El Cairo, EGIPTO (Agencia Fides, 05/08/2020) - La jurisprudencia islámica no contiene
ninguna objeción legal a la posibilidad de construir iglesias utilizando
dinero perteneciente a musulmanes. Esta observación relevante, cargada
de posibles aplicaciones con respecto a situaciones de potencial
conflicto sectario en muchos países de mayoría musulmana, merece
atención sobre todo porque la fuente es una alta autoridad. Y es que
quién lo ha reiterado recientemente ha sido Shawki Ibrahim Abdel-Karim
Allam, actual Gran Mufti de Egipto, durante su intervención en un
programa de televisión dirigido por el periodista Hamdi Rizk.
El Gran Mufti egipcio, en su intervención, explicó que Egipto es el país
de mayoría musulmana donde se emplean mayores recursos públicos en la
construcción de lugares de culto cristianos, indicando este dato como
una manifestación de la fuerte cohesión social nacional. Shawki Allam
(en la foto junto con el Patriarca copto ortodoxo Tawadros) se refirió a
las enseñanzas de Mohammad que, incluso cuando justifica campañas de
autodefensa militar, ordena no destruir lugares de culto y no matar
monjes. El Gran Mufti egipcio intervino también en relación con la
reconversión en mezquita de la antigua Basílica de Hagia Sofía, en
Estambul, por decisión de las autoridades turcas. A este respecto, el
Sheikh Shawki Allam afirmó que es ilegal convertir una iglesia en
mezquita, declarando que en la historia de Egipto ningún lugar de culto
cristiano ha sido transformado en lugar de culto musulmán.
El cargo del Gran Mufti de Egipto está subordinado al Ministerio de
Justicia. El titular de este cargo preside la “Casa de la Fatwa” (Dar al
Ifta al Misryah), comité consultivo legal sobre cuestiones jurídicas
islámicas. En junio, como publicó la Agencia Fides, precisamente la “Casa de la Fatwa” egipcia había definido la
conquista otomana de Constantinopla como una “ocupación”, calificando
la transformación en Mezquita de la Basílica de Santa Sofía como un
acontecimiento desafortunado. Este pronunciamiento confirmó la fuerte
dimensión geopolítica que ha adquirido el caso de la reapertura al culto
islámico del complejo monumental de Ayasofya, fuertemente perseguido
por el actual liderazgo político turco, sobre todo como acto simbólico
para reafirmar su propia matriz de identidad y su soberanía, contrastada
por los organismos políticos y religiosos egipcios, en el actual
período histórico marcado por el duro enfrentamiento entre
Egipto y Turquía, especialmente en el escenario libio.