el error de no evangelizar. La Iglesia en Asia Central se compara a
menudo con un pequeño retoño. Reflexionando sobre estas palabras, me di
cuenta de que no existe ninguna planta que no dé algo, por pequeño que
sea: por ejemplo, las plantas que no dan fruto, siguen dando sombra, o
viceversa. En esta zona del mundo, estamos llamados a servir en una
realidad tan pequeña que es casi desconocida, pero eso no significa que
no pueda dar frutos” así lo dice a Fides el padre jesuita
Anthony Corcoran, administrador apostólico de Kirguistán.
El P. Corcoran, que intervino en el reciente seminario "La misión de evangelización en Asia Central en tiempos de Evangelii Gaudium. Contexto, dificultades, perspectivas", ha ilustrado la realidad en la que está llamada a actuar la Iglesia en Kirguistán: "La población total es de unos 6 millones de habitantes, de los cuales el 34% son jóvenes menores de 15 años, por lo que es un país muy joven. El 90% de la población es musulmana, mientras que alrededor del 8-10% es cristiana. Dentro de este pequeño porcentaje, los católicos representan una ínfima minoría".
En este contexto, explica el jesuita, anunciar el Evangelio significa,
sobre todo, vivir y testimoniar el ministerio de la consolación,
especialmente hacia los pobres, los que sufren, los enfermos, las
personas que se encuentran en situación de desamparo o desesperación:
"Reflexionando sobre lo que significa ser católico y evangelizar en una
realidad así, hemos comprendido lo importante que es partir de la
amistad y de la experiencia del ministerio de la consolación: es una
dimensión interreligiosa, porque Jesús no nos consuela sólo a los
cristianos, y también muy práctica, porque es algo que no se puede
rechazar. Cuando encuentran consuelo, las personas lo reconocen y lo
acogen instintivamente, y luego tratan de entender cuál es la fuente.
Este trabajo es especialmente importante con los jóvenes, porque si
consiguen centrarse en la experiencia de la consolación pueden empezar a
preguntarse de dónde viene, y así descubrir a Cristo".
En Kirguistán hay actualmente tres parroquias en las ciudades de
Bishkek, Jalal-Abad y Talas, pero hay muchas comunidades pequeñas
distribuidas en las zonas rurales del país. Los católicos locales pueden
contar con la asistencia espiritual de siete sacerdotes, un religioso y
cinco hermanas franciscanas. En 1997, el Papa Juan Pablo II estableció
la Misión sui iuris, como se hizo en los estados vecinos de Asia
Central. En 2006, el Papa Benedicto XVI elevó la circunscripción al
rango de Administración Apostólica.