CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 17 de junio de 2019).- Instrumentum laboris de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los Obispos (6-27 octubre 2019)
AMAZONÍA:
NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL
INSTRUMENTUM LABORIS
INDICE
INTRODUCCIÓN
PARTE I:
LA VOZ DE LA AMAZONÍA
Capítulo I: Vida
Amazonía, fuente de vida
Vida en abundancia
El “buen vivir”
Vida amenazada
Defender la vida, enfrentar la explotación
Clamor por vivir
Capítulo II: Territorio
Territorio, vida y revelación de Dios
Un territorio en donde todo está conectado
La belleza y la amenaza del territorio
Territorio de esperanza y del “buen vivir”
Capítulo III: Tiempo (Kairós)
Tiempo de gracia
Tiempo de inculturación e interculturalidad
Tiempo de desafíos graves y urgentes
Tiempo de esperanza
Capítulo IV: Diálogo
Nuevos caminos de diálogo
Diálogo y misión
Diálogo con los pueblos amazónicos
Diálogo y aprendizaje
Diálogo y resistencia
Conclusión
PARTE II:
ECOLOGÍA INTEGRAL: EL CLAMOR DE LA TIERRA Y DE LOS POBRES
Capítulo I: Destrucción extractivista
El clamor amazónico
Ecología integral
Ecología integral en la Amazonía
No a la destrucción de la Amazonía
Sugerencias
Capítulo II: Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV): amenazas y protección
Pueblos en las periferias
Pueblos vulnerables
Sugerencias
Capítulo III: Migración
Pueblos amazónicos en salida
Causantes de la migración
Consecuencias de la migración
Sugerencias
Capítulo IV: Urbanización
Urbanización de la Amazonía
Cultura urbana
Desafíos urbanos
Sugerencias
Capítulo V: Familia y comunidad
Las familias amazónicas
Cambios sociales y vulnerabilidad familiar
Sugerencias
Capítulo VI: Corrupción
Corrupción en la Amazonía
Flagelo moral estructural
Sugerencias
Capítulo VII: La cuestión de la Salud Integral
Salud en la Amazonía
Valorización y profundización de las medicinas tradicionales
Sugerencias
Capítulo VIII: Educación Integral
Una Iglesia sinodal: discípula y maestra
Educación como encuentro
Educación en una ecología integral
Sugerencias
Capítulo IX: La conversión ecológica
Cristo nos llama a la conversión (cf. Mc 1,15)
Conversión integral
Conversión eclesial en la Amazonía
Sugerencias
PARTE III:
IGLESIA PROFÉTICA EN LA AMAZONÍA: DESAFÍOS Y ESPERANZAS
Capítulo I: Iglesia con rostro amazónico y misionero
Un rostro rico en expresiones
Un rostro local con dimensión universal
Un rostro desafiante ante las injusticias
Un rostro inculturado y misionero
Capítulo II: Desafíos de la inculturación y la interculturalidad
En camino hacia una iglesia con rostro amazónico e indígena
Sugerencias
La evangelización en las culturas
Sugerencias
Capítulo III: La celebración de la fe: una liturgia inculturada
Sugerencias
Capítulo IV: La organización de las comunidades
La cosmovisión de los indígenas
Distancias geográficas y pastorales
Sugerencias
Capítulo V: La evangelización en las ciudades
Misión urbana
Desafíos urbanos
Sugerencias
Capítulo VI: Diálogo ecuménico e interreligioso
Sugerencias
Capítulo VII: Misión de los medios de comunicación
Medios, ideologías y culturas
Medios de la Iglesia
Sugerencias
Capítulo VIII: El rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral
Iglesia en salida
Iglesia en escucha
Iglesia y poder
Sugerencias
CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
“El Sínodo de los Obispos debe convertirse cada vez más en un
instrumento privilegiado para escuchar al Pueblo de Dios: «Pidamos ante
todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales, el don de la escucha:
escucha de Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escucha
del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama»” (EC, 6)
1. El Papa Francisco anunció el día 15 de octubre de 2017 la
convocatoria de un Sínodo Especial para la Amazonía, iniciando un
proceso de escucha sinodal que comenzó en la misma Región Amazónica con
su visita a Puerto Maldonado (19/01/2018). Este Instrumentum Laboris es fruto de ese largo proceso que incluye la redacción del Documento Preparatorio para el Sínodo en junio de 2018; y una amplia encuesta a las comunidades amazónicas[1].
2. La Iglesia tiene nuevamente hoy la oportunidad de ser oyente en
esta zona donde tanto está en juego. La escucha implica reconocer la
irrupción de la Amazonía como un nuevo sujeto. Este nuevo sujeto, que no
ha sido considerado suficientemente en el contexto nacional o mundial
ni en la vida de la Iglesia, ahora es un interlocutor privilegiado.
3. Pero la escucha no es nada fácil. Por un lado, la síntesis de las
respuestas al cuestionario de parte de las Conferencias Episcopales y de
las comunidades resultará siempre incompleta e insuficiente. Por otro,
la tendencia a homologar los contenidos y propuestas requiere un proceso
de conversión ecológica y pastoral para dejarse interpelar seriamente
por las periferias geográficas y existenciales (cf. EG 20). Este proceso
tiene que continuar durante y después del Sínodo, como un elemento
central de la futura vida de la Iglesia. La Amazonía clama por una
respuesta concreta y reconciliadora.
4. El Instrumentum laboris consta de tres partes: la primera, el ver-escuchar, se titula La voz de la Amazonía y tiene la finalidad de presentar la realidad del territorio y de sus pueblos. En la segunda parte, Ecología integral: el clamor de la tierra y de los pobres se recoge la problemática ecológica y pastoral, y en la tercera parte, Iglesia Profética en la Amazonía: desafíos y esperanzas, la problemática eclesiológica y pastoral.
5. De este modo, la escucha de los pueblos y de la tierra por parte
de una Iglesia llamada a ser cada vez más sinodal, comienza por tomar
contacto con la realidad contrastante de una Amazonía llena de vida y
sabiduría. Continúa con el clamor provocado por la deforestación y la
destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral.
Y concluye con el encuentro con las culturas que inspiran los nuevos
caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y
profética a través de una conversión pastoral. Siguiendo la propuesta
de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el documento se estructura en
base a las tres conversiones a las que nos invita el Papa Francisco: la
conversión pastoral a la que nos llama a través de la Exhortación
Apostólica Evangelii gaudium (ver-escuchar); la conversión ecológica a través de la Encíclica Laudato sì que orienta el rumbo (juzgar-actuar); y la conversión a la sinodalidad eclesial mediante la Constitución Apostólica Episcopalis Communio que
estructura el caminar juntos (juzgar-actuar). Todo ello en un proceso
dinámico de escucha y discernimiento de los nuevos caminos por los que
la Iglesia en la Amazonía anunciará el Evangelio de Jesucristo en los
próximos años.
PARTE I
LA VOZ DE LA AMAZONÍA
“Está bien que ahora sean ustedes mismos quienes se autodefinan
y nos muestren su identidad. Necesitamos escucharles” (Fr.PM)
6. La evangelización en América Latina fue un don de la Providencia
que llama a todos a la salvación en Cristo. A pesar de la colonización
militar, política y cultural, y más allá de la avaricia y la ambición de
los colonizadores, hubo muchos misioneros que entregaron su vida para
transmitir el Evangelio. El sentido misional no sólo inspiró la
formación de comunidades cristianas, sino también una legislación como
las Leyes de Indias que protegían la dignidad de los indígenas contra
los atropellos de sus pueblos y territorios. Tales abusos produjeron
heridas en las comunidades y opacaron el mensaje de la Buena Nueva;
frecuentemente el anuncio de Cristo se realizó en connivencia con los
poderes que explotaban los recursos y oprimían a las poblaciones.
7. Hoy día la Iglesia tiene la oportunidad histórica de diferenciarse
netamente de las nuevas potencias colonizadoras escuchando a los
pueblos amazónicos para poder ejercer con transparencia su rol
profético. La crisis socio ambiental abre nuevas oportunidades para
presentar a Cristo en toda su potencialidad liberadora y humanizadora.
Este primer capítulo se estructura en torno a cuatro conceptos claves
íntimamente relacionados: vida, territorio, tiempo, diálogo, donde se
encarna la Iglesia con rostro amazónico y misionero.
Capítulo I
Vida
“Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud” (Jn 10,10)
Amazonía, fuente de vida
8. Este Sínodo se desenvuelve en torno a la vida: la vida del
territorio amazónico y de sus pueblos, la vida de la Iglesia, la vida
del planeta. Tal como lo reflejan las consultas a las comunidades
amazónicas, la vida en la Amazonía se identifica, entre otras cosas, con
el agua. El río Amazonas es como una arteria del continente y
del mundo, fluye como venas de la flora y fauna del territorio, como
manantial de sus pueblos, de sus culturas y de sus expresiones
espirituales. Como en Edén (Gn 2,6) el agua es fuente de vida, pero
también conexión entre sus diferentes manifestaciones de vida, en la que
todo está conectado (cf LS, 16, 91, 117, 138, 240). “El río no nos
separa, nos une, nos ayuda a convivir entre diferentes culturas y
lenguas”.[2]
9. La cuenca del río Amazonas y los bosques tropicales que la
circundan nutren los suelos y regulan, a través del reciclado de
humedad, los ciclos del agua, energía y carbono a nivel planetario. Sólo
el río Amazonas arroja cada año en el océano Atlántico el 15% del total
de agua dulce del planeta.[3] Por
ello la Amazonía es esencial para la distribución de las lluvias en
otras regiones remotas de América del Sur y contribuye a los grandes
movimientos de aire alrededor del planeta. También nutre la naturaleza,
la vida y culturas de miles de comunidades indígenas, campesinos,
afro-descendientes, ribereños y de las ciudades. Pero cabe destacar que,
según expertos internacionales, la Amazonía es la segunda área más
vulnerable del planeta, después del Ártico, en relación con el cambio
climático de origen antropogénico.
10. El territorio de la Amazonía comprende parte de Brasil, Bolivia,
Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Suriname y Guayana Francesa
en una extensión de 7,8 millones de kilómetros cuadrados, en el corazón
de América del Sur. Los bosques amazónicos cubren aproximadamente 5,3
millones de km2, lo que representa el 40% del área de bosque
tropical global. Esto es apenas el 3,6% del área de tierras emergidas de
la tierra, que ocupan unos 149 millones de kilómetros cuadrados, o sea,
cerca del 30% de la superficie de nuestro planeta. El territorio
amazónico contiene una de las biosferas geológicamente más ricas y
complejas del planeta. La sobreabundancia natural de agua, calor y
humedad hace que los ecosistemas de la Amazonía alberguen alrededor del
10 al 15% de la biodiversidad terrestre, almacenen entre 150 mil y 200
mil millones de toneladas de carbono cada año.
Vida en abundancia
11. Jesús ofrece una vida en plenitud (cf. Jn 10,10), una vida plena de Dios, vida salvífica (zōē), que comienza en la creación y se manifiesta ya en lo más elemental de la vida (bios).
En la Amazonía, ella se refleja en su abundante bio-diversidad y
culturas. Es decir, una vida plena e íntegra, una vida que canta, un
canto a la vida, como el canto de los ríos. Es una vida que danza y que
representa la divinidad y nuestra relación con ella. “Nuestro servicio
pastoral”, como lo afirmaron los Obispos en Aparecida, es un servicio “a
la vida plena de los pueblos indígenas [que] exige anunciar a
Jesucristo y la Buena Nueva del Reino de Dios, denunciar las situaciones
de pecado, las estructuras de muerte, la violencia y las injusticias
internas y externas, fomentar el diálogo intercultural, interreligioso y
ecuménico” (DAp. 95). A la luz de Jesucristo el Viviente (cf. Ap 1,18),
plenitud de la revelación (cf. DV 2), discernimos tal anuncio y
denuncia.
El “buen vivir”
12. La búsqueda de los pueblos indígenas amazónicos de la vida en
abundancia, se concreta en lo que ellos llaman el “buen vivir”.[4]
Se trata de vivir en “armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los
seres humanos y con el ser supremo, ya que hay una inter-comunicación
entre todo el cosmos, en donde no hay excluyentes ni excluidos, y que
entre todos podamos forjar un proyecto de vida plena”.[5]
13. Tal comprensión de la vida se caracteriza por la conectividad y
armonía de relaciones entre el agua, el territorio y la naturaleza, la
vida comunitaria y la cultura, Dios y las diversas fuerzas espirituales.
Para ellos, “buen vivir” es comprender la centralidad del carácter
relacional-trascendente de los seres humanos y de la creación, y supone
un “buen hacer”. No se pueden desconectar las dimensiones materiales y
espirituales. Este modo integral se expresa en su propia manera de
organizarse, que parte de la familia y comunidad, y abraza un uso
responsable de todos los bienes de la creación. Algunos de ellos hablan
del caminar hacia la “tierra sin males” o en busca de “la loma santa”,
imágenes que reflejan el movimiento y la noción comunitaria de la
existencia.
Vida amenazada
14. Pero la vida en la Amazonía está amenazada por la destrucción y
explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos
humanos básicos de la población amazónica. En especial la violación de
los derechos de los pueblos originarios, como ser el derecho al
territorio, a la auto-determinación, a la demarcación de los
territorios, y a la consulta y consentimiento previos. Según las
comunidades participantes de esta escucha sinodal, la amenaza a la vida
proviene de intereses económicos y políticos de los sectores dominantes
de la sociedad actual, en especial de empresas extractivas, muchas veces
en connivencia, o con la permisividad de los gobiernos locales,
nacionales y autoridades tradicionales (de los mismos indígenas). Como
afirma el papa Francisco, quienes persiguen tales intereses parecieran
estar desconectados o ser indiferentes a los gritos de los pobres y de
la tierra (cf. LS 49, 91).
15. Según surge de las múltiples consultas realizadas en muchas de
las regiones amazónicas, las comunidades consideran que la vida en la
Amazonía está sobre todo amenazada por: (a) la criminalización y
asesinato de líderes y defensores del territorio; (b) apropiación y
privatización de bienes de la naturaleza, como la misma agua; (c)
concesiones madereras legales e ingreso de madereras ilegales; (d) caza y
pesca predatorias, principalmente en ríos; (e) mega-proyectos:
hidroeléctricas, concesiones forestales, tala para producir
monocultivos, carreteras y ferrovías, proyectos mineros y petroleros;
(f) contaminación ocasionadas por toda la industria extractiva que
produce problemas y enfermedades, sobre todo a los niños/as y jóvenes;
(g) narcotráfico; (h) los consecuentes problemas sociales asociados a
estas amenazas como alcoholismo, violencia contra la mujer, trabajo
sexual, tráfico de personas, pérdida de su cultura originaria y de su
identidad (idioma, prácticas espirituales y costumbres), y toda
condición de pobreza a las que están condenados los pueblos del amazonia
(cf. Fr.PM).
