Los huéspedes de la Aldea, explica Don Trezzani, siguen realizando la enseñanza a distancia, con muchas dificultades: “La mala calidad de los medios, los problemas técnicos y la falta de preparación tecnológica de los profesores están dificultando mucho estos meses de escolarización remota. Por tanto, seguimos buscando formas alternativas de enseñanza, para dar tanto a nuestros chicos como a potenciales participantes externos contenidos alternativos a los escolares. Otro problema relacionado con la educación a distancia es que no solo empeora el aprendizaje, sino también el factor humano y social: seguramente nuestros muchachos se ven menos afectados que los demás porque tienen la oportunidad de socializar entre ellos, pero todos tienen amigos personales en sus propias clases y esta falta se siente”.
El personal de la Aldea sigue trabajando en varios frentes: “Recientemente hemos obtenido una licencia de instituciones civiles para dar la formación humana y psicológica necesaria a las parejas que son candidatas a adoptar niños: también en este caso, el trabajo se realiza online y va avanzando con gran intensidad. Además, estamos trabajando en una serie de proyectos que pueden, por un lado, apoyar y mejorar las actividades en el pueblo y, por otro, poner en marcha actividades de trabajo y autofinanciación, como lo hicimos en el pasado con la construcción del invernadero”, concluye el misionero.
La Aldea del Arca, fundada el 1 de junio de 2000, acoge en unos 70 niños, huérfanos o que proceden de familias en riesgo y unos treinta tienen discapacidades físicas y mentales. Desde 2007, se ha creado un centro médico en la estructura que cuenta con una clínica dental, radiológica y de fisioterapia. Los primeros pasos se dieron en 1997, con la recepción de los niños de un orfanato estatal en proceso de cierre. Hoy también son acogidos los niños de familias destruidas por la violencia o alcoholismo.