CIUDAD DEL VATICANO, 10 marzo 2014
(VIS).- A mediodía de hoy, primer domingo de Cuaresma, el Santo
Padre FRANCISCO se ha asomado a la ventana de su estudio para rezar
el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. En sus
palabras, el Obispo de Roma ha recordado que el Evangelio del primer
domingo de Cuaresma presenta cada año el episodio de las tentaciones
de Jesús. Y ha afirmado que el tentador trata de apartar al Señor
del proyecto del Padre, es decir, de la vía del sacrificio que
implica ofrecerse a sí mismo por amor en expiación, para hacerle
tomar un camino fácil, de éxito y poder.
“El diablo -ha dicho- para
alejar a Jesús de la vía de la cruz, le presenta las falsas
esperanzas mesiánicas: el bienestar económico, indicado por la
posibilidad de transformar las piedras en pan; el estilo espectacular
y milagrero, con la idea de arrojarse desde el punto más alto del
templo de Jerusalén y hacerse salvar por los ángeles y, en fin, el
atajo del poder y del dominio, a cambio de un acto de adoración a
Satanás”.
“Jesús rechaza decididamente
todas estas tentaciones y reafirma la firme voluntad de seguir la vía
establecida por el Padre, sin ningún compromiso con el pecado y con
la lógica del mundo... Jesús -ha continuado- sabe bien que
con Satanás no se puede dialogar porque, ¡es muy astuto! Por eso
Jesús en vez de dialogar, como hizo Eva, elige de refugiarse en la
Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra. Recordemos
esto en el momento de las tentaciones, de nuestras tentaciones:
ningún argumento con Satanás, sino siempre defendidos por la
palabra de Dios, ¡y esto nos salvará!”.
“En sus respuestas a Satanás, el
Señor nos recuerda ante todo que “no sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”; y esto
nos da fuerza, nos sostiene en la lucha contra la mentalidad mundana
que abaja al hombre al nivel de las necesidades primarias, haciéndole
perder el hambre de lo que es verdadero, bueno y bello, el hambre de
Dios y de su amor. Recuerda además que también está escrito: “No
tentarás al Señor tu Dios”, porque el camino de la fe pasa
también a través de la oscuridad, la duda, y se nutre de paciencia
y de espera perseverante. Recuerda, en fin, Jesús, que está
escrito: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto”;
o sea, debemos deshacernos de los ídolos, de las cosas vanas, y
construir nuestra vida sobre lo esencial”.
“El tiempo de la Cuaresma -ha
finalizado FRANCISCO- es ocasión propicia para todos nosotros
para realizar un camino de conversión, confrontándonos sinceramente
con esta página del Evangelio. Renovemos las promesas de nuestro
Bautismo: renunciemos a Satanás y a todas sus obras y seducciones,
porque él es un seductor, para caminar por los senderos de Dios y
“llegar a la Pascua en la alegría del Espíritu”.