16. En la actualidad, el cambio climático y el aumento de la
intervención humana (deforestación, incendios y cambios en el uso de
suelo) están conduciendo la Amazonía hacia un punto de no retorno, con
altas tasas de deforestación, desplazamiento forzado de la población, y
contaminación, poniendo en riesgo sus ecosistemas y ejerciendo presión
sobre las culturas locales. Umbrales de 4oC de calentamiento o
una deforestación del 40% son “puntos de inflexión” del bioma amazónico
hacia la desertificación, lo cual significa una transición a un nuevo
estado biológico generalmente irreversible. Y es preocupante que hoy en
día estamos ya entre el 15 y el 20% de deforestación.
Defender la vida, enfrentar la explotación
17. Las comunidades consultadas también han enfatizado el vínculo
entre la amenaza a la vida biológica y la vida espiritual, es decir, una
amenaza integral. Los impactos provocados por la destrucción múltiple
de la cuenca panamazónica generan un desequilibrio del territorio local y
global, en las estaciones y en el clima. Esto afecta, entre otras
cosas, la dinámica de fertilidad y reproducción de la fauna y flora, y a
su vez a todas las comunidades amazónicas. Por ejemplo, la destrucción y
contaminación natural afectan a la producción, al acceso y a la calidad
de los alimentos. Y en este sentido, para cuidar responsablemente la
vida y el “buen vivir”, es urgente enfrentarse a tales amenazas,
agresiones e indiferencias. El cuidado de la vida se opone a la cultura
del descarte, de la mentira, de la explotación y de la opresión. Al
mismo tiempo supone oponerse a una visión insaciable del crecimiento sin
límites, de la idolatría del dinero, a un mundo desvinculado (de sus
raíces, de su entorno), a una cultura de muerte. En síntesis, la defensa
de la vida implica la defensa del territorio, de sus recursos o bienes
naturales, pero también de la vida y la cultura de los pueblos, el
fortalecimiento de su organización, la exigibilidad plena de sus
derechos, y la posibilidad de ser escuchados. En palabras de los mismos
indígenas: “nosotros indígenas de Guaviare (Colombia) somos-hacemos
parte de la naturaleza porque somos agua, aire, tierra y vida del medio
ambiente creado por Dios. Por lo tanto, pedimos que cesen los maltratos y
exterminio de la ‘Madre Tierra’. La tierra tiene sangre y se está desangrando, las multinacionales le han cortado las venas a nuestra ‘Madre Tierra’. Queremos que nuestro clamor indígena sea escuchado por todo el mundo”.[6]
Clamor por vivir
18. Amenazas y agresiones a la vida generan clamores, tanto de los
pueblos como de la tierra. Partiendo de estos clamores como lugar
teológico (desde dónde pensar la fe), se pueden iniciar caminos de
conversión, de comunión y de diálogo, caminos del Espíritu, de
abundancia y del “buen vivir”. La imagen de la vida y del “buen vivir”
como “camino a la loma santa” implica una comunión con los co-peregrinos
y con la naturaleza en su conjunto, es decir, un camino de integración
con la abundancia de la vida, con la historia y con el porvenir. Estos
nuevos caminos se hacen necesarios ya que las grandes distancias
geográficas y la mega-diversidad cultural de la Amazonía son realidades
aún no resueltas en el ámbito pastoral. Los nuevos caminos se basan “en
relaciones interculturales donde la diversidad no significa amenaza, no
justifica jerarquías de poder de unos sobre otros, sino diálogo desde
visiones culturales diferentes, de celebración, de interrelación y de
reavivamiento de la esperanza” (DAp. 97).
Capítulo II
Territorio
“Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es sagrado” (Ex 3,5)
Territorio, vida y revelación de Dios
19. En la Amazonía, la vida está inserta, ligada e integrada al
territorio, que como espacio físico vital y nutricio, es posibilidad,
sustento y límite de la vida. Además, podemos decir que la Amazonía - u
otro espacio territorial indígena o comunitario - no es solo un ubi (un espacio geográfico), sino que también es un quid,
es decir, un lugar de sentido para la fe o la experiencia de Dios en la
historia. El territorio es un lugar teológico desde donde se vive la
fe, es también una fuente peculiar de revelación de Dios. Esos espacios
son lugares epifánicos en donde se manifiesta la reserva de vida y de
sabiduría para el planeta, una vida y sabiduría que hablan de Dios. En
la Amazonía se manifiestan las “caricias de Dios” que se encarna en la
historia (cf. LS 84).
Un territorio en donde todo está conectado
20. Una mirada contemplativa, atenta y respetuosa a los hermanos y
hermanas, y también a la naturaleza - al hermano árbol, a la hermana
flor, a las hermanas aves, a los hermanos peces, y hasta a las
hermanitas pequeñas como las hormigas, las larvas, los hongos o los
insectos (cf. LS 233) - permite a las comunidades amazónicas descubrir
cómo todo está conectado, valorar cada creatura, ver el misterio de la
belleza de Dios revelándose en todas ellas (cf. LS 84, 88), y convivir
amigablemente.
21. En el territorio amazónico no existen partes que puedan subsistir
por sí solas y solo externamente relacionadas, sino más bien
dimensiones que constitutivamente existen en relación, formando un todo
vital. De allí que el territorio amazónico ofrezca una vital enseñanza
para comprender integralmente nuestras relaciones con los demás, con la
naturaleza, y con Dios, como plantea el papa Francisco (cf. LS 66).
La belleza y la amenaza del territorio
22. Al contemplar la hermosura del territorio amazónico descubrimos
la obra maestra de la creación del Dios de la Vida. Sus horizontes
inacabables de belleza sin límites son un canto, un himno al Creador.
“¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Vestido de majestad y esplendor,
envuelto en un manto de luz” (Sal 104(3),1-2). Su expresión de vida
múltiple es un mosaico del Dios que nos entrega una “herencia gratuita
que recibimos para proteger […] el espacio precioso de la
convivencia humana” y la responsabilidad compartida “para bien de todos”
(DAp. 471). El papa Francisco en Puerto Maldonado nos invita a defender
esta región amenazada, para preservarla y restaurarla para el bien de
todos, nos da esperanza en nuestras capacidades para construir el bien
común y la Casa Común.
23. La Amazonía hoy es una hermosura herida y deformada, un lugar de
dolor y violencia, como lo señalan elocuentemente los informes de las
Iglesias locales: “La selva no es un recurso para explotar, es un ser o
varios seres con quienes relacionarse”.[7] “Nos duele la destrucción de la naturaleza, la destrucción de la selva, de la vida, nuestros hijos y las futuras generaciones”.[8]
La destrucción múltiple de la vida humana y ambiental, las enfermedades
y contaminación de ríos y tierras, la tala y quema de árboles, la
pérdida masiva de la biodiversidad, la desaparición de especies (más de
un millón de los ocho millones animales y vegetales a riesgo)[9],
constituyen una cruda realidad que nos interpela a todos. Cunde la
violencia, el caos y la corrupción. El territorio se ha convertido en un
espacio de desencuentros y exterminio de pueblos, culturas y
generaciones. Hay quienes se ven forzados a salir de su tierra; muchas
veces caen en las redes de las mafias, del narcotráfico y de la trata de
personas (en su mayoría mujeres), del trabajo y la prostitución
infantil.[10] Es una realidad trágica
y compleja, que se sitúa al margen de la ley y del derecho. El grito de
dolor de la Amazonía es un eco del grito del pueblo esclavizado en
Egipto al que Dios no abandona: “¡He visto la opresión de mi pueblo en
Egipto, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus
angustias! Voy a bajar para librarlo del poder de los egipcios” (Ex. 3,
7-8).
Territorio de esperanza y del “buen vivir”
24. La Amazonía es el lugar de la propuesta del “buen vivir”, de
promesa y de esperanza para nuevos caminos de vida. La vida en la
Amazonía está integrada y unida al territorio, no hay separación ni
división entre las partes. Esta unidad comprende toda la existencia: el
trabajo, el descanso, las relaciones humanas, los ritos y las
celebraciones. Todo se comparte, los espacios privados - típicos de la
modernidad - son mínimos. La vida es un camino comunitario donde las
tareas y las responsabilidades se dividen y se comparten en función del
bien común. No hay lugar para la idea de individuo desligado de la
comunidad o de su territorio.
25. La vida de las comunidades amazónicas aún no afectadas por el
influjo de la civilización occidental, se refleja en la creencia y en
los ritos sobre el actuar de los espíritus, de la divinidad – llamada de
múltiples maneras – con y en el territorio, con y en relación a la
naturaleza. Esta cosmovisión se recoge en el ‘mantra’ de Francisco: “todo está conectado” (LS 16, 91, 117, 138, 240).
26. La integración de la creación, de la vida considerada como una
totalidad que abarca toda la existencia, es la base de la cultura
tradicional que se transmite de generación en generación a través de la
escucha de la sabiduría ancestral, reserva viva de la espiritualidad y
cultura indígena. Dicha sabiduría inspira el cuidado y respeto por la
creación, con conciencia clara de sus límites, prohibiendo su abuso.
Abusar de la naturaleza es abusar de los ancestros, de los hermanos y
hermanas, de la creación, y del Creador, hipotecando el futuro.
27. Tanto las cosmovisiones amazónicas como la cristiana se
encuentran en crisis por la imposición del mercantilismo, la
secularización, la cultura del descarte y la idolatría del dinero (cf.
EG 54-55). Esta crisis afecta sobre todo a los jóvenes y los contextos
urbanos que pierden las sólidas raíces de la tradición.
Capítulo III
Tiempo (Kairós)
“En el tiempo favorable te escuché; en el día de la salvación te ayudé” (Is 49,8; 2Cor 6, 2)
Tiempo de gracia
28. La Amazonía está viviendo un momento de gracia, un Kairós.
El Sínodo de la Amazonía es un signo de los tiempos donde el Espíritu
Santo abre nuevos caminos que discernimos a través de un diálogo
recíproco entre todo el pueblo de Dios. El diálogo ya comenzó hace
tiempo, desde los más pobres, desde abajo hacia arriba asumiendo que
“todo proceso de construcción es lento y difícil. Comprende el desafío
de romper el propio espacio y abrirse para un trabajo en conjunto, vivir
la cultura del encuentro, […] construir una iglesia hermana”.[11]
29. Los pueblos amazónicos originarios tienen mucho que enseñarnos.
Reconocemos que desde hace miles de años ellos cuidan de su tierra, el
agua y el bosque, y han logrado hasta hoy preservarlos para que la
humanidad pueda beneficiarse del gozo de los dones gratuitos de la
creación de Dios. Los nuevos caminos de evangelización han de
construirse en diálogo con estas sabidurías ancestrales en las que se
manifiestan semillas del Verbo.
Tiempo de inculturación e interculturalidad
30. La Iglesia de la Amazonía ha marcado con experiencias
significativas su presencia de manera original, creativa e inculturada.
Su programa evangelizador no corresponde a una mera estrategia ante las
llamadas de la realidad, es la expresión de un camino que responde al Kairós
que impulsa al pueblo de Dios a acoger su Reino en estas
bio-socio-diversidades. La Iglesia se hizo carne montando su tienda - su
“tapiri” - en la Amazonía.[12] Se
confirma así un caminar que comenzó con el Concilio Vaticano II para
toda la Iglesia, encontró su reconocimiento en el Magisterio
Latinoamericano desde Medellín (1968) y se concretó para la Amazonía en
Santarém (1972).[13] Desde entonces
la Iglesia continúa buscando inculturar la Buena Nueva ante los desafíos
del territorio y de sus pueblos en un diálogo intercultural. La
diversidad original que ofrece la región amazónica – biológica,
religiosa y cultural – evoca un nuevo Pentecostés.
Tiempo de desafíos graves y urgentes
31. El acelerado fenómeno de la urbanización, la expansión de la
frontera agrícola por agronegocios y aún el abuso de los bienes
naturales llevado a cabo por los mismos pueblos amazónicos se añaden a
los ya mencionados grandes agravios. La explotación de la naturaleza y
de los pueblos amazónicos (indígenas, mestizos, caucheros, ribereños e
incluso de los que viven en las ciudades), provoca una crisis de
esperanza.
32. Los procesos migratorios de los últimos años también han
acentuado los cambios religiosos y culturales de la región. Frente a los
rápidos procesos de transformación, la Iglesia ha dejado de ser el
único punto de referencia para la toma de decisiones. Además, la nueva
vida en la ciudad no siempre hace posible los sueños y aspiraciones,
sino que muchas veces desorienta y abre espacios para mesianismos
transitorios, desconectados, alienantes y vacíos de sentido.
Tiempo de esperanza
33. En contraste con esta realidad, el Sínodo de la Amazonía se
convierte así en un signo de esperanza para el pueblo amazónico y para
toda la humanidad. Es una gran oportunidad para que la Iglesia pueda
descubrir la presencia encarnada y activa de Dios: en las más diversas
manifestaciones de la creación; en la espiritualidad de los pueblos
originarios; en las expresiones de la religiosidad popular; en las
diferentes organizaciones populares que resisten a los grandes
proyectos; y en la propuesta de una economía productiva, sostenible y
solidaria que respeta la naturaleza. En los últimos años la misión de la
Iglesia se ha realizado en alianza con las aspiraciones y luchas por la
vida y el respeto a la naturaleza de los pueblos amazónicos y sus
propias organizaciones.
34. Por la fuerza del Espíritu Santo, la Iglesia, identificada con
esta historia de cruz y resurrección, quiere aprender, dialogar y
responder con esperanza y alegría a los signos de los tiempos junto a
los pueblos de la Amazonía. Esperamos que tal aprendizaje, diálogo y
co-responsabilidad, puedan extenderse también a todos los rincones del
planeta que aspiran a la plenitud integral de la vida en todos los
sentidos. Creemos que este Kairós de la Amazonía, como tiempo de
Dios, convoca y provoca, es un tiempo de gracia y liberación, de memoria
y de conversión, de desafíos y de esperanza.
