El arzobispo Tissera prosigue: “Nuestra misión como Cáritas es acoger la vida tal como viene y acompañar a las familias, ayudando a las madres, padres e hijos en sus necesidades y protegiéndolos en sus debilidades, no solo tratando de incluirlos en la vida social, también impulsando su integración para que no solo sean beneficiarios de programas sociales, sino protagonistas de un proyecto de país para todos los argentinos”.
Cáritas acompaña a las madres que afrontan un embarazo no deseado, sea cual sea el camino que hayan tomado, continúa la nota. Es difícil entender cómo los legisladores pueden votar una ley por la que el Estado quita el principal derecho humano a la vida a algunas personas, que además están indefensas. “Legalizar el aborto sería un retroceso brutal como sociedad humana, comparable a la eliminación de otras vidas nacidas y que, por su condición de pobreza, podrían molestar especialmente a algunos”.
“Si una posible ley sobre el aborto nos causa dolor, el mismo dolor nos provoca ver cristianos que defienden la vida aún no nacida y olvidan la vida ya nacida; deshonrando la dignidad de los pobres al defender las leyes de despojo de los derechos adquiridos; o los que luchan ruidosamente contra el aborto y no mueven un dedo para estar cerca de madres que viven el embarazo en situaciones de pobreza, exclusión o explotación”, explica el obispo.
A través de una reciente carta al Papa Francisco, un grupo de mujeres de pueblos y barrios populares expresó su sentimiento: “nos sentimos presas de una situación en la que nuestra familia, nuestras hijas adolescentes y las generaciones futuras están creciendo con la idea de que nuestras vidas son indeseables y que no tienen derecho a tener hijos porque son pobres”. Ante el próximo debate sobre el aborto, Cáritas Argentina quiere dar voz a estas personas como una de las instituciones que trabajan a diario para transformar la vida de familias y comunidades vulnerables en todos los rincones del país.