Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 03/08/2020) - La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha
publicado y enviado a Fides un documento que condena el acto terrorista
con estas palabras: "La iglesia siempre será rechazada por aquellos que
no aceptan la Verdad que predica ... hacer uso de la violencia para
silenciar la voz profética de la Iglesia no significa que debemos dejar
de animar a nuestro pueblo a cumplir la misión evangelizadora que Cristo
mismo nos ha confiado ".
El mismo Santo Padre Francisco, ayer después de la oración del Ángelus,
recordó este terrible hecho: "Pienso en el pueblo de Nicaragua que sufre
el ataque a la Catedral de Managua, donde la imagen tan venerada de
Cristo ha sido muy dañada, casi destruida. Imagen que ha acompañado y
apoyado la vida de los fieles a lo largo de los siglos. Queridos amigos
nicaragüenses, estoy cerca de ustedes y oro por ustedes".
El obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, enfatizó que "los
actos de terror" no intimidan a la iglesia de Cristo, en referencia al
ataque terrorista que un extraño perpetró el viernes pasado en la
Catedral de Managua. En la homilía de ayer, el obispo dijo que Jesús
siente compasión por el sufrimiento de las personas martirizadas por la
opresión y la injusticia. "La imagen de la Sangre de Cristo destruida
por un acto terrorista en la Catedral de Managua es para el país un
recuerdo vivo y conmovedor de un Dios que no solo llevó nuestros
sufrimientos en la cruz, sino que continúa sufriendo en nuestro pueblo
oprimido, para al final resucitarlo con libertad y justicia ".
Lo ocurrido en la catedral de la capital nicaragüense fue definido
inmediatamente por el cardenal arzobispo de la ciudad, Leopoldo Brenes,
"un acto terrorista" que hirió profundamente a la comunidad católica
nicaragüense. Para la arquidiócesis, la bomba lanzada por un hombre
encapuchado dentro de la iglesia, en la capilla de la Sangre de Cristo,
se ha definido como "un acto premeditado".
En los últimos meses, las iglesias de Nicaragua han sufrido varios tipos
de vandalismo. Los obispos del CELAM, el Consejo Episcopal
Latinoamericano, expresaron solidaridad y denuncia de este hecho; así
como las diversas conferencias episcopales de los países
latinoamericanos.