Capítulo IV
Diálogo
“Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen” (Mc 8, 18)
Nuevos caminos de diálogo
35. El Papa Francisco nos plantea la necesidad de una nueva mirada
que abra caminos de diálogo que nos ayuden a salir de la senda de la
autodestrucción de la actual crisis socio-ambiental.[14]
Refiriéndose a la Amazonía, el Papa considera que es “imprescindible
realizar… un diálogo intercultural en el cual [los pueblos indígenas]
sean los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en
grandes proyectos que afecten a sus espacios. El reconocimiento y el
diálogo será el mejor camino para transformar las históricas relaciones
marcadas por la exclusión y la discriminación” (Fr.PM). Este diálogo
local con el cual la Iglesia quiere implicarse, está al servicio de la
vida y del “futuro del planeta” (LS 14).
Diálogo y misión
36. Como la Amazonía es un mundo pluriétnico, pluricultural y
plurireligioso (cf. DAp. 86), la comunicación, y por tanto la
evangelización, requiere encuentros y convivencias que favorezcan el
diálogo. Lo contrario del diálogo es la falta de escucha y la imposición
que impiden encontrarnos, comunicarnos, y, por tanto, convivir. Jesús
fue un hombre de diálogo y de encuentro. Así lo vemos “con la mujer
samaritana, en el pozo donde buscaba saciar su sed (cf. Jn 4,7-26)” (EG
72); “apenas salió de su diálogo con Jesús”, la samaritana regresó a su
pueblo, “se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en
Jesús «por la palabra de la mujer» (Jn 4,39)” (EG 120). Fue capaz de
dialogar y amar más allá de la particularidad de su herencia religiosa
samaritana. La evangelización así se realiza en la vida ordinaria de
Samaría, en la Amazonía, en todo el mundo. El diálogo es una
comunicación gozosa “entre los que se aman” (EG 142).
37. Desde su encarnación, el encuentro con Jesucristo se ha producido
siempre en el horizonte de un diálogo cordial, histórico y
escatológico. Esto se realiza en los diferentes escenarios del mundo
plural y entrelazado de la Amazonía. Abarca las relaciones políticas con
los Estados, sociales con las comunidades, culturales con las
diferentes formas de vivir, y ecológicas con la naturaleza y consigo
mismo. El diálogo busca el intercambio, el consenso y la comunicación,
los acuerdos y las alianzas, "pero sin perder la cuestión de fondo”, es
decir, la "preocupación por una sociedad justa, capaz de memoria y sin
exclusión" (EG 239). Por ello el diálogo tiene siempre una opción
preferencial por los pobres, marginados y excluidos. Las causas de la
justicia y de la alteridad, son causas del Reino de Dios. No defendemos
"un proyecto de unos pocos a unos pocos, o de una minoría ilustrada" (EG
239). En el diálogo entretejemos "un acuerdo para vivir juntos, un
pacto social y cultural" (EG 239). Para este pacto, la Amazonía
representa un pars pro toto, un paradigma, una esperanza para el
mundo. El diálogo es el método que se ha de aplicar siempre para
alcanzar la buena vida de todos. Las grandes cuestiones de la humanidad
que surgen en la Amazonía no encontrarán soluciones a través de la
violencia o la imposición, sino a través del diálogo y la comunicación.
Diálogo con los pueblos amazónicos
38. Son los pueblos de la Amazonía, especialmente los pobres y los
culturalmente diferentes, los principales interlocutores y protagonistas
del diálogo. Ellos nos confrontan con la memoria del pasado y con las
heridas causadas durante largos períodos de colonización. Por ello el
papa Francisco pidió “humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la
propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios
durante la llamada conquista de América”.[15]
En este pasado la Iglesia a veces ha sido cómplice con los
colonizadores, ello sofocó la voz profética del Evangelio. Muchos de los
obstáculos a una evangelización dialógica y abierta a la alteridad
cultural, son de carácter histórico y se esconden detrás de ciertas
doctrinas petrificadas. El diálogo es un proceso de aprendizaje,
facilitado por la "apertura a la trascendencia" (EG 205) y obstaculizado
por las ideologías.
Diálogo y aprendizaje
39. Muchos pueblos amazónicos son constitutivamente dialógicos y
comunicativos. Existe un amplio y necesario campo de diálogo entre las
espiritualidades, credos y religiones amazónicas que exige una
aproximación cordial a las diversas culturas. El respeto de este espacio
no significa relativizar las propias convicciones, sino reconocer otros
caminos que buscan desentrañar el misterio inagotable de Dios. La
apertura no sincera al otro, así como una actitud corporativista, que
reserva la salvación exclusivamente al propio credo, son destructivas de
ese mismo credo. Así lo explicó Jesús al Doctor de la Ley en la
parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 30-37). El amor vivido en cualquier
religión agrada a Dios. “A través de un intercambio de dones, el
Espíritu puede llevarnos cada vez más a la verdad y al bien” (EG 246).
40. Un diálogo a favor de la vida está al servicio del “futuro del
planeta” (LS 14), de la transformación de mentalidades estrechas, de la
conversión de corazones endurecidos, y de compartir verdades con toda la
humanidad. Podríamos decir que el diálogo es pentecostal, como lo es el
nacimiento de la Iglesia, que camina en busca de su identidad hacia la
unidad en el Espíritu Santo. Descubrimos nuestra identidad desde el
encuentro con el otro, desde las diferencias y coincidencias que nos
muestran la inabarcabilidad de la realidad y del misterio de la
presencia de Dios.
Diálogo y resistencia
41. A menudo la disposición a dialogar encuentra resistencias. Los
intereses económicos y un paradigma tecnocrático repelen toda tentativa
de cambio. Sus partidarios están dispuestos a imponerse por la fuerza,
transgrediendo derechos fundamentales de las poblaciones en el
territorio, y las normas para la sustentabilidad y preservación de la
Amazonía. En esos casos las posibilidades de diálogo y encuentro son muy
reducidas hasta desaparecer en algunas situaciones. ¿Cómo reaccionar
frente a ello? Por una parte, será necesario indignarse, no de modo
violento, pero sí de modo firme y profético. Es la indignación de Jesús
contra los fariseos (cf. Mc 3,5; Mt 23) o contra el mismo Pedro (Mt
16,23), lo que Tomás de Aquino llamaba “santa indignación”, provocada
por las injusticias,[16] o asociada a
promesas incumplidas o traiciones de todo tipo. Un paso siguiente es el
de buscar acuerdos como lo sugiere el mismo Jesús (cf. Lc 14,31-32). Se
trata de entablar un diálogo posible y nunca permanecer indiferentes
ante las injusticias de la región o del mundo.[17]
42. Una Iglesia profética es aquella que escucha los gritos y cantos
de dolor y de júbilo. El canto revela las situaciones de los pueblos, al
mismo tiempo que inspira, e intuye posibilidades de solución y
transformación. Hay pueblos que cantan su historia y también su
presente, para que quien oye ese canto pueda vislumbrar, perfilar su
futuro. En síntesis, una Iglesia profética en la Amazonía es aquella que
dialoga, que sabe buscar acuerdos, y que, desde una opción por los
pobres y de su testimonio de vida, busca propuestas concretas en favor
de una ecología integral. Una Iglesia con capacidad de discernimiento y
audacia frente a los atropellos de los pueblos y a la destrucción de sus
territorios, que responda sin demora al clamor de la tierra y de los
pobres.
Conclusión
43. La vida en la Amazonía, entretejida por el agua, el territorio, y
las identidades y espiritualidades de sus pueblos, invita al diálogo y
al aprendizaje de su diversidad biológica y cultural. La Iglesia
participa y genera procesos de aprendizaje que abren caminos de una
formación permanente sobre el sentido de la vida integrada a su
territorio y enriquecida por sabidurías y experiencias ancestrales.
Tales procesos invitan a responder con honradez y estilo profético al
clamor por la vida de los pueblos y de la tierra amazónica. Ello implica
un renovado sentido de la misión de la Iglesia en la Amazonía que,
partiendo del encuentro con Cristo, sale al encuentro con el otro
iniciando procesos de conversión. En este contexto se abren nuevos
espacios para recrear ministerios adecuados a este momento histórico. Es
el momento de escuchar la voz de la Amazonía y de responder como
Iglesia profética y samaritana.
PARTE II
ECOLOGÍA INTEGRAL: EL CLAMOR DE LA TIERRA Y DE LOS POBRES
“Propongo que nos detengamos ahora a pensar
en los distintos aspectos de una ecología integral…
ambiental, económica y social” (LS, 137-8)
44. La segunda parte afronta los graves problemas causados por los
atentados contra la vida en el territorio amazónico. La agresión a esta
zona vital de la ‘Madre Tierra’ y a sus pobladores
amenaza su subsistencia, su cultura y su espiritualidad. Ello también
afecta la vida de la humanidad entera, de modo particular a los pobres,
los excluidos, los marginados, los perseguidos. La actual situación pide
urgentemente una conversión ecológica integral.
Capítulo I
Destrucción extractivista
“Hoy el pecado se manifiesta con toda su fuerza de destrucción en […] las diversas formas de violencia y maltrato, el abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza” (LS 66)
El clamor amazónico
45. “Probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan
estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora” (Fr.PM).
Los proyectos extractivos y agropecuarios que explotan
inconsideradamente la tierra están destruyendo este territorio (cf. LS
4, 146), que corre el riesgo de “sabanizarse”.[18]
La Amazonía está siendo disputada desde varios frentes. Uno responde a
los grandes intereses económicos, ávidos de petróleo, gas, madera, oro,
monocultivos agroindustriales, etc. Otro es el de un conservacionismo
ecológico que se preocupa del bioma pero ignora a los pueblos
amazónicos. Ambos producen heridas en la tierra y en sus pueblos:
“Estamos siendo afectados por los madereros, ganaderos y otros terceros.
Amenazados por actores económicos que implementan un modelo ajeno en
nuestros territorios. Las empresas madereras entran al territorio para
explotar el bosque, nosotros cuidamos el bosque para nuestros hijos,
tenemos la carne, pesca, remedios vegetales, árboles frutales […] La construcción de hidroeléctricas y el proyecto de hidrovías impacta sobre el río y sobre los territorios […] Somos una región de territorios robados.”[19]
46. Conforme las consultas realizadas, los clamores amazónicos
reflejan tres grandes causas de dolor: (a) la falta de reconocimiento,
demarcación y titulación de los territorios de los indígenas que son
parte integral de sus vidas; (b) la invasión de los grandes proyectos
llamados de “desarrollo”, pero que en realidad destruyen territorios y
pueblos (Ej.: hidroeléctricas, minería - legal e ilegal -, asociada a
los garimpeiros ilegales [mineros informales que extraen el oro],
hidrovías -que amenazan los principales afluentes del Río Amazonas-,
actividades hidrocarburíferas, actividades pecuarias, deforestación,
monocultivo, agroindustria y grilagem [apropiación de tierras
valiéndose de documentación falsa] de tierra). Muchos de estos proyectos
destructivos en nombre del progreso son apoyados por los gobiernos
locales, nacionales y extranjeros; y (c) la contaminación de sus ríos,
de su aire, de sus suelos, de sus bosques y el deterioro de su calidad
de vida, culturas y espiritualidades. Por ello “hoy no podemos dejar de
reconocer queun verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49). Esto es lo que el papa Francisco llama ecología integral.
Ecología integral
47. La ecología integral se basa en el reconocimiento de la
relacionalidad como categoría humana fundamental. Ello significa que nos
desarrollamos como seres humanos en base a nuestras relaciones con
nosotros mismos, con los demás, con la sociedad en general, con la
naturaleza/ambiente, y con Dios. Esta integralidad vincular fue
sistemáticamente enfatizada durante las consultas a las comunidades
amazónicas.
48. La encíclica Laudato Si’ (nn. 137-142),
introduce este paradigma relacional de la ecología integral como
articulación fundamental de los vínculos que hacen posible un verdadero
desarrollo humano. Los seres humanos somos parte de los ecosistemas que
facilitan las relaciones dadoras de vida a nuestro planeta, por lo que
el cuidado de dichos ecosistemas es esencial. Y es fundamental tanto
para promover la dignidad de la persona humana y el bien común de la
sociedad, como para el cuidado ambiental. La noción de ecología integral
ha resultado iluminadora para las distintas miradas que abordan la
complejidad de la interacción entre lo ambiental y lo humano, entre el
manejo de los bienes de la creación y las propuestas de desarrollo y
evangelización.
Ecología integral en la Amazonía
49. Para cuidar la Amazonía, las comunidades aborígenes son
indispensables interlocutores, pues son precisamente ellos quienes
normalmente mejor cuidan sus territorios (cf. LS 149). De allí que, al
comienzo del proceso sinodal, el papa Francisco, en su primera visita a
tierras amazónicas, se dirigió a los líderes indígenas locales
diciéndoles: “he querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar
juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes
reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la
tierra y defensa de las culturas” (Fr.PM). Las comunidades amazónicas
comparten esta perspectiva de la integralidad ecológica: “Toda la
actividad de la iglesia en la Amazonía debe partir de la integralidad
del ser humano (vida, territorio y cultura)”.[20]
50. Ahora bien, para promover una ecología integral en la vida
cotidiana de la Amazonía, es preciso comprender también la noción de
justicia y comunicación inter-generacional, que comprende la transmisión
de la experiencia ancestral, cosmologías, espiritualidades y teologías
de los pueblos indígenas, en torno al cuidado de la Casa Común.[21]
“En la lucha debemos confiar en la fuerza de Dios, porque la creación
es de Dios, porque Dios continúa la obra. La lucha de nuestros
antepasados para luchar por estos ríos, por nuestros territorios para
luchar por un mundo mejor para nuestros hijos”.[22]
No a la destrucción de la Amazonía
51. En concreto, el clamor amazónico nos habla de luchas contra
quienes quieren destruir la vida concebida integralmente. Estos últimos
son guiados por un modelo económico vinculado a la producción, la
comercialización y el consumo, donde se prioriza la maximización del
lucro sobre las necesidades humanas y ambientales. Es decir, son luchas
contra quienes no respetan los derechos humanos y de la naturaleza en la
Amazonía.
52. Otro atentado contra los derechos humanos es la penalización de
las protestas contra la destrucción del territorio y de sus comunidades,
ya que algunas leyes de la región las califican de “ilegales”.[23]
Otro abuso es el rechazo generalizado por parte de los estados a
respetar el derecho de consulta y consentimiento previo a los grupos
indígenas y locales antes de establecer concesiones y contratos de
explotación territorial, aunque tal derecho esté explícitamente
reconocido por la Organización Internacional del Trabajo: "Los pueblos
interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades
en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste
afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a
las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en
la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y
cultural”,[24] y por algunas constituciones de países amazónicos.
