Port au Prince, HAITÍ (Agencia Fides, 08/07/2021) - "Sea lo que sea, la vida debe ser respetada desde la concepción hasta la
muerte natural. Por eso condenamos enérgicamente el asesinato del
presidente Jovenel Moïse. Como misioneros apelamos a la unidad de
fuerzas políticas, para encontrar una salida a la grave crisis que el
país está viviendo, porque el país ha caído a un nivel que más bajo no
puede caer", estas son las palabras del Padre Renold Antoine CSsR,
misionero redentorista, a la Agencia Fides tras el asesinato del
presidente de Haití, Jovenel Moïse. “Esta noticia llega en un momento
delicado de la historia nacional - subraya el misionero -, en el que la
crisis política y económica, sumada a la pandemia del coronavirus, y en
medio de un fuerte aumento de la violencia de las pandillas, están
sacudiendo al país”.
Según información difundida por la prensa local, el presidente Moïse fue
asesinado a tiros alrededor de la 1:00 am de ayer por un grupo armado
que "hablaba español". No se proporcionaron más detalles sobre los
asesinos ni ninguna reclamación. El primer ministro interino, Claude
Joseph, en un comunicado oficial emitido pocas horas después, dio la
noticia y agregó que asumía la tarea de liderar el país. En el ataque,
según la declaración de Joseph, la esposa del presidente resultó herida y
hospitalizada.
La Conferencia Episcopal de Haití emitió un comunicado, también enviado a
la Agencia Fides, condenando el hecho, que dice: "La violencia solo
puede generar violencia y lleva al odio. Esta actitud nunca ayudará a
nuestro país a salir de este impasse político que solo se puede resolver
mediante el diálogo, el consenso, el espíritu de compromiso por el
mejor interés de la nación, por el bien común del país”.
La Conferencia Episcopal invita a todos los hijos e hijas del país a
superar su orgullo personal e intereses grupales para buscar juntos, en
torno a una mesa, la solución haitiana tan esperada por la población,
dictada por el amor a Haití y a nuestros valores. como pueblo ". Los
obispos concluyen con un fuerte llamamiento: "¡Depongan las armas!
¡Elijan la vida! ¡Elijan la convivencia fraterna en interés de todos y
en interés de Haití!".
El presidente Jovenel Moïse, de 53 años, fue el 42º presidente de Haití. Tras complicadas elecciones en 2015 y una votación pospuesta varias veces, Jovenel Moïse prestó juramento como nuevo presidente de Haití el 7 de febrero 2017.
La gestión del presidente Moïse registró varios roces con los obispos,
hasta el punto de que el 27 de junio de 2018, para la fiesta de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, monseñor Launay Saturné,
obispo de Jacmel, presidente de la Conferencia Episcopal de Haití (CEH)
ante todas las autoridades del país, incluido el presidente, denunció:
"el país está enfermo" en muchos sectores, incluido el Poder Judicial.
En 2019 los obispos denunciaron violencia,
intimidación y miseria, comentando la situación en el país luego de que
la población saliera a las calles a manifestarse contra el gobierno del
presidente Moïse.
En los últimos meses, los líderes de la oposición habían pedido la
renuncia de Moise, argumentando que su mandato terminó legalmente en
febrero de 2021, pero él insistió en cambiar la constitución con un
referéndum para seguir siendo presidente. El mes pasado, los obispos
habían publicado un comunicado al respecto: "no es el momento de cambiar
la Constitución en medio de una crisis social y política, en estos
tiempos difíciles para nuestro pueblo".
En los últimos tiempos, Haití está experimentando un agravamiento de la
desestabilización política, económica y social que lo ha afectado
durante años. La violencia ha alcanzado niveles preocupantes, los
secuestros (incluidos los religiosos) están en la agenda, la inflación
va en aumento, los alimentos y el combustible escasean en un país donde
el 60 por ciento de la población gana menos de 2 dólares al día. Además,
Haití nunca se ha recuperado del devastador terremoto de 2010 y del
huracán Matthew, que lo azotó en 2016. La pandemia de coronavirus ha
agravado aún más la situación. En 2019 se produjeron violentas protestas
populares y enfrentamientos en los que murieron decenas de personas. Se
esperaba un cambio con las elecciones generales que deberían haberse
celebrado a finales de este año, pero el asesinato de Moïse abre un
escenario impredecible.