El obispo expresa cercanía espiritual y solidaridad con las familias afectadas, reza al Señor para que “acoja a los difuntos en su Reino y les conceda consuelo y alivio a sus familias” y recuerda el mensaje del pasado mes de marzo, al inicio de la cuarentena, donde los obispos afirmaron que “la primera obra de caridad a la que estamos llamados hoy es seguir las indicaciones de las autoridades civiles y eclesiásticas para contribuir, con obediencia y respeto, a mitigar el contagio y la pérdida de vidas humanas”.
Monseñor Martínez Flores destaca: “Nunca antes hemos sido llamados a darnos cuenta del bien que la responsabilidad personal supone para todos” y recuerda las palabras del Papa Francisco que llama a autoridades y ciudadanos a unirse en un esfuerzo común a favor de la salud y la vida de las personas. A continuación, expresa su reconocimiento y gratitud a quienes están en la primera línea para proteger la vida y la salud de los pacientes de COVID-19: médicos, enfermeros y enfermeras, todo el personal sanitario y quienes colaboran con ellos en esta batalla, algunos de los cuales “ya han dado su vida en este servicio desinteresado y peligroso”.
Por último, el presidente de la Conferencia Episcopal asegura: “Intensificamos nuestra oración para que el Señor nos ayude a vivir las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, que serán el antídoto necesario para superar con éxito la crisis provocada por el coronavirus. Recemos el rosario en familia. Encomendémonos a la Virgen de los Dolores que, como Madre nos protege, puede ser nuestra defensa, refugio y amparo contra las enfermedades. Imploremos por cada persona y por cada familia y por nuestro amado Paraguay la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.