53. El drama de los habitantes de la Amazonía no sólo se manifiesta
en la pérdida de sus tierras por el desplazamiento forzado, sino también
en ser víctimas de la seducción del dinero, los sobornos y la
corrupción por parte de los agentes del modelo tecno-económico de la
“cultura del descarte” (cf. LS 22), especialmente en los jóvenes. La
vida está ligada e integrada al territorio, por ello la defensa de la
vida es defensa del territorio, no existe separación entre ambos
aspectos. Este es el reclamo que se repite en las escuchas “nos están
quitando nuestra tierra, ¿a dónde iremos?” Porque quitar este derecho es
quedarse sin posibilidades de defenderse frente a los que amenazan su
subsistencia.
54. La tala masiva de árboles, el exterminio del bosque tropical por
incendios forestales intencionados, la expansión de la frontera agrícola
y los monocultivos son causa de los actuales desequilibrios regionales
del clima, con efectos evidentes en el clima global, con dimensiones
planetarias tales como las grandes sequías e inundaciones cada vez más
frecuentes. El Papa Francisco menciona las cuencas del Amazonas y el
Congo como ‘el pulmón del mundo’, subrayando la urgencia de protegerlas (LS 38).
55. En el libro del Génesis la creación se presenta como
manifestación de la vida, sustento, posibilidad y límite. En el primer
relato (Gn 1,1-2,4ª) el ser humano es invitado a relacionarse con la
creación del mismo modo como lo hace Dios. El segundo relato (Gn
2,4b-25) profundiza esta perspectiva con el mandato de “cultivar” (en
hebreo también significa “servir”) y “guardar” (actitud de protección y
amor) el jardín (Gn 2,15). “Esto implica una relación de reciprocidad
responsable entre el ser humano y la naturaleza” (LS 67) que supone
asumir el límite propio de la creaturalidad y por tanto una actitud de
humildad puesto que no somos dueños absolutos (Gn 3,3).
Sugerencias
56. El desafío que se presenta es grande: ¿Cómo recuperar el
territorio amazónico, rescatarlo de la degradación neocolonialista y
devolverle su sano y auténtico bienestar? Le debemos a las comunidades
aborígenes el cuidado y el cultivo de la Amazonía desde hace miles de
años. En su sabiduría ancestral han cultivado la convicción que toda la
creación está conectada, lo cual merece nuestro respeto y
responsabilidad. La cultura de la Amazonía, que integra los seres
humanos con la naturaleza, se constituye en un referente para construir
un nuevo paradigma de la ecología integral. La Iglesia debería asumir en
su misión el cuidado de la Casa Común:
a) Proponiendo líneas de acción institucionales que promuevan el respeto del ambiente.
b) Proyectando programas de formación formales e informales sobre el
cuidado de la Casa Común para sus agentes pastorales y sus fieles,
abiertos a toda la comunidad en “un esfuerzo de concientización de la
población” (LS 214) en base a los cap. V y VI de la Encíclica Laudato sì.
c) Denunciando la violación de los derechos humanos y la destrucción extractivista.
Capítulo II
Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV): amenazas y protección
“Estoy pensando en los [...] pueblos indígenas en aislamiento voluntario (PIAV).
Sabemos que son los más vulnerables de entre los vulnerables” (Fr.PM)
Pueblos en las periferias
57. En el territorio de la Amazonía existen, según datos de
instituciones especializadas de la Iglesia (Ej. CIMI) y otras, entre 110
y 130 distintos Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario o “pueblos
libres”. Ellos viven al margen de la sociedad o en contacto esporádico
con ella. No conocemos sus nombres propios, idiomas o culturas. Por eso
también los llamamos “pueblos aislados”, “libres”, “autónomos” o
“pueblos sin contacto”. Estos pueblos viven en profunda conexión con la
naturaleza. Muchos de ellos han elegido aislarse por haber sufrido
traumas anteriores; otros han sido forzados violentamente por la
explotación económica de la Amazonía. Los PIAV resisten al actual modelo
de desarrollo económico depredador, genocida y ecocida, optando por el
cautiverio para vivir en libertad (cf. Fr.PM).
58. Algunos “pueblos aislados” habitan en tierras exclusivamente
indígenas, otros en tierras indígenas compartidas con los “pueblos
contactados”, otros en unidades de conservación, y algunos en
territorios fronterizos.
Pueblos vulnerables
59. Los PIAV son vulnerables ante las amenazas provenientes de los
sectores de la agroindustria y aquellos que explotan clandestinamente
los minerales, la madera y otros recursos naturales. Son víctimas
también del narcotráfico, de los mega-proyectos de infraestructura como
las hidroeléctricas y las carreteras internacionales y de las
actividades ilegales vinculadas al modelo de desarrollo extractivista.
60. El riesgo de la violencia contra las mujeres de estos pueblos se
incrementó por la presencia de colonos, madereros, soldados, empleados
de las empresas extractivas, todos en su mayoría hombres. En algunas
regiones de la Amazonía, el 90% de los indígenas asesinados en las
poblaciones aisladas han sido mujeres. Tal violencia y discriminación
impacta gravemente en la capacidad de estos pueblos indígenas para
sobrevivir, tanto física, espiritual como culturalmente.
61. A esto se suma la falta de reconocimiento de los derechos
territoriales de los indígenas y de los PIAV. La criminalización de las
protestas de sus aliados y el recorte de los presupuestos para la
protección de sus tierras facilitan enormemente la invasión de sus
territorios con la consiguiente amenaza a sus vidas vulnerables.
Sugerencias
62. Ante esta dramática situación, y ante semejantes gritos de la tierra y de los pobres (cf. LS 49), sería oportuno:
a) Exigir a los respectivos gobiernos que garanticen los recursos
necesarios para la protección efectiva de los pueblos indígenas
aislados. Es preciso que los gobiernos implementen todas las medidas
necesarias para proteger su integridad física y la de sus territorios,
basadas en el principio de precaución, u otros mecanismos de protección
de acuerdo con el derecho internacional como las Recomendaciones
específicas definidas por la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos
Humanos/OEA) y contenidas en el último capítulo del Informe "Los pueblos
indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial en las
Américas" (2013). También es necesario que se garantice su libertad para
salir del aislamiento cuando así lo deseen.
b) Reclamar la protección de las áreas/ reservas naturales donde se
encuentran, sobre todo en cuanto a su demarcación/ titulación para
prevenir la invasión de los lugares donde habitan.
c) Promover la actualización del censo y mapeo de los territorios donde estos pueblos habitan.
d) Formar equipos específicos en las diócesis y parroquias y planear
una pastoral de conjunto en regiones de frontera porque hay pueblos que
se mueven.
e) Informar sobre sus derechos a los pueblos indígenas y a la ciudadanía acerca de su situación.
Capítulo III
Migración
“Mi padre era un arameo errante…” (Dt 26,5)
Pueblos amazónicos en salida
63. En la Amazonía, el fenómeno migratorio en busca de una vida mejor
ha sido una constante histórica. Existe migración pendular (van y
vienen),[25] desplazamiento forzado
dentro del mismo país y hacia el exterior, migración voluntaria de áreas
rurales hacia las ciudades y migración internacional. Esta trashumancia[26]
amazónica no ha sido bien comprendida ni suficientemente trabajada
desde el punto de vista pastoral. El Papa Francisco, en Puerto
Maldonado, se refirió a esta realidad: “Varias personas han emigrado
hacia la Amazonia buscando techo, tierra y trabajo. Vinieron buscando un
futuro mejor para sí mismas y para sus familias. Abandonaron sus vidas
humildes, pobres pero dignas. Muchas de ellas, por la promesa de que
determinados trabajos pondrían fin a situaciones precarias, se basaron
en el brillo prometedor de la extracción del oro. Pero no olvidemos que
el oro se puede convertir en un falso dios que exige sacrificios
humanos.[27]”.
Causantes de la migración
64. La Amazonía figura entre las regiones con mayor movilidad interna
e internacional en América Latina. Existen causantes sociopolíticas,
climáticas, de persecución étnica, y económicas. Estas últimas son
inducidas en su mayoría por los proyectos políticos, los megaproyectos y
empresas extractivas, que atraen trabajadores pero que a la vez
expulsan a los habitantes de los territorios afectados. La agresión
contra el ambiente en nombre del “desarrollo”,[28]
ha empeorado dramáticamente la calidad de vida de los pueblos
amazónicos, tanto de poblaciones urbanas como rurales, debido a la
contaminación y pérdida de fertilidad del territorio.
65. Debido a estas causantes, la región se ha convertido ‘de hecho’
en un corredor migratorio. Tales migraciones ocurren entre países
amazónicos (como la creciente ola de migración proveniente de Venezuela)
o hacia otras regiones (Ej. hacia Chile y Argentina).[29]
Consecuencias de la migración
66. El movimiento migratorio, desatendido tanto política como
pastoralmente, ha contribuido a la desestabilización social en las
comunidades amazónicas. Las ciudades de la región, que reciben
permanentemente a un gran número de personas que migran hacia ellas, no
alcanzan a proporcionar los servicios básicos que los migrantes
necesitan. Esto ha llevado a muchas personas a deambular y dormir en
centros urbanos sin trabajo, sin comida, sin techo. Entre ellas muchas
pertenecen a los pueblos indígenas forzados a abandonar sus tierras.
“Las ciudades parecen ser una tierra sin dueño. Son el destino al que se
dirige la gente, después de haber sido desalojada de sus territorios.
La ciudad debe entenderse desde este modelo de explotación que vacía los
territorios para apropiarse de ellos, desplaza a las poblaciones y las
expulsa hacia la ciudad”.[30]
67. Este fenómeno desestabiliza, entre otras cosas, a las familias,
cuando alguno de los padres sale en busca de trabajo en lugares lejanos,
dejando que los niños y jóvenes crezcan sin la figura paterna y/o
materna. También los jóvenes se desplazan en busca de empleo o subempleo
para ayudar a mantener lo que queda de la familia, abandonando sus
estudios primarios, sometiéndose a todo tipo de abuso y explotación. En
muchas regiones de la Amazonía, estos jóvenes son víctimas del tráfico
de drogas, de la trata de personas o de la prostitución (masculina y
femenina).[31]
68. La omisión de los gobiernos para implementar políticas públicas
de calidad en el interior, principalmente en educación y salud, permite
que este proceso de movilidad se acreciente cada día más. Si bien la
Iglesia ha acompañado este flujo migratorio, ha dejado vacíos pastorales
en el interior de la Amazonía que requieren ser atendidos.
Sugerencias
69. ¿Qué esperan los migrantes de la Iglesia? ¿Cómo ayudarlos en modo
más eficaz? ¿De qué modo promover la integración entre migrantes y la
comunidad local?
a) Se necesita una mayor comprensión de los mecanismos que han
llevado a un crecimiento desproporcionado de los centros urbanos y a un
vaciamiento del interior, porque ambas dinámicas forman parte del mismo
sistema (todo está conectado). Todo esto requerirá la preparación de
cabeza y corazón de los agentes pastorales para afrontar esta crítica
situación.
b) Es necesario trabajar en equipo, cultivando una mística misionera,
coordinados por personas con competencias diversas y complementarias en
vistas a una acción eficaz. El problema migratorio necesita ser
afrontado en manera coordinada sobre todo por las iglesias de las
fronteras.
c) Articular un servicio de acogida en cada comunidad urbana que
estuviera alerta a los que llegan de modo imprevisto con necesidades
urgentes y también poder ofrecer protección frente al peligro de las
organizaciones criminales.
d) Promover proyectos agrofamiliares en las comunidades rurales.
e) Presionar como comunidad eclesial frente a los poderes públicos
para que respondan a las necesidades y derechos de los migrantes.
f) Promover la integración entre migrantes y comunidades locales
respetando la propia identidad cultural, como indica el papa Francisco:
"La integración, que no es ni asimilación ni incorporación, es un
proceso bidireccional, que se funda esencialmente sobre el mutuo
reconocimiento de la riqueza cultural del otro: no es aplanamiento de
una cultura sobre la otra, y tampoco aislamiento recíproco, con el
riesgo de nefastas y peligrosas “guetizaciones”. [32]
Capítulo IV
Urbanización
“La ciudad produce una suerte de permanente ambivalencia, porque,
al mismo tiempo que ofrece a sus ciudadanos infinitas posibilidades,
también aparecen numerosas dificultades para el pleno desarrollo de la
vida de muchos” (EG 74)
Urbanización de la Amazonía
70. A pesar de hablar hoy de la Amazonía como el pulmón del planeta
(cf. LS 38) y del granero del mundo, la devastación de la región y la
pobreza han provocado un gran desplazamiento de la población en pos de
una vida mejor. El resultado de este “éxodo en busca de la tierra
prometida” es el crecimiento del fenómeno de la urbanización en la
región[33] que hace de la ciudad una
realidad ambivalente. La Biblia nos muestra esta ambigüedad cuando
presenta Caín como fundador de ciudades después del pecado (Gn 4,17),
pero también cuando presenta a la humanidad encaminada hacia el
cumplimiento de la promesa de la Jerusalén celestial, morada de Dios con
los hombres (Ap. 21,3).
71. Según las estadísticas, la población urbana de la Amazonía ha
aumentado de modo exponencial; actualmente entre el 70 y el 80 % de la
población reside en ciudades.[34]
Muchas de ellas carecen de infraestructura y de recursos públicos
necesarios para afrontar las necesidades de la vida urbana. Mientras
aumenta el número de ciudades disminuye el número de habitantes de las
poblaciones rurales.
Cultura urbana
72. Sin embargo, la cuestión de la urbanización no abarca sólo el
desplazamiento espacial y el crecimiento de las ciudades, sino también
la transmisión de un estilo de vida configurado por la metrópolis. Tal
modelo se extiende hasta el mundo rural, modificando hábitos,
costumbres, y formas tradicionales de vivir. La cultura, la religión, la
familia, la educación de los niños y jóvenes, el empleo y otros
aspectos de la vida cambian rápidamente para responder a las nuevas
llamadas de la ciudad.
Desafíos urbanos
73. El proyecto de introducir la Amazonía en el mercado globalizado
produjo más exclusión, así como también una urbanización de la pobreza.
