Esta fiesta también nos hace pensar en la dignidad de cada vida, nos recuerda cuánto vale un ser humano, continúan los obispos que recuerdan las palabras del Papa Francisco en su última encíclica, “de modo que la pandemia no nos deje iguales, sino que nos vuelva más apasionados para defender toda vida: la vida de un anciano, de un discapacitado, de un enfermo, de un niño por nacer. Así, este tiempo se convierte en un fuerte llamado a la solidaridad, al cuidado mutuo, a ser capaces de ponernos al hombro las penas de los demás”.
Los obispos exhortan a los argentinos a hacer que “la pandemia no nos impida imaginar y soñar un país más humano y fraterno”, subrayando además que “esta Navidad nos encuentra en un momento histórico donde necesitamos una ardua reconstrucción: de las fuentes de trabajo, de la educación, de las instituciones, de los lazos fraternos. Muchas cosas se han roto y necesitan ser sanadas”. En estas últimas semanas el panorama se ha ennegrecido, revelan los obispos, por “una incomprensible urgencia, una febril obsesión por instaurar el aborto en Argentina, como si tuviera algo que ver con los padecimientos, los temores y las preocupaciones de la mayor parte de los argentinos”. La agenda legislativa del próximo año no trae muchas esperanzas, para las miles de cuestiones sanitarias y sociales a resolver.
“No obstante, confiamos en el bien que habita en el pueblo, en esa tierra fértil que son los corazones de los argentinos, capaces de elegir la vida y la fraternidad más allá de todo” concluyen los Obispos, “Y los creyentes confiamos en Dios, fuente infinita de esperanza”. “Abrazamos con todo cariño a cada argentina y a cada argentino. Pedimos que Jesús, María y José se hagan presentes en los hogares, para que podamos empezar un año mejor”.