Caracas, VENEZUELA (Agencia Fides 13/07/2021) – “Un mensaje de esperanza en el amor de Dios y
de compromiso personal y comunitario para la refundación de nuestro
país, en medio de tantas calamidades y sufrimientos que nos aquejan” ha
sido lanzado por los obispos de Venezuela, “como pastores y hermanos”,
al finalizar su Asamblea Ordinaria Plenaria. La Exhortación Pastoral,
titulada “Todo reino que se divide corre a la ruina” (Mt 12,25),
presenta la situación actual del país, que se encuentra sumergido en una
profunda crisis denunciada repetidamente por los obispos. En el primer
puesto se sitúa la pandemia de Covid-19, la crisis de las estructuras
sanitarias, la falta de un serio plan de vacunación: “No se puede jugar
con el derecho sagrado a la salud” afirman en el texto, pidiendo al
gobierno que dote a los hospitales de lo necesario para asistir a los
enfermos y que se implemente “una auténtica y seria política de
vacunación para toda la población”.
Desde algunos años, y actualmente con la pandemia del COVID 19, el
sistema educativo está muy afectado, como el salario insuficiente de los
profesores o la didáctica por Internet que es una ilusión, pues, menos
del 20% de las familias tienen acceso a este servicio. “Las políticas
educativas deben mirar a crear un Pacto Educativo Global, que involucre a
todos, que ponga sobre la mesa el tema de la educación no solo en el
ámbito docente y familiar sino también en el ámbito gubernamental”
subraya la Exhortación.
Los obispos reiteran también la condena de la situación de violencia que
en los últimos días ha ocurrido en la ciudad capital, provocada por
grupos armados irregulares y bandas criminales, que también tienen
presencia en el resto del país. Y expresan su solidaridad con las
víctimas, exhortando a las instituciones del Estado a “no violentar el
principio de la centralidad y dignidad humana, por lo que hay que
anteponer la seguridad personal de los ciudadanos por encima de
cualquier otro interés”. En este sentido repiten la denuncia de las
violaciones a los derechos humanos que han sufrido y sufren personas e
instituciones en Venezuela, y piden a las autoridades competentes, “que
cumplan su misión como lo propone la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela”, exigiendo que resguarden “la integridad
física y la liberación inmediata de los miembros de Fundaredes y de
todas las organizaciones que velan y luchan por los derechos de todos
los venezolanos”.
Los obispos ponen en guardia a los miembros de la Asamblea Nacional y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, del “peligro real de imponer la llamada ‘ideología del género’” que “contradice la verdad científica y el sentido común... Es una colonización ideológica que procede de grandes intereses económicos”. Y luego definen como “preocupante la progresiva división que existe entre los diversos actores políticos del país y su desconexión con los problemas del pueblo. Tanto en el gobierno como en la oposición se producen fuertes antagonismos basados en ambiciones personales, sectarismos y ansias de poder”. Las elecciones “son una excelente oportunidad para fortalecer liderazgos locales y regionales y para que los aspirantes vean allí una ocasión para servir a nuestros conciudadanos y promover el bien común”.
En la segunda parte de su Exhortación, los obispos apelan a la
solidaridad y a la comunión para resolver los conflictos y salir de esta
preocupante situación: “solo si unimos esfuerzos y voluntades podremos
sacar al país adelante. Es urgente que cada uno de nosotros, como
personas y como pueblo, contribuyamos a la reconstrucción de nuestro
país”. Para lograr dicho objetivo, es necesario que se de “una verdadera
participación de todos los ciudadanos en la refundación de nuestra
nación”. “Nunca podremos alcanzar la meta del bien común para nuestro
país y, especialmente, nunca podremos erradicar la pobreza y la miseria
material y moral de nuestro pueblo, si no unimos esfuerzos y caminamos
todos juntos hacia un objetivo común que implique la liberación y el
desarrollo humano integral del pueblo”. Citando al Papa Francisco, los
obispos afirman: “La Sinodalidad es un aporte importante que la Iglesia
da a nuestro país, invitando a caminar juntos. Todos debemos acompañar a
nuestro pueblo en la búsqueda de las formas más auténticas de
desarrollo”.
“Dios en estos momentos nos llama a la solidaridad – concluyen -, que
implica escuchar el grito angustioso y esperanzador de los pobres,
analizar la situación y promover la organización comunitaria, social y
política para luchar contra las causas estructurales de la pobreza”.