Según las respuestas al Cuestionario del Documento Preparatorio, los
principales problemas que han surgido con la urbanización son los
siguientes:
a) Aumento de la violencia en todos los sentidos.
b) Abuso y explotación sexual, prostitución, trata de seres humanos sobre todo de la mujer.
c) Tráfico y consumo de drogas.
d) Tráfico de armas.
e) Movilidad humana y crisis de identidad.
f) Descomposición familiar.[35]
g) Conflictos culturales y falta de sentido de la vida.
h) Ineficiencia de los servicios de salud/saneamiento.[36]
i) Falta de calidad en la educación y abandono escolar.[37]
j) Falta de respuesta del poder público en materia de infraestructura y la promoción del empleo.
k) Falta de respeto por el derecho de la autodeterminación y la autonomía de las poblaciones.
l) Corrupción administrativa.[38]
Sugerencias
74. Se sugiere:
a. Promover un entorno urbano donde se revitalicen los espacios públicos, con plazas y centros culturales bien distribuidos.
b. Promover el acceso universal a la educación y la cultura.
c. Promover una conciencia ambiental, el reciclaje de la basura, evitando la quema.
d. Promover un sistema de saneamiento del ambiente y de acceso universal a la salud.
e. Discernir cómo ayudar a apreciar mejor la vida rural, con alternativas de supervivencia como la agricultura familiar.
f. Generar espacios de interacción entre la sabiduría de los pueblos
indígenas, ribereños y quilombolas insertados en la ciudad, y la
sabiduría de la población urbana para lograr un diálogo e integración en
torno al cuidado de la vida.
Capítulo V
Familia y comunidad
“Jesús mismo nace en una familia modesta que pronto debe huir a una tierra extranjera” (AL 21)
Las familias amazónicas
75. En las familias se palpita la cosmovivencia. Se trata de
diversos conocimientos y prácticas milenarias en distintos campos como
agricultura, medicina, caza y pesca, en armonía con Dios, la naturaleza y
la comunidad. También en familia se trasmiten valores culturales, como
el amor a la tierra, la reciprocidad, la solidaridad, la vivencia del
presente, el sentido de familia, la sencillez, el trabajo comunitario,
la organización propia, la medicina y la educación ancestral. Además la
cultura oral (historias, creencias y cantos), con sus colores,
vestimentas, alimentación, lenguas y ritos forman parte de esta herencia
que se trasmite en familia. En definitiva, es en la familia dónde se
aprende a vivir en armonía: entre pueblos, entre generaciones, con la
naturaleza, en diálogo con los espíritus.[39]
Cambios sociales y vulnerabilidad familiar
76. La familia en la Amazonía ha sido víctima del colonialismo en el
pasado y de un neo-colonialismo en el presente. La imposición de un
modelo cultural occidental inculcaba un cierto desprecio hacia el pueblo
y las costumbres del territorio amazónico, incluso se las calificaba
como “salvajes” o “primitivas”. Actualmente la imposición de un modelo
económico occidental extractivista vuelve a afectar a las familias al
invadir y destruir sus tierras, sus culturas, sus vidas, forzándolas a
emigrar hacia las ciudades y sus periferias.
77. Los actuales cambios acelerados afectan la familia amazónica. Así
encontramos nuevos formatos familiares: familias monoparentales bajo la
responsabilidad de la mujer, aumento de familias separadas, de uniones
consensuales y familias ensambladas, disminución de matrimonios
institucionales. Además, se constata todavía el sometimiento de la mujer
en el seno familiar, aumenta la violencia intrafamiliar, hay niños con
padres ausentes, crece el número de embarazos de adolescentes y de
abortos.
78. La familia en la ciudad es un lugar de síntesis entre la cultura
tradicional y la moderna. Sin embargo, muchas veces las familias sufren
la pobreza, la precariedad de la vivienda, la falta de trabajo, el
aumento del consumo de drogas y alcohol, la discriminación, el suicidio
juvenil. Además, en la vida familiar falta el diálogo entre las
generaciones, las tradiciones y el lenguaje se pierden. Las familias
también se enfrentan a las nuevas problemáticas de salud, que exigen una
adecuada educación sobre la maternidad. Se constata además la falta de
atención a la mujer en el embarazo, en el pre-parto y en el post-parto.[40]
Sugerencias
79. La multiculturalidad de la Panamazonía es riquísima y por
eso la mayor contribución es seguir luchando para preservar su belleza a
través del fortalecimiento de la estructura comunitaria-familiar de los
pueblos. Para ello la Iglesia deberá valorar y respetar las identidades
culturales. En particular, se debería:
a) Respetar el modo propio de organización comunitaria. Dado que
muchas políticas públicas afectan la identidad familiar y colectiva, se
requiere iniciar y acompañar procesos que partan desde la familia/ clan/
comunidad para promover el bien común, ayudando a superar las
estructuras que alienan: «Nosotros debemos organizarnos desde nuestra
casa».[41]
b) Escuchar el canto que se aprende en familia como modo de expresar la profecía en el mundo amazónico.
c) Promover el rol de la mujer reconociendo su papel fundamental en
la formación y continuidad de las culturas, en la espiritualidad, en las
comunidades y familias. Se exige asumir el rol del liderazgo femenino
dentro de la Iglesia.
d) Articular una pastoral familiar que siga las indicaciones de la Exhortación apostólica Amoris laetitia:
i. Una pastoral familiar que acompañe integre y no excluya a la familia herida.
ii. Una pastoral sacramental que fortalezca y consuele a todos sin excluir a nadie.
iii. Una formación permanente de agentes pastorales que tenga
presente los recientes sínodos y la realidad familiar de la Amazonía.
iv. Una pastoral familiar donde la familia es sujeto y protagonista.
Capítulo VI
Corrupción
“Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer
ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos
países —en sus gobiernos, empresarios e instituciones— cualquiera que
sea la ideología política de los gobernantes” (EG 60).
Corrupción en la Amazonía
80. La corrupción en la Amazonía afecta seriamente la vida de sus
pueblos y territorios. Existen al menos dos tipos de corrupción: la que
existe fuera de la ley y la que se ampara en una legislación que
traiciona el bien común.
81. En las últimas décadas se ha acelerado la inversión en la
explotación de las riquezas de la Amazonía por parte de grandes
compañías. Muchas de ellas persiguen el lucro a toda costa sin
importarles el daño socio ambiental que provocan. Los gobiernos que
autorizan tales prácticas, necesitados de divisas para promover sus
políticas públicas, no siempre cumplen su deber de custodiar el ambiente
y los derechos de sus poblaciones. Así la corrupción alcanza a las
autoridades políticas, judiciales, legislativas, sociales, eclesiales y
religiosas que reciben beneficios para permitir el accionar de estas
compañías (cf. DAp. 77). Hay casos en que grandes compañías y gobiernos
han organizado sistemas de corrupción. Vemos gente que ocupó puestos
públicos y que hoy están siendo juzgados, están en la cárcel o se han
dado a la fuga. Como dice el Documento de Aparecida: «Es también
alarmante el nivel de la corrupción en las economías, que involucra
tanto al sector público como al sector privado, a lo que se suma una
notable falta de transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía.
En muchas ocasiones, la corrupción está vinculada al flagelo del
narcotráfico o del narconegocio y, por otra parte, viene destruyendo el
tejido social y económico en regiones enteras» (DAp. 70).
Flagelo moral estructural
82. Se crea así una cultura que envenena al estado y sus
instituciones, permeando todos los estamentos sociales, incluso las
comunidades indígenas. Se trata de un verdadero flagelo moral; como
resultado se pierde la confianza en las instituciones y en sus
representantes, lo cual desprestigia totalmente la política y las
organizaciones sociales. Los pueblos amazónicos no son ajenos a la
corrupción, y se convierten en sus principales víctimas.
Sugerencias
83. Considerando la situación de carencia de medios económicos de las
Iglesias particulares en Amazonía, se debe prestar una especial
atención a la procedencia de donaciones u otra clase de beneficios, así
como a las inversiones realizadas por las instituciones eclesiásticas o
los cristianos. Las Conferencias episcopales podrían ofrecer un servicio
de asesoramiento y de acompañamiento, de consulta y de promoción de
estrategias comunes frente a la corrupción generalizada y también frente
a la necesidad de generar e invertir recursos para apoyar la pastoral.
Se precisa un atento análisis frente al accionar del narcotráfico.
a. Implementar una preparación adecuada del clero para afrontar la
complejidad, sutileza y gravedad de los urgentes problemas vinculados a
la corrupción y al ejercicio del poder.
b. Promover una cultura de la honestidad, del respeto por el otro y por el bien común.
c. Acompañar, promover y formar laicos para una presencia pública
significativa en la política, la economía, en la vida académica y en
toda forma de liderazgo (cf. DAp. 406).
d. Acompañar a los pueblos en sus luchas por el cuidado de sus territorios y el respeto por sus derechos.
e. Discernir cómo se genera y cómo se invierte el dinero en la
Iglesia superando posturas ingenuas a través de un sistema de
administración y de auditoría comunitarias, respetando la normativa
eclesial vigente.
f. Acompañar las iniciativas de la Iglesia con otras instancias para
exigir a las empresas que asuman responsabilidades sobre los impactos
socio-ecológicos de sus acciones, según los parámetros jurídicos de los
propios estados.
Capítulo VII
La Cuestión de la Salud Integral
“Estas aguas fluyen hacia oriente, bajan al Arabá, y desembocan en
el mar Muerto, cuyas aguas quedarán saneadas … Sus frutos servirán de
alimento y su follaje de medicina” (Ez 47, 8.12)
Salud en la Amazonía
84. La región Amazónica hoy contiene la diversidad de la flora y la
fauna más importante del mundo, y su población autóctona posee un
sentido integral de la vida no contaminado por un materialismo
economicista. La Amazonía es un territorio saludable en su larga y
fructífera historia, aunque no faltaron enfermedades. Sin embargo, con
la movilidad de los pueblos, con la invasión de industrias contaminantes
sin control, por las condiciones de cambio climático, y ante una total
indiferencia de las autoridades públicas sanitarias han aparecido nuevas
enfermedades y han resurgido patologías que habían sido superadas. El
modelo de un desarrollo que se limita sólo a explotar económicamente la
riqueza forestal, minera e hidro-carburífera de la Panamazonía, afecta
la salud de los biomas amazónicos, de sus comunidades, ¡y la de todo el
planeta! El daño aqueja no sólo a la salud física sino también a la
cultura y la espiritualidad de los pueblos, es un daño a su ‘salud integral’. Los pobladores amazónicos tienen derecho a la salud y a ‘vivir saludablemente’ lo cual supone una armonía «con lo que nos ofrece la madre tierra».[42]
Valorización y profundización de las medicinas tradicionales
85. Frente a la ‘cultura del descarte’ (cf. LS
22) los discípulos de Cristo están llamados a promover una cultura del
cuidado y de la salud. Por consiguiente, el compromiso por el cuidado de
la salud exige urgentes cambios en los estilos de vida personal y en
las estructuras.
86. La riqueza de la flora y la fauna de la selva contienen verdaderas ‘farmacopeas vivas’
y principios genéticos inexplorados. La deforestación amazónica
impedirá contar con tales riquezas, empobreciendo a las próximas
generaciones. Actualmente, la tasa de extinción de especies en la
Amazonía, debido a las actividades humanas, es mil veces mayor que el
proceso natural. El único camino para preservar esta riqueza es el
cuidado del territorio y de la selva amazónica y el empoderamiento de
los indígenas y ciudadanos.
87. Los rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud
integral pues integran los diferentes ciclos de la vida humana y de la
naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el
cosmos. Protegen la vida contra los males que pueden ser provocados
tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las
enfermedades que perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros
seres vivos.
Sugerencias
88. El cuidado de la salud de los pobladores implica un conocimiento
detallado de las plantas medicinales y otros elementos tradicionales que
son parte de procesos de curación. Para ello, los pueblos indígenas
cuentan con personas que a lo largo de sus vidas se especializan en la
observación de la naturaleza, escuchando y recogiendo el conocimiento de
los mayores, sobre todo de las mujeres. Pero por causa de la
contaminación ambiental, tanto la naturaleza como los cuerpos de las
personas de la Amazonía se están deteriorando. El contacto con nuevos
elementos tóxicos como el mercurio, provoca la aparición de nuevas
enfermedades hasta ahora desconocidas por los ancianos sanadores. Todo
ello pone en riesgo aquella sabiduría ancestral. Por eso es que las
respuestas al Documento Preparatorio enfatizan la necesidad de preservar
y transmitir los saberes de la medicina tradicional.[43]
Se propone ayudar a los pueblos de la Amazonía a mantener, recuperar,
sistematizar y divulgar ese saber para la promoción de una salud
integral.
89. Frente a estas nuevas enfermedades, los pobladores se ven
forzados a comprar medicamentos elaborados por compañías farmacéuticas
con las mismas plantas de la Amazonía. Una vez comercializados, estos
medicamentos están fuera del alcance de sus posibilidades económicas
debido, entre otras causas, a la patentación de los fármacos y a los
sobreprecios. Por lo cual se propone valorar la medicina tradicional, la
sabiduría de los ancianos y los rituales indígenas, y a la vez
facilitar el acceso a las medicinas que curan las nuevas enfermedades.
90. Pero no son sólo las hierbas medicinales y las medicinas las que
ayudan a sanar. El agua y el aire limpios, y la alimentación sana, fruto
de sus propios cultivos y de la recolección, de la caza y de la pesca,
son condición necesaria para la salud integral de los pueblos indígenas.[44]
Por lo cual, se propone exigir a los gobiernos una estricta regulación
de las industrias y la denuncia de aquellas que contaminan el ambiente.
Por otra parte, se sugiere generar espacios de intercambio y
acompañamiento educativo para recuperar los hábitos del “buen vivir”,
generando así una cultura del cuidado y de la prevención.
91. Finalmente, se propone evaluar las estructuras sanitarias de la
Iglesia, como hospitales y centros de salud a la luz de una salud
integral accesible a todos los pobladores, que asuman la medicina
tradicional como parte de sus programas de salud.
Capítulo VIII
Educación Integral
“Los jóvenes hemos ido perdiendo nuestra identidad cultural y
nuestra lengua en especial. Nos olvidamos de que tenemos nuestras
raíces, que pertenecemos a un pueblo originario y nos dejamos llevar por
la tecnología. No es malo caminar con los dos pies, saber lo moderno y
también cuidar lo tradicional. Siempre en el lugar donde estés tener las
dos cosas presentes,tener presente tus raíces,
de dónde vienes y no olvidarlo” (Slendy Grefa, Doc. Consulta, Ecuador)
Una Iglesia sinodal: discípula y maestra
92. A través de la mutua escucha de los pueblos y de la naturaleza,
la Iglesia se transforma en una Iglesia en salida, tanto geográfica como
estructural; en una Iglesia hermana y discípula a través de la
sinodalidad. Así lo expresó el Papa Francisco en la Constitución
Apostólica Episcopalis Communio: “El Obispo es, simultáneamente,
maestro y discípulo [...]. Es discípulo, cuando él, sabiendo que el
Espíritu es concedido a cada bautizado, se coloca a la escucha de la voz
de Cristo que habla a través de todo el Pueblo de Dios” (EC 5). Él
mismo se hizo discípulo en Puerto Maldonado al expresar su voluntad de
escuchar la voz de la Amazonía.
