CIUDAD DEL VATICANO
(Agencia Fides, 18/10/2014) – “¡El amor por las Misiones es amor
por la iglesia, es amor por Cristo! Ningún cristiano puede
replegarse sobre sí mismo, sino que debe estar abierto a las
necesidades espirituales de aquellos que no conocen a Cristo, y son
cientos de millones”: con estas palabras el Santo Padre Pablo VI se
dirigía a los directores diocesanos de las Obras Misionales
Pontificias de Italia, recibidos en audiencia el 28 de junio de 1978,
pocas semanas antes de su muerte.
En la Jornada
Misionera de este año 2014, en la conclusión del Sínodo
extraordinario de los Obispos, el Papa Pablo VI (1897-1978),
civilmente Giovanni Battista Montini, será proclamado beato. En sus
quince años de pontificado (21 junio de 1963 al 6 de agosto de 1978)
Pablo VI dio un fuerte impulso a la conciencia misionera de la
Iglesia, a la animación y cooperación misionera, continuando con un
compromiso que ya había manifestado como arzobispo de Milán.
En el Magisterio
misionero de Pablo VI surgen el Decreto conciliar “Ad Gentes”
sobre la actividad misionera de la Iglesia, completado por el Motu
Proprio “Ecclesiae Sanctae”, con las normas para la aplicación
de ciertos decretos del Concilio Vaticano II; el mensaje “Africae
terrarum” en defensa de la identidad africana y sus valores
tradicionales; la Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi”
sobre el compromiso de anunciar el Evangelio a los hombres de nuestro
tiempo.
Junto a estos
documentos no podemos pasar por alto la gran cantidad de cartas,
mensajes y discursos, a todos los niveles y en las ocasiones más
diversas, sobre la responsabilidad misionera de toda la Iglesia.
Con las Cartas
Apostólicas “Benegnissimus Deus” (1965) y “Graves et
Increscentes” (1966) destacó la importancia y relevancia de la
Obra Pontificia de San Pedro Apóstol y la Pontificia Unión
Misionera. En su carta a la Conferencia Misionera Internacional en
Lyon (1972), que conmemoraba el aniversario de la Obra Pontificia
para la Propagación de la Fe, pidió una toma de conciencia del
problema moderno de la evangelización con el fin de renovar el
impulso a la actividad misionera. En su mensaje al Congreso Misionero
de México y América Latina (1977) recomendó a todas las iglesias
locales el realizar un esfuerzo pastoral conjunto “para hacer de
toda la Iglesia de América Latina una Iglesia misionera”.
A lo largo de su
pontificado, a excepción del 1964, el Papa Pablo VI envió siempre
un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones de
octubre. El último, que ya había preparado antes de morir, insiste
una vez más en la responsabilidad de todo el pueblo de Dios para con
la obra misionera.
Pablo VI fue el
primer Papa en visitar todos los continentes y las tierras de misión
(no es una casualidad que tomase el nombre del Apóstol de las
gentes): Tierra Santa y la India en 1964, Europa en 1967, América en
1968, África en 1969, el Lejano Oriente y Oceanía en 1970 en su
encuentro con las Iglesias jóvenes, siempre las invitó a tomar
conciencia de su responsabilidad misionera, ya sea en sus propios
territorios como en todo el mundo.