Bangkok, TAILANDIA (Agencia Fides, 18/07/2020) - La situación del respeto de los derechos
humanos en el Asia oriental y en el área del Pacífico es precaria debido
a fenómenos como la xenofobia, la intolerancia religiosa y el impacto
del cambio climático: estos elementos representan los ámbitos de acción
sobre los que ha trabajado, durante todo el 2019, la “Franciscan
International” (FI), ONG de la familia franciscana, acreditada ante la
ONU. Así se puede leer en el Informe anual, enviado a la Agencia Fides
por la Organización, que lleva a cabo actividades de advocacy en las
Naciones Unidas, promoviendo el respeto de todos los derechos humanos y
la justicia ambiental.
Entre las diversas cuestiones abordadas y las instancias presentadas a
la Asamblea de las Naciones Unidas, se encuentran la difícil relación
entre Papúa Occidental y el Gobierno indonesio y los abusos cometidos
por el Gobierno de Filipinas. En 2019, FI ha reportado “violaciones de
los derechos humanos en Papúa Occidental en un contexto de conflicto
persistente sobre cuestiones de independencia, supuesta discriminación
contra los papúes indígenas y el desarrollo de megaproyectos agrícolas
no sostenibles”. La información llega a FI sobre todo gracias al arraigo
de la Familia Franciscana en la isla, donde residen varias comunidades
franciscanas, ya que “el acceso a periodistas y otros observadores
internacionales sigue estando fuertemente limitado por las autoridades
indonesias”. Sin embargo, pese a este contexto, representantes de la
Franciscan International han podido contribuir a organizar una visita
ecuménica a Papua Occidental, patrocinada por el Consejo Mundial
de Iglesias (World Council of Churches, WCC), la primera permitida desde
1969, año en el que fue integrada la región a Indonesia. “A lo largo
del año, Franciscan International ha aprovechado su acceso y su
presencia en Papúa Occidental para sacar a la luz estas continuas
violaciones, incluso a través de dos actos organizados durante las
sesiones del Consejo de Derechos Humanos, conversaciones con
diplomáticos indonesios y una serie de llamamientos urgentes a las
Naciones Unidas”, se lee en la nota.
En cuanto a Filipinas, la organización ha llamado la atención de las
Naciones Unidas sobre las continuas violaciones de los derechos humanos
por parte de las fuerzas de seguridad en el marco de un programa
gubernamental de “guerra contra las drogas” que, según los grupos de
defensa de los derechos humanos, podría haber causado unas 27.000
víctimas. A este propósito, se observa que “la Familia Franciscana y
toda la Iglesia católica en Filipinas han manifestado enérgica oposición
a las acciones del Gobierno, proporcionando también rehabilitación a
los toxicómanos y apoyo pastoral y financiero a las familias de las
víctimas”.
Este compromiso ha provocado amenazas a los religiosos franciscanos por
parte de funcionarios del gobierno y de la policía, incluido el propio
Presidente Duterte, en un ambiente “cada vez más hostil a la obra de los
grupos de la sociedad civil y de las organizaciones confesionales”.
Los otros países de la zona implicados de la acción de la Franciscan
Internacional son Kiribati, Japón, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Sri
Lanka y Vanuatu.
Además de en Asia, la Ong franciscana está activa en África y en las
Américas, implicando con su obra más de 30 países. Como se desprende del
Informe de 2019, el trabajo de advocacy y las presentaciones en las
Naciones Unidas han sido un total de 50, entre otras cosas gracias al
trabajo de 28 socios locales que se dedican a informar a las Naciones
Unidas. La advocacy de Franciscans International “se basa en tres
pilares que han constituido los fundamentos de la espiritualidad
franciscana a lo largo de los siglos: dignidad humana, paz y cuidado de
la creación”. En el ámbito internacional, esta vocación se traduce hoy
en la convicción de que el desarrollo sostenible, la protección del
medio ambiente y el respeto de los derechos humanos están
indisolublemente vinculados.