Educación como encuentro
93. La educación implica un encuentro y un intercambio en el que se
asimilan valores. Cada cultura es rica y pobre al mismo tiempo. Por ser
histórica, la cultura tiene siempre una dimensión pedagógica de
aprendizaje y perfeccionamiento. «Cuando algunas categorías de la razón y
de las ciencias son acogidas en el anuncio del mensaje, esas mismas
categorías se convierten en instrumentos de evangelización; es el agua
convertida en vino. Es aquello que, asumido, no sólo es redimido, sino
que se vuelve instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo»
(EG 132). El encuentro es la «capacidad del corazón que hace posible la
proximidad» (EG 171) y los múltiples aprendizajes.
94. Esta educación, que se desenvuelve a través del encuentro, es
diferente de una educación que procura imponer al otro (y especialmente a
los pobres y vulnerables) las propias cosmovisiones que precisamente
son causa de su pobreza y vulnerabilidad. La educación en la Amazonía no
significa imponer a los pueblos amazónicos parámetros culturales,
filosofías, teologías, liturgias y costumbres extrañas. Hoy, «algunos
simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de
sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar
la solución en una “educación” que los tranquilice y los convierta en
seres domesticados e inofensivos» (EG 60). «Por consiguiente, se vuelve
necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca
un camino de maduración en valores» (EG 64), una educación abierta a la
interculturalidad.
Educación en una ecología integral
95. La cosmovisión de los pueblos indígenas amazónicos incluye el
llamado a liberarse de una visión fragmentaria de la realidad, que no es
capaz de percibir las múltiples conexiones, inter-relaciones e
interdependencias. La educación en una ecología integral asume todas las
relaciones constitutivas de las personas y los pueblos. Para comprender
esta visión de la educación, vale aplicar el mismo principio que en la
salud: la meta es observar el cuerpo entero y las causas de la
enfermedad y no solamente los síntomas. Una ecología sostenible para las
futuras generaciones «no se puede reducir a una serie de respuestas
urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la
degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a
la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una
política, un programa educativo» (LS 111). Una educación sólo en base a
soluciones técnicas para problemas ambientales complejos esconde «los
verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial» (LS 111).
96. Se trata entonces de una educación para la solidaridad nacida de
«la conciencia de un origen común» y de un «futuro compartido por todos»
(LS 202). Los pueblos indígenas tienen un método de
enseñanza-aprendizaje basado en la tradición oral y la práctica
vivencial que dentro de cada etapa tiene un proceso pedagógico
contextualizado. El desafío es integrar este método en el diálogo con
otras propuestas educativas. Para ello se requiere «replantear los
itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden
efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el
cuidado basado en la compasión» (LS 210). La Amazonía nos invita a
descubrir la tarea educativa como un servicio integral para toda la
humanidad en vistas de una «ciudadanía ecológica» (LS 211).
97. Dicha educación une el compromiso por el cuidado de la tierra al
compromiso por los pobres, y suscita actitudes de sobriedad y respeto
vividas a través de «una austeridad responsable, para la contemplación
agradecida del mundo, para el cuidado de la fragilidad de los pobres y
del ambiente» (LS 214). Tal educación «necesita traducirse en nuevos
hábitos» (LS 209) teniendo en cuenta los valores culturales. La
educación, en perspectiva ecológica y en clave amazónica, promueve el ‘buen vivir’, el ‘buen convivir’ y el ‘buen hacer’, que debe ser persistente y audible para tener un impacto significativo en la Casa Común.
Sugerencias
98. Se sugiere:
a) La formación de los agentes pastorales laicos adultos que los ayude a crecer en responsabilidad y creatividad.
b) La formación de los ministros ordenados:
1. Los planes de formación deben responder a una cultura
filosófico-teológica adaptada a las culturas amazónicas capaz de ser
comprendida y por tanto de suscitar la vida cristiana. Por ello se
sugiere integrar la teología indígena y la ecoteología que los prepare a
la escucha y al diálogo abierto en donde acontece la evangelización.
2. Se propone la reforma de las estructuras de los seminarios para
favorecer la integración de los candidatos al sacerdocio en las
comunidades.
c) Los centros de formación:
1. Las escuelas: se necesitan planes educativos con enfoque de
educación según las propias culturas, que respeten las lenguas nativas,
una educación integral que responda a la propia realidad, para hacer
frente a la deserción escolar y al analfabetismo, sobre todo femenino.
2. La universidad: es necesario promover no solo la
inter-disciplinariedad sino además afrontar las cuestiones según la
trans-disciplinariedad, es decir con un enfoque que restituya al saber
humano unitariedad en la diversidad, en la linea del estudio de una
ecología integral según el prólogo de la Constitución Apostólica Veritatis gaudium.
3. Se pide la enseñanza de la teología indígena panamazónica en todas las instituciones educativas.
d) Teología india Amazónica:
1. Se pide profundizar en una teología india amazónica ya existente,
que permitirá una mejor y mayor comprensión de la espiritualidad
indígena para evitar cometer los errores históricos que atropellaron
muchas culturas originarias.
2. Se pide, por ejemplo, tener en cuenta los mitos, tradiciones,
símbolos, saberes, ritos y celebraciones originarios que incluyen las
dimensiones trascendentes, comunitarias y ecológicas.
Capítulo IX
La conversión ecológica
“Les hace falta entonces una conversión ecológica, que implica
dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en
las relaciones con el mundo que los rodea” (LS 217)
Cristo nos llama a la conversión (cf. Mc 1,15)
99. Un aspecto fundamental de la raíz del pecado del ser humano está
en desvincularse de la naturaleza y no reconocerla como parte suya,
explotarla sin límites, rompiendo así la alianza originaria con la
creación y con Dios (cf. Gn 3, 5). «La armonía entre el Creador, la
humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el
lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas» (LS
66). Después de la ruptura del pecado y del diluvio universal, Dios
restablece la alianza con el mismo hombre y con la creación (cf. Gn
9,9-17), llamando al ser humano a custodiarla.
100. La reconciliación con la creación a la que nos invita el papa
Francisco (cf. LS 218), supone superar ante todo una actitud pasiva que
renuncia, como el Rey David, a hacerse cargo de su misión (cf. 2 Sam
11,1). El proceso del pecado del Rey David comienza por una omisión
personal (se queda en su palacio cuando el ejército está en el campo de
batalla), se concreta en la comisión de actos reprobables a los ojos de
Dios (adulterio, mentira y asesinato) que involucran a otros creando una
red de complicidades (2 Sam 11,3-25). También la Iglesia puede ser
tentada de permanecer encerrada en sí misma, renunciando a su misión de
anunciar el evangelio y de hacer presente el Reino de Dios. Por el
contrario, una Iglesia en salida es una iglesia que se confronta con el
pecado de este mundo del cual ella misma no es ajena (cf. EG 20-24).
Este pecado, como decía san Juan Pablo II, no es sólo personal sino
también social y estructural (Cf. RP 16; SRS 36; SD 243; DAp. 92) y como
advierte Francisco, «todo está conectado» (LS 138). Cuando «el ser
humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en dominador
absoluto, la misma base de su existencia se desmorona» (LS 117). Cristo
redime la creación entera sometida por el ser humano al pecado (cf. Rom
8,19-22).
Conversión integral
101.Por ello también la conversión ha de tener los mismos niveles de
concreción: personal, social y estructural teniendo presente las
diversas dimensiones de relacionalidad. Se trata de una “conversión
íntegra de la persona” que brota del corazón y se abre a una “conversión
comunitaria” reconociendo sus vínculos sociales y ambientales, es
decir, una “conversión ecológica” (cf. LS 216-221). Esta conversión
implica reconocer la complicidad personal y social en las estructuras de
pecado, desenmascarando las ideologías que justifican un estilo de vida
que agrede la creación. Frecuentemente se escuchan relatos que
justifican el accionar destructivo de grupos de poder que explotan la
naturaleza, ejercen un dominio despótico sobres sus habitantes (cf. LS
56, 200) e ignoran el grito de dolor de la tierra y de los pobres (cf.
LS 49).
Conversión eclesial en la Amazonía
102. El proceso de conversión a la que la Iglesia está llamada
implica desaprender, aprender y reaprender. Este camino requiere de una
mirada crítica y autocrítica que nos permita identificar aquello que
necesitamos desaprender, aquello que daña a la Casa Común y a sus
pueblos. Necesitamos hacer un camino interior para reconocer las
actitudes y mentalidades que impiden conectarse con uno mismo, con los
demás y con la naturaleza; como dijo el Papa Benedicto XVI, “los
desiertos exteriores se multiplican porque se han extendido los
desiertos interiores”.[45] Este
proceso continúa dejándose sorprender por la sabiduría de los pueblos
indígenas. Su vida cotidiana es un testimonio de contemplación, cuidado y
relación con la naturaleza. Ellos nos enseñan a reconocernos parte del bioma y corresponsables de su cuidado para hoy y para el futuro. Por lo tanto, hemos de reaprender
a entretejer vínculos que asuman todas las dimensiones de la vida y a
asumir una ascesis personal y comunitaria que nos permita «madurar en
una feliz sobriedad» (LS 225).
103. En la Sagrada Escritura la conversión es presentada como un
movimiento que va del pecado a la amistad con Dios en Jesucristo, por
eso es parte del proceso de la fe (cf. Mc 1,15). Nuestra mirada creyente
a la realidad amazónica nos ha hecho apreciar la obra de Dios en la
creación y en sus pueblos, pero también la presencia del mal a diversos
niveles: colonialismo (dominio), mentalidad economicista-mercantilista,
consumismo, utilitarismo, individualismo, tecnocracia, cultura del
descarte.
· Una mentalidad que se expresó históricamente en un sistema de
dominio territorial, político, económico y cultural que persiste hasta
el día de hoy de diversas formas que perpetúan el colonialismo.
· Una economía basada exclusivamente en el lucro como único
fin, que excluye y atropella a los más débiles y a la naturaleza, se
constituye en ídolo que siembra destrucción y muerte (cf. EG 53-56).
· Una mentalidad utilitarista concibe a la naturaleza como
mero recurso y a los seres humanos como meros productores-consumidores,
rompiendo el valor intrínseco y la relacionalidad de las creaturas.
· «El individualismo debilita los vínculos comunitarios» (DAp. 44) eclipsando la responsabilidad frente al prójimo, a la comunidad y a la naturaleza.
· El desarrollo tecnológico ha traído grandes beneficios a la
humanidad, pero junto a ello su absolutización ha llevado a ser un
instrumento de posesión, dominio y manipulación (cf. LS 106) de la
naturaleza y del ser humano. Todo ello ha generado una cultura global
predominante que el Papa Francisco ha llamado “paradigma tecnocrático” (LS 109).
· El resultado es una pérdida del horizonte trascendente y
humanitario donde se transmite la lógica del «usa y tira» (LS 123)
generando una «cultura del descarte» (LS 22) que agrede la creación.
Sugerencias
104. Se sugiere:
a. Desenmascarar las nuevas formas de colonialismo presentes en la Amazonía.
b. Identificar las nuevas ideologías que justifican el ecocidio amazónico para analizarlas críticamente.
c. Denunciar las estructuras de pecado que actúan en territorio amazónico.
d. Identificar las razones con las cuales justificamos nuestra
participación en las estructuras de pecado para analizarlas
críticamente.
e. Favorecer una iglesia como institución de servicio no
autoreferencial corresponsable en el cuidado de la Casa Común y en la
defensa de los derechos de los pueblos.
f. Promover mercados eco-solidarios, un consumo justo y una «feliz
sobriedad» (LS 224-225) que respete la naturaleza y los derechos de los
trabajadores. «Comprar es siempre un acto moral y no sólo económico» (CV
66; LS 206).
g. Promover hábitos de comportamiento, de producción y de consumo, de reciclaje y de reutilización de desechos.
h. Recuperar mitos y actualizar ritos y celebraciones comunitarias
que contribuyan significativamente al proceso de conversión ecológica.
i. Agradecer a los pueblos originarios por el cuidado del territorio a
través del tiempo y reconocer en esto la sabiduría ancestral que forma
la base para una buena comprensión de la ecología integral.
j. Crear itinerarios pastorales orgánicos desde una ecología integral
para la protección de la Casa Común teniendo como guía los capítulos 5 y
6 de la Encíclica Laudato sì.
k. Reconocimiento formal por parte de la Iglesia particular como
ministerio especial al agente pastoral promotor del cuidado de la Casa
Común.
PARTE III
IGLESIA PROFETICA EN LA AMAZONIA: DESAFÍOS Y ESPERANZAS
“¡Ojalá que todo el pueblo profetizara, y el Señor infundiera en todos su Espíritu! (Nm 11,29)
105.El anuncio de Jesucristo y la realización de un encuentro
profundo con Él a través de la conversión y de la vivencia eclesial de
la fe, supone una Iglesia acogedora y misionera que se encarna en las
culturas. Ella ha de hacer memoria de los pasos que se han dado para
responder a los temas desafiantes de la centralidad del kerigma y de la
misión en el ámbito amazónico. Este paradigma de la acción eclesial
inspira los ministerios, la catequesis, la liturgia, y la pastoral
social tanto en la zona rural como urbana.
106.Los nuevos caminos para la pastoral de la Amazonía requieren
“relanzar con fidelidad y audacia” la misión de la Iglesia (DAp. 11) en
el territorio y profundizar el «proceso de inculturación» (EG 126) e
interculturalidad (cf. LS 63, 143, 146) que exige a la Iglesia en la
Amazonía propuestas «valientes», lo cual supone coraje y pasión, como
nos pide el papa Francisco. La evangelización en la Amazonía es un banco
de prueba para la Iglesia y para la sociedad.[46]
Capítulo I
Iglesia con rostro amazónico y misionero
“Que tu rostro resplandezca sobre tu siervo” (Sal 31(30),17)
Un rostro rico en expresiones
107.El rostro amazónico de la Iglesia encuentra su expresión en la
pluralidad de sus pueblos, culturas y ecosistemas. Esta diversidad
necesita de una opción por una Iglesia en salida y misionera, encarnada
en todas sus actividades, expresiones y lenguajes. Los Obispos en Santo
Domingo nos propusieron la meta de una evangelización inculturada, que
"será siempre la salvación y liberación integral de un pueblo o grupo
humano determinado, que fortalecerá su identidad y confianza en su
futuro específico, oponiéndose a los poderes de la muerte" (DSD,
Conclusiones 243). Y el papa Francisco formula claramente esa necesitad
de una Iglesia inculturada e intercultural: “necesitamos que los pueblos
originarios moldeen culturalmente las Iglesias locales amazónicas”
(Fr.PM).
