CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va -15 de junio de 2019).- El Cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para
las Causas de los Santos, ha celebrado hoy en Pozzomaggiore, Sassarii,
Cerdeña, Italia, la santa misa para la beatificación de Eduvigis Carboni
(1880-1952), terciaria franciscana, que con su trabajo de bordadora
sostuvo los estudios de sus hermanos y transcurrió su existencia
alternando los trabajos domésticos con la oración; tuvo también
extraordinarios dones sobrenaturales y en 1911 se manifestaron en su
cuerpo las llagas de la pasión de Cristo.
En su homilía el Cardenal recordó que Eduvigis Carboni “vivió durante
muchos años una vida ordinaria, externamente igual a la de tantos
laicos, pero extraordinaria en términos de intimidad con Dios, en unión
con Él, hasta el punto de alcanzar la identificación con Jesús, una
unión perfecta y transformadora en Él, esposo de las almas .. Amiga de
los pobres y marginados, tenía palabras de consuelo para todos; le
gustaba repetir: "Siempre debemos dar consuelo y esperanza".
“Impresiona –dijo el purpurado- la fortaleza interior y la fe granítica
con la que, primero en su pueblo y luego en las ciudades de Lacio, con
su hermana, la nueva beata vivió una vida al servicio de la familia y
entre las simples tareas domésticas, a las que agregó una actividad
ejemplar en la parroquia y un ferviente apostolado de la caridad. Si nos
preguntamos cuáles son los puntos fuertes de la vida cristiana de esta
hermana nuestra y que la llevan a ser un ejemplo de abnegación
acogedora, humilde y alegre, diríamos que son esencialmente dos: la
contemplación constante del Señor crucificado y la adoración de la
Eucaristía….Sólo abrazando la cruz se logra la plenitud de vida y se es
de capaz de irradiar luz, esperanza y consuelo.
“Esta espiritualidad pasionista y de la Cruz –observó el Prefecto-
sostuvo a Eduvigis en las fatigas de su vida diaria y en las
incomprensiones dentro y fuera de la familia: todo podía ser inscrito en
la imagen de Cristo rechazado, calumniado, despreciado. Rezaba y hacía
que se rezase al Crucificado: dirigirse a la Santa Cruz, repetía a
menudo, " te resuelve toda amargura ".
Eduvigis Carboni “compartió la
Pasión de Cristo con tonos de especial intensidad, también en el cuerpo,
en un itinerario de conformación a Jesús sufriente y crucificado de
Jesús. A pesar de la abundancia de carismas que Dios le otorgó, su
carácter siempre fue modesto. Los dones sobrenaturales no eran motivo de
orgullo para ella: se consideraba una criatura pequeña, pero
enormemente beneficiada de la gracia divina.
La nueva beata, “tenía un corazón humilde y lleno de caridad, porque
la oración de largas horas hacía desaparecer todo rastro de aridez y de
pereza espiritual. Con la oración, Eduvigis realizaba actos de
reparación en favor de los que estaban en las tinieblas del pecado e
imploraba la misericordia divina para los que se obstinaban en no
dejarse alcanzar por la gracia”.
“Humilde y fuerte, generosa y paciente, trabajadora y noble
–concluyó-la beata Eduvigis encarna las virtudes más hermosas de la
mujer sarda de aquella época. Y sin embargo, de su experiencia humana y
cristiana, surgen datos que hacen que su testimonio sea de gran
actualidad: Eduvigis es una referencia válida para las mujeres de hoy,
de todas las edades y de todos los ámbitos de la vida. Su experiencia
espiritual simple y profunda, marcada por la caridad ilimitada, la
humildad ilimitada y la oración incesante, sigue siendo un modelo
actual, porque muestra que incluso con una vida simple y ordinaria es
posible experimentar una comunión sólida con Dios y un apostolado
caracterizado por la pasión de la humanidad herida y maltrecha”.