CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 28 de junio de 2019).- Publicamos a continuación el artículo del Director Editorial del
Dicasterio para la Comunicación, Andrea Tornielli, que aparece también
en Vatican News y L’Osservatore Romano sobre el documento "Orientaciones pastorales sobre el registro civil del clero en China".
Sugerencias para el Clero chino con respeto a la libertad de conciencia
Las Orientaciones pastorales de la Santa Sede para Obispos y
sacerdotes ante la solicitud de las autoridades gubernamentales de
inscribirse civilmente: la salvaguarda de la doctrina católica y de la
conciencia
ANDREA TORNIELLI
Absoluto respeto a la libertad de conciencia de cada uno,
cercanía y comprensión de la situación que aún viven las comunidades
católicas, sugerencias para opciones operativas concretas que permitan
al Clero chino inscribirse sin dejar de lado lo que la Iglesia católica
ha siempre creído sobre la comunión con el Sucesor de Pedro. Es esto lo
que contiene la Nota de la Santa Sede sobre las Orientaciones Pastorales
para los Obispos y sacerdotes de la República Popular China.
En el origen del documento están las muchas preguntas
llegadas al Vaticano por parte del Clero de China. ¿Qué comportamiento
adoptar ante la urgente solicitud de inscribirse de acuerdo a lo
establecido por la ley por las autoridades políticas? ¿Qué hacer con el
dilema de la conciencia representado por algunos textos problemáticos
que a menudo se les pide que firmen?
Ante estos interrogantes, la Santa Sede responde sobre
todo reafirmando un principio general fundamental: debe ser respetada la
libertad de conciencia y, por lo tanto nadie puede ser obligado a dar
un paso que no tiene la intención de realizarlo.
La firma del Acuerdo Provisorio entre la Santa Sede y la
República Popular China sobre el nombramiento de Obispos de septiembre
de 2018 ha iniciado un camino nuevo en las relaciones chino-vaticano y
ha llevado al primer resultado importante de la plena comunión de todos
los obispos chinos con el Papa. Pero no todas las dificultades se han
resuelto: el Acuerdo representa, de hecho, sólo el principio de un
camino. Una de las dificultades actuales se refiere a la petición
dirigida a los sacerdotes y obispos para que se inscriban oficialmente
ante las autoridades, tal y como prescribe la legislación china. A pesar
del compromiso de querer encontrar una solución aceptable y compartida,
en diferentes regiones de la República Popular China se proponen a los
sacerdotes textos para firmar que no están conformes con la doctrina
católica, que crea comprensibles dificultades de conciencia, ahí donde
se les pide aceptar el principio de independencia, autonomía y
autogestión de la Iglesia en China.
La situación actual es muy diferente a la de los años
Cincuenta, cuando se intentó crear una Iglesia nacional china separada
de Roma. Hoy, gracias al Acuerdo Provisorio, las autoridades de Pekín
reconocen el rol peculiar del Obispo de Roma en la elección de los
candidatos al episcopado y, por tanto, su autoridad como pastor de la
Iglesia Universal. La Santa Sede continúa trabajando, para que toda
declaración, requerida en el momento de la inscripción, se ajusten no
sólo a las leyes chinas, sino también a la doctrina católica y, por lo
tanto, aceptables para los Obispos y sacerdotes.
Teniendo en cuenta la situación particular que viven las
comunidades cristianas del País, en espera de superar definitivamente el
problema, la Santa Sede sugiere, por tanto, una posible modalidad
concreta para permitir a la persona que se encuentra en duda, pero
deseosa de inscribirse, pueda resolver sus reservas.
Se trata de una sugerencia que se introduce en el surco
inaugurado por la Carta a los católicos chinos publicada en mayo de 2007
por Benedicto XVI. En ese texto, el Papa Ratzinger reconocía que «en
bastantes casos concretos, si no en casi todos, en el proceso de
reconocimiento intervienen organismos que obligan a las personas
implicadas a asumir actitudes, a realizar gestos y a adquirir
compromisos que son contrarios a los dictámenes de su conciencia como
católicos». Y agregaba: «Comprendo, pues, lo difícil que resulta
determinar en estas diversas condiciones y circunstancias la opción
correcta para actuar. Por este motivo la Santa Sede, después de
reafirmar los principios, deja la decisión a cada Obispo que, después de
escuchar a su presbiterio, está en condiciones de conocer mejor la
situación local, sopesar las posibilidades concretas de opción y valorar
las eventuales consecuencias dentro de la comunidad diocesana». Hace
doce años atrás, por lo tanto, el Papa mostraba comprensión y, de hecho,
autorizaba a cada uno de los Obispos a decidir pensando en primer lugar
en el bien de sus respectivas comunidades.
Hoy la Santa Sede realiza una ulterior etapa de carácter
pastoral en el camino emprendido y en un contexto objetivamente
diferente del pasado. Con las Orientaciones Pastorales ahora publicadas,
se sugiere la posibilidad de que los Obispos y sacerdotes pidan, en el
momento de la inscripción, que se añada una frase escrita, donde se
afirme que la independencia, autonomía y autogestión de la Iglesia se
entienden sin dejar de lado la doctrina católica. Es decir, como
independencia política, autonomía administrativa y autogestión pastoral,
la misma que viven todas las Iglesias locales del mundo. Si no será
permitido hacer el añadido por escrito, al Obispo o sacerdote que quiere
inscribirse se sugiere la oportunidad de hacer esta puntualización al
menos verbalmente, posiblemente en presencia de un testigo. Y también se
le pide que informe inmediatamente a su propio Obispo de la inscripción
y de las circunstancias en las que se ha realizada. En cambio, quien no
esté seguro de inscribirse en estas condiciones, no debe sufrir
presiones indebidas.
Es evidente el origen del documento: una mirada realista a
la situación existente y a las dificultades aún presentes, la intención
de ayudar a quien se encuentra en la duda respetando siempre la
conciencia de cada uno en la conciencia de los sufrimientos sufridos, la
voluntad de contribuir a la unidad de los católicos chinos y de
favorecer el público ejercicio del ministerio episcopal y sacerdotal
para el bien de los fieles: de hecho, la clandestinidad, como escribía
Benedicto XVI en su Carta, «no está contemplada en la normalidad de la
vida de la Iglesia». También entre las líneas de esta última Nota de la
Santa Sede se vislumbra la ley suprema de la “salus animarum”, la
salvación de las almas, y la intención de cooperar por la unidad de las
comunidades católicas chinas, según una mirada evangélica que
manifiesta cercanía y comprensión por lo que han vivido y están viviendo
los fieles en China. En su Mensaje del 26 de septiembre de 2018 a los
católicos chinos, el Papa FRANCISCO había expresado «sentimientos de
gratitud al Señor y de sincera admiración — que es la admiración de toda
la Iglesia católica — por el don de vuestra fidelidad, de la constancia
en la prueba, de la arraigada confianza en la Providencia divina,
también cuando ciertos acontecimientos se demostraron particularmente
adversos y difíciles».
Finalmente, hay que decir con claridad: no hay ingenuidad
en las Orientaciones Pastorales. La Santa Sede es consciente de las
limitaciones y de las “presiones intimidatorias” que sufren muchos
católicos chinos, pero quiere demostrar que se puede mirar hacia
adelante y caminar sin desviarse de los principios fundamentales de la
comunión eclesial. Es la diligencia del Papa la que permite anclar estas
Orientaciones sobre la esperanza cristiana, siguiendo al Espíritu que
impulsa a la Iglesia a escribir una página nueva.