108. Inculturación e interculturalidad no se oponen, sino que se
complementan. Así como Jesús se encarnó en una cultura determinada
(inculturación), sus discípulos misioneros siguen sus pasos. Por ello,
los cristianos de una cultura salen al encuentro de personas de otras
culturas (interculturalidad). Esto ocurrió desde los comienzos de la
Iglesia cuando los apóstoles hebreos llevaron la Buena Noticia a
culturas diferentes, como la griega, descubriendo allí “semillas del
Verbo”.[47] Desde ese encuentro y
diálogo entre culturas surgieron nuevos caminos del Espíritu. Hoy día,
en el encuentro y diálogo con las culturas amazónicas, la Iglesia
escruta los nuevos caminos.
109. Según el Documento de Aparecida, la opción preferencial por los
pobres es el criterio hermenéutico para analizar las propuestas de
construcción de la sociedad (cf. 501, 537, 474, 475), y criterio de
autocomprensión de la Iglesia. Es también uno de los rasgos que marca la
fisonomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña (cf. 391, 524, 533),
y de todas sus estructuras, desde la parroquia hasta sus centros
educativos y sociales (cf. 176, 179, 199, 334, 337, 338, 446, 550). El
rostro amazónico es el de una Iglesia con una clara opción por (y con)
los pobres[48] y por el cuidado de la
creación. Desde los pobres, y desde la actitud de cuidado de los bienes
de Dios, se abren nuevos caminos de la Iglesia local y se continúan
hacia la Iglesia universal.
Un rostro local con dimensión universal
110. Una Iglesia con rostro amazónico en sus pluriformes matices
procura ser una Iglesia "en salida" (cf. EG 20-23), que deja atrás una
tradición colonial monocultural, clericalista e impositiva, que sabe
discernir y asumir sin miedos las diversas expresiones culturales de los
pueblos. Dicho rostro nos advierte del riesgo de "pronunciar una
palabra única [o] proponer una solución con valor universal"
(cf. OA 4; EG 184). Ciertamente la realidad sociocultural compleja,
plural, conflictiva y opaca impide que se pueda aplicar "una doctrina
monolítica defendida por todos sin matices" (EG 40). La universalidad o
catolicidad de la Iglesia, por lo tanto, se ve enriquecida con «la
belleza de este rostro pluriforme» (NMI 40) de las diferentes
manifestaciones de las iglesias particulares y sus culturas, conformando
una Iglesia poliédrica (Cf. EG 236).
Un rostro desafiante ante las injusticias
111. Moldear una Iglesia con rostro amazónico posee una dimensión
eclesial, social, ecológica y pastoral, muchas veces conflictiva. En
efecto, la organización política y jurídica no siempre ha tenido en
cuenta el rostro cultural de la justicia de los pueblos y sus
instituciones. La Iglesia no es ajena a esta tensión. A veces se tiende a
imponer una cultura ajena a la Amazonía que impide comprender a sus
pueblos y apreciar sus cosmovisiones.
112. La realidad de las iglesias locales necesita de una Iglesia participativa, que se haga presente en la vida social, política, económica, cultural y ecológica de sus habitantes; de una Iglesia acogedora de la diversidad cultural, social y ecológica para poder servir sin discriminación de personas o de colectivos; de una Iglesia creativa, que pueda acompañar en la construcción de nuevas respuestas a necesidades urgentes con su pueblo; y de una Iglesia armoniosa, que fomente los valores de la paz, misericordia y la comunión.
Un rostro inculturado y misionero
113. La diversidad cultural reclama una encarnación más real para
asumir diversos modos de vida y culturas. “Continúa válido, en el orden
pastoral, el principio de la encarnación formulado por san Ireneo: ‘Lo que no es asumido no es redimido’”.[49]
Los impulsos e inspiraciones importantes para esa inculturación
anhelada se encuentran en el magisterio de la Iglesia y en el caminar
eclesial latinoamericano, de sus Conferencias Episcopales (Medellín,
1968, Puebla, 1979, Santo Domingo, 1992, Aparecida, 2007) y de sus
comunidades, y de sus santos y de sus mártires.[50].
Una realidad importante de este proceso ha sido el surgimiento de una
teología latinoamericana, en especial de la Teología India.
114. La construcción de una Iglesia misionera con rostro local
significa avanzar en la edificación de una Iglesia inculturada, que sabe
trabajar y articularse (como los ríos en el Amazonas) con lo
culturalmente disponible, en todos sus campos de actuación y presencia.
«Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios» (EG 114), encarnado «en los pueblos
de la tierra» y en sus culturas (cf. EG 115).
Capítulo II
Desafíos de la inculturación y la interculturalidad [51]
“En los distintos pueblos, que experimentan el don de Dios según
su propia cultura, la Iglesia expresa su genuina catolicidad y muestra
«la belleza de este rostro pluriforme»” (EG 116)
En camino hacia una Iglesia con rostro amazónico e indígena
115. La misión de la Iglesia es anunciar el evangelio de Jesús de
Nazaret, el Buen Samaritano (cf. Lc 10, 25-36), que se compadece de la
humanidad herida y abandonada. La Iglesia anuncia el misterio de su
muerte y resurrección a todas las culturas y a todos los pueblos
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
(cf. Mt 28,19). Siguiendo el ejemplo de san Pablo que quiso hacerse
griego con los griegos tratando de adaptarse “lo más posible a todos”
(cf. 1 Cor 9,19-23), la Iglesia ha hecho un gran esfuerzo por
evangelizar a todos los pueblos a lo largo de la historia. Ella ha
tratado de realizar este mandato misionero encarnando y traduciendo el
mensaje del Evangelio en las distintas culturas, en medio de
dificultades de todo tipo, políticas, culturales, geográficas. Pero
todavía queda mucho por hacer.
116. La Iglesia desde hace siglos intenta compartir el Evangelio con
los pueblos amazónicos, muchos de los cuales integran la comunidad
eclesial. Misioneros y misioneras tienen una historia de profunda
relación con esta región. Dejaron profundas huellas en el alma del
pueblo católico de la Amazonía. La Iglesia ha recorrido un largo camino
que debe ser profundizado y actualizado hasta poder llegar a ser una
Iglesia con rostro indígena y amazónico.
117. Sin embargo, tal como surge de los encuentros territoriales,
existe una herida aún abierta por abusos del pasado. Justamente, en el
año 1912 el Papa Pio X reconoció la crueldad con la que fueron tratados
los indígenas en la Encíclica Lacrimabili Statu Indorum. El
episcopado latinoamericano en Puebla aceptó la existencia de «un enorme
proceso de dominaciones» lleno de «contradicciones y desgarramientos»
(DP 6). En Aparecida, los obispos pidieron “descolonizar las mentes”
(DAp. 96). El papa Francisco recordó en el Encuentro con los pueblos de
la Amazonía en Puerto Maldonado las palabras de Santo Toribio de
Mogrovejo: “no solamente en tiempos pasados se les hayan hecho a estos
pobres tantos agravios y fuerzas con tanto exceso, sino también hoy
muchos procuran hacer lo mismo”[52].
Dado que todavía persiste una mentalidad colonial y patriarcal, es
necesario profundizar un proceso de conversión y reconciliación.[53]
Sugerencias
118. Las comunidades consultadas esperan que la Iglesia se comprometa por el cuidado de la Casa Común y de sus habitantes,“[…] defienda los territorios, que ayude a los pueblos indígenas a denunciar lo que provoca muerte y amenaza los territorios”.[54] Una Iglesia profética no puede dejar de clamar por los descartados y por los que sufren (cf. Fr.PM).
119. La escucha de la voz del Espíritu en el clamor de los pueblos
amazónicos y en el magisterio del papa Francisco, supone un proceso de
conversión pastoral y misionera (cf. EG 25). Para ello se sugiere:
a) Evitar la homogeneización cultural para reconocer y promover el valor de las culturas amazónicas.
b) Rechazar la alianza con la cultura dominante y el poder político y
económico para promover las culturas y los derechos de los indígenas,
de los pobres y del territorio.
c) Superar cualquier clericalismo para vivir la fraternidad y el
servicio como valores evangélicos que animan la relación entre la
autoridad y los miembros de la comunidad.
d) Superar posiciones rígidas que no tienen suficientemente en cuenta
la vida concreta de las personas y la realidad pastoral, para ir al
encuentro de las necesidades reales de los pueblos y culturas indígenas.
La evangelización en las culturas [55]
120. El Espíritu creador que llena el universo (cf. Sab 1,7) es el que
durante siglos ha alimentado la espiritualidad de estos pueblos aún
antes del anuncio del Evangelio y el que les mueve a aceptarlo desde sus
propias culturas y tradiciones. Dicho anuncio ha de tener en cuenta las
“semillas del Verbo”[56] presentes
en ellas. También reconoce que en muchos de ellos la semilla ya ha
crecido y dado frutos. Presupone una escucha respetuosa, que no imponga
formulaciones de la fe expresadas desde otros referentes culturales que
no responden a su contexto vital. Sino por el contrario, escuche “la voz
de Cristo que habla a través de todo el pueblo de Dios” (EC 5).
121. Hay que captar lo que el Espíritu del Señor a través de los
siglos ha enseñado a estos pueblos: la fe en el Dios Padre-Madre
Creador, el sentido de comunión y armonía con la tierra, el sentido de
solidaridad con sus compañeros, el proyecto del “buen vivir”, la
sabiduría de civilizaciones milenarias que poseen los ancianos y que
influye en la salud, la convivencia, la educación, el cultivo de la
tierra, la relación viva con la naturaleza y la Madre Tierra’,
la capacidad de resistencia y resiliencia en particular de las mujeres,
los ritos y las expresiones religiosas, las relaciones con los
antepasados, la actitud contemplativa y el sentido de gratuidad, de
celebración y de fiesta, y el sentido sagrado del territorio.
122. La inculturación de la fe no es un proceso de arriba hacia abajo
ni una imposición exterior, sino de un mutuo enriquecimiento de las
culturas en diálogo (interculturalidad).[57]
El sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas.
Como ha afirmado el papa Francisco “la gracia supone la cultura” (EG
115).
Sugerencias
123. Sería oportuno:
a) Partir de la espiritualidad vivida por los pueblos indígenas en
contacto con la naturaleza y su cultura, para que puedan ser iluminados
por la novedad de Cristo muerto y resucitado y en El alcanzar la
plenitud.
b) Reconocer la espiritualidad indígena como fuente de riqueza para la experiencia cristiana.
c) Dado que la narratividad es una característica de los pueblos
originarios, mediante la cual ellos transmiten su sabiduría milenaria,
se sugiere una catequesis que asuma el lenguaje y el sentido de las
narraciones de las culturas indígena y afroa-descendiente en sintonía
con las narraciones bíblicas.
d) Del mismo modo, sería oportuna una predicación homilética que
responda a las experiencias vitales y a la realidad socio ambiental (cf.
EG 135-144) en un estilo narrativo. Se espera que suscite el interés y
la participación de los fieles y tenga presente la cosmovisión integral
indígena, motivando una conversión pastoral en vistas de una ecología
integral.
e) Frente a una invasión colonizadora de medios de comunicación
masivo, las comunidades han pedido con insistencia comunicaciones
alternativas desde sus propias lenguas y culturas. Por ello es
conveniente que los propios sujetos indígenas se hagan presentes en los
medios de comunicación ya existentes.[58]
f) También sería oportuna la creación de nuevas emisoras radiofónicas
de la Iglesia promotoras del evangelio y de las culturas, tradiciones y
lenguas originarias.[59]
Capítulo III
La celebración de la fe: una liturgia inculturada
“La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia
en medio de la exigencia diaria de extender el bien” (EG 24)
124. Sacrosanctum Concilium (cf. 37-40, 65, 77, 81) propone la
inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas. Ciertamente la
diversidad cultural no amenaza la unidad de la Iglesia sino que expresa
su genuina catolicidad mostrando “la belleza de este rostro pluriforme”
(EG 116). Por eso “hay que atreverse a encontrar los nuevos signos, los
nuevos símbolos, una nueva carne para la trasmisión de la Palabra, las
formas diversas de belleza que se valoran en diferentes ámbitos
culturales…” (EG 167). Sin esta inculturación la liturgia puede
reducirse a una “pieza de museo” o “una posesión de pocos” (EG 95).
125. La celebración de la fe debe realizarse de manera inculturada
para que sea expresión de la propia experiencia religiosa y vínculo de
comunión de la comunidad que celebra. Una liturgia inculturada será
también caja de resonancia para las luchas y aspiraciones de las
comunidades e impulso transformador hacia una “tierra sin males”.
Sugerencias
126. Se sugiere tener presente lo siguiente:
a) Se constata la necesidad de un proceso de discernimiento respecto a
los ritos, símbolos y estilos celebrativos de las culturas indígenas en
contacto con la naturaleza que necesitan ser asumidos en el ritual
litúrgico y sacramental. Hay que estar atentos a recoger el verdadero
sentido del símbolo que trasciende lo meramente estético y folclórico,
concretamente en la iniciación cristiana y en el matrimonio. Se sugiere
que las celebraciones sean festivas con la propia música y danza, en
lenguas y con vestimentas autóctonas, en comunión con la naturaleza y
con la comunidad. Una liturgia que responda a su propia cultura para que
pueda ser fuente y culmen de su vida cristiana (cf. SC 10) y ligada a
sus luchas y sufrimientos y alegrías.
b) Los sacramentos deben ser fuente de vida y remedio accesible a
todos (cf. EG 47), especialmente a los pobres (cf. EG 200). Se pide
superar la rigidez de una disciplina que excluye y aleja, por una
sensibilidad pastoral que acompaña e integra (cf. AL 297, 312).
c) Las comunidades tienen dificultad para celebrar frecuentemente la
Eucaristía por la falta de sacerdotes. “La Iglesia vive de la
Eucaristía” y la Eucaristía edifica la Iglesia.[60]
Por ello se pide que, en vez de dejar a las comunidades sin Eucaristía,
se cambien los criterios para seleccionar y preparar los ministros
autorizados para celebrarla.
d) En función de una “saludable ‘descentralización’” de la Iglesia (cf. EG 16) las comunidades piden que las Conferencias Episcopales adapten el ritual eucarístico a sus culturas.
e) Las comunidades piden un mayor aprecio, acompañamiento y promoción
de la piedad con la que el pueblo pobre y sencillo expresa su fe a
través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y demás sacramentales.
Todo esto se da a través de asociaciones comunitarias que organizan
diversos eventos como oraciones, peregrinaciones, visitas a santuarios,
procesiones y fiestas patronales. Se trata de una manifestación de una
sabiduría y espiritualidad que constituye un auténtico lugar teológico
con un gran potencial evangelizador (cf. EG 122-126).
Capítulo IV
La organización de las comunidades
“Es justo reconocer que existen iniciativas esperanzadoras
que surgen de vuestras bases mismas y de vuestras organizaciones” (Fr.PM)
La cosmovisión de los indígenas
127. La Iglesia se ha de encarnar en las culturas amazónicas que
poseen un alto sentido de comunidad, igualdad y de solidaridad por lo
que no se acepta el clericalismo en sus diversas formas de manifestarse.
Los pueblos originarios poseen una rica tradición de organización
social donde la autoridad es rotativa y con un profundo sentido de
servicio. Desde esta experiencia de organización sería oportuno
reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de
gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental,
judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden
.
Distancias geográficas y pastorales
128. Además de la pluralidad de culturas dentro de la Amazonía, las
distancias generan un problema pastoral grave que no se puede resolver
solamente con instrumentos mecánicos y tecnológicos. Las distancias
geográficas manifiestan también distancias culturales y pastorales que,
por lo tanto, exigen el paso de una “pastoral de visita” a una “pastoral
de presencia”, para reconfigurar la iglesia local en todas sus
expresiones: ministerios, liturgia, sacramentos, teología y servicios
sociales.
Sugerencias
129. Las siguientes sugerencias de las comunidades recuperan aspectos
de la Iglesia primitiva cuando respondía a sus necesidades creando los
ministerios oportunos (cf. Hch 6,1-7; 1 Tim 3,1-13):
a) Nuevos ministerios para responder de modo más eficaz a las necesidades de los pueblos amazónicos:
1. Promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres como respuesta
a las necesidades de atención pastoral-sacramental; su contribución
decisiva está en el impulso a una auténtica evangelización desde la
perspectiva indígena, según sus usos y costumbres. Se trata de indígenas
que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y
de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la
fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural. Hay que partir de
una “Iglesia que visita” a una “Iglesia que permanece”, acompaña y está
presente a través de ministros que surgen de sus mismos habitantes.
2. Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que,
para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la
ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente
indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una
familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los
Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana.
3. Identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a
la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la
Iglesia amazónica.
b) Rol de los laicos:
1. Las comunidades indígenas son participativas con un alto sentido
de corresponsabilidad. Por ello se pide valorar el protagonismo de los
cristianos laicos y laicas y reconocerles su espacio para que sean
sujetos de la Iglesia en salida.
2. Ofrecer caminos de formación integral para asumir su rol de animadores de comunidades con credibilidad y corresponsabilidad.
3. Crear itinerarios formativos a la luz de la Doctrina Social de la
Iglesia con enfoque amazónico para laicos y laicas que trabajan en
territorios amazónicos, en especial en ámbitos de ciudadanía y política.
4. Abrir nuevos cauces de procesos sinodales, con la participación de
todos los fieles, de cara a la organización de la comunidad cristiana
para la trasmisión de la fe.
c) Rol de la mujer:
1. En el campo eclesial la presencia femenina en las comunidades no
es siempre valorada. Se reclama el reconocimiento de las mujeres desde
sus carismas y talentos. Ellas piden recuperar el espacio dado por Jesús
a las mujeres, “en donde todos-todas cabemos”.[61]
2. También se propone que las mujeres tengan garantizado su
liderazgo, así como espacios cada vez más amplios y relevantes en el
área formativa: teología, catequesis, liturgia y escuelas de fe y
política.
3. También se pide que se escuche la voz de las mujeres, que sean
consultadas y participen en las tomas de decisiones, y puedan así
contribuir con su sensibilidad a la sinodalidad eclesial.
4. Que la Iglesia acoja cada vez más el estilo femenino de actuar y de comprender los acontecimientos.
d) Rol de la vida consagrada:
1. “Los pueblos latinoamericanos y caribeños esperan mucho de la vida
consagrada [… que muestra] el rostro materno de la Iglesia. Su anhelo
de escucha, acogida y servicio, y su testimonio de valores alternativos
del Reino, muestran que una nueva sociedad latinoamericana y caribeña,
fundada en Cristo, es posible” (DAp. 224). Por ello se propone promover
una vida consagrada alternativa y profética, inter congregacional,
inter-institucional, con un sentido de disposición para estar donde
nadie quiere estar y con quien nadie quiere estar.
2. Apoyar la inserción y la itinerancia de los consagrados y
consagradas junto a los más empobrecidos y excluidos, y la incidencia
política para transformar la realidad.
3. Proponer a los religiosos y religiosas que vienen de fuera tener
una disponibilidad para compartir la vida local con corazón, cabeza y
manos para desaprender modelos, recetas, esquemas y estructuras
prefijados, para aprender lenguas, culturas, tradiciones de sabidurías,
cosmologías y mitologías autóctonas.
4. Dadas las urgencias pastorales, y frente a la tentación del
activismo inmediatista, se recomienda dar tiempo al aprendizaje de la
lengua y de la cultura para generar vínculos y desarrollar una pastoral
integral.
5. Se recomienda que la formación a la vida religiosa incluya
procesos formativos enfocados desde la interculturalidad, inculturación y
diálogo entre espiritualidades y cosmovisiones amazónicas.
6. Se sugiere dar prioridad a las necesidades de los pueblos locales sobre las de las congregaciones religiosas.
e) Rol de los jóvenes:
1. Urge un diálogo con los jóvenes para escuchar sus necesidades.
2. Es necesario acompañar procesos de transmisión y recepción de la herencia cultural y lingüística en las familias[62] para superar las dificultades en la comunicación intergeneracional.
3. Los jóvenes se encuentran entre dos mundos, entre la mentalidad
indígena y la atracción de la mentalidad moderna, sobre todo cuando
emigran a las ciudades. Se necesita, por un lado, programas para
fortalecer su identidad cultural frente a la pérdida de sus valores,
idiomas y relación con la naturaleza; por otro lado, programas para
ayudarlos a entrar en diálogo con la cultura urbana moderna.
4. Urge hacer frente al problema de la migración de jóvenes hacia las ciudades. [63]
5. Se necesita un mayor énfasis en la defensa y la recuperación de
los que son víctimas de las redes de narcotráfico y trata de personas,
así como de la adicción a las drogas y el alcohol.
f) Diócesis de fronteras:
1. La frontera es una categoría fundamental de la vida de los pueblos
amazónicos. Es el lugar por excelencia de la agudización de los
conflictos y violencias, donde no se respeta la ley y la corrupción mina
el control del Estado, dejando campo libre a muchas empresas para una
explotación indiscriminada. Por todo ello es necesario un trabajo que
ayude a ver la Amazonía como una casa de todos, que merece el cuidado de
todos. Se propone una acción pastoral conjunta entre las Iglesias
fronterizas para afrontar los problemas comunes como la explotación del
territorio, la delincuencia, el narcotráfico, el tráfico de personas, la
prostitución, etc.
2. Es conveniente incentivar y fortalecer el trabajo en redes de
pastoral de fronteras como camino de acción pastoral social y ecológica
más eficaz continuando el servicio de la REPAM.
3. Dadas las características propias del territorio amazónico, se
sugiere considerar la necesidad de una estructura episcopal Amazónica
que lleve a cabo la aplicación del Sínodo.
4. Se pide la creación de un fondo económico de apoyo a la
evangelización, promoción humana y ecología integral sobre todo para la
implementación de las propuestas del Sínodo.
Capítulo V
La evangelización en las ciudades[64]
“Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad” (EG 73)
Misión urbana
130. San Juan Pablo II nos lo advirtió: "Hoy, la imagen de la misión ad gentes
quizás está cambiando: los lugares privilegiados deberían ser las
grandes ciudades, donde surgen nuevas costumbres y modelos de vida,
nuevas formas de cultura, que luego influyen sobre la población" (RM,
37b). La Iglesia necesita estar en diálogo permanente con la realidad
urbana, que exige respuestas diferentes y creativas. Para esto, es
necesario que los sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos de los
diferentes ministerios, movimientos, comunidades y grupos de una misma
ciudad o diócesis, estén cada vez más unidos en la realización de una
acción misionera conjunta, inteligente, capaz de unir fuerzas. La misión
urbana sólo avanzará mientras haya una gran comunión entre los
trabajadores de la viña del Señor, porque, frente a la complejidad de la
ciudad, la acción pastoral individual y aislada pierde eficacia.
Desafíos urbanos
131. La ciudad aún con sus desafíos puede transformarse en explosión
de la vida. Las ciudades son parte del territorio, por ello deben cuidar
la foresta y respetar a los indígenas. Contrariamente muchos de los
habitantes de las ciudades amazónicas consideran a los indígenas un
obstáculo para su progreso y viven de espaldas a la foresta.
132. El indígena en la ciudad es un migrante, un ser humano sin
tierra y un sobreviviente de una batalla histórica por la demarcación de
su tierra, con su identidad cultural en crisis. En los centros urbanos,
los organismos gubernamentales a menudo eluden su responsabilidad de
garantizarles sus derechos, negándoles su identidad y condenándolos a la
invisibilidad. Algunas parroquias, por su parte, aún no han asumido su
plena responsabilidad en el mundo multicultural que espera una pastoral
específica, misionera y profética.
133. Un fenómeno importante a tener en cuenta es el vertiginoso
crecimiento de las recientes iglesias evangélicas de origen pentecostal,
especialmente en las periferias.[65]
134. Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué estructura parroquial
puede responder mejor al mundo urbano, donde el anonimato, el influjo de
los medios de comunicación y la evidente desigualdad social reinan de
manera suprema? ¿Qué clase de educación pueden promover las
instituciones católicas a nivel formal e informal?
Sugerencias
135.Sería conveniente:
a. Promover una pastoral específica de los indígenas que viven en la ciudad en la cual sean ellos mismos protagonistas.
b. Promover la integración de los indígenas en las diferentes
actividades pastorales de la parroquia con seguimiento y formación,
valorando cada día más su aporte.
c. Proyectar una estrategia de trabajo pastoral común en las ciudades.[66]
d. Repensar las estructuras eclesiales superando las formas
culturales desactualizadas que hemos adquirido a lo largo de los siglos.[67]
e. Promover espacios de formación integral.[68]
f. Concientizar acerca de la importancia vital de la inserción de la
ciudad en el territorio y del aprecio de la foresta y de sus habitantes.
Promover los cambios necesarios en las estructuras sociales y
económicas para que el desarrollo de la ciudad no sea una amenaza.
g. Sensibilizar a la comunidad sobre las luchas sociales, apoyando a
los distintos movimientos sociales para promover una ciudadanía
ecológica y defender los derechos humanos.[69]
h. Impulsar una iglesia misionera y evangelizadora, visitando y escuchando la realidad presente en los nuevos barrios.
i. Actualizar la opción por los jóvenes[70], procurando una pastoral donde ellos mismos sean protagonistas.[71]
j. Hacerse presente en los medios de comunicación para evangelizar y promover las culturas originarias.[72]
Capítulo VI
diálogo ecuménico e interreligioso
“Intentemos ahora delinear grandes caminos de diálogo que nos ayuden a salir
de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (LS 163)
136. El diálogo ecuménico se realiza entre personas que comparten la
fe en Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador, y a partir de las
Sagradas Escrituras procuran dar un testimonio común. El diálogo
interreligioso se lleva a cabo entre creyentes que comparten sus vidas,
sus luchas, sus preocupaciones y sus experiencias de Dios, haciendo de
sus diferencias un estímulo para crecer y profundizar la propia fe.
137. Algunos grupos propagan una teología de la prosperidad y del
bienestar en base a una lectura propia de la Biblia.Hay tendencias
fatalistas que buscan inquietar, y con una visión negativa del mundo
ofrecen un puente de salvación segura. Unos por la vía del miedo y otros
por la búsqueda del éxito, impactan negativamente en grupos amazónicos.
138. Sin embargo, otros grupos están presentes en medio de la selva
amazónica junto a los más pobres realizando una labor de evangelización y
de educación; son muy atrayentes para los pueblos a pesar de no valorar
positivamente sus culturas. Su presencia ha permitido que ellos enseñen
y divulguen la Biblia traducida a las lenguas originarias. En gran
parte estos movimientos se han extendido por la falta de la presencia de
ministros católicos. Sus pastores han formado pequeñas comunidades con
rostro humano, donde la gente se siente valorada personalmente. Otro
factor positivo es la presencia local, cercana y concreta de los
pastores que visitan, acompañan, consuelan, conocen y oran por las
necesidades concretas de las familias. Son personas como las demás,
fáciles de encontrar, que viven los mismos problemas y se vuelven “más
cercanas” y menos “diferentes” al resto de la comunidad. Ellos nos están
mostrando otro modo de ser iglesia donde el pueblo se siente
protagonista y donde los fieles pueden expresarse libremente sin censura
ni dogmatismos o disciplinas rituales.
Sugerencias
139. Sería oportuno:
a. Buscar elementos comunes a través de encuentros periódicos para
trabajar juntos por el cuidado de la Casa Común, y para luchar de modo
mancomunado por el bien común frente a las agresiones externas.
b. Plantearse qué aspectos de ser iglesia nos enseñan y cuáles
necesitan ser incorporados en los nuevos caminos de la Iglesia
amazónica.
c. Incentivar la traducción de la Biblia a las lenguas originales de la Amazonía.
d. Promover encuentros con teólogos cristianos evangélicos.
Capítulo VII
Misión de los medios de comunicación
“La Iglesia dará mayor importancia a los medios de comunicación social
y los empleará para la Evangelización” (DP 158)
Medios, ideologías y culturas
140. Uno de los grandes desafíos de la Iglesia es pensar de qué modo
ubicarse en este mundo interconectado. Los medios de comunicación social
masiva transmiten patrones de conducta, estilos de vida, valores,
mentalidades que influyen vehiculando una cultura que tiende a imponerse
y uniformar nuestro mundo interconectado. Es el problema de la
seducción ideológica de la mentalidad consumista, que afecta sobre todo a
la juventud. En muchos casos, los jóvenes son llevados a no valorar - e
incluso rechazar - su propia cultura y sus tradiciones, aceptando de
manera acrítica el modelo cultural imperante. Esto provoca el desarraigo
y la pérdida de identidad.
Medios de la Iglesia
141. La Iglesia cuenta con una infraestructura de medios, sobre todo
de emisoras radiales las cuales son el medio de comunicación principal.
Los medios pueden ser un instrumento muy importante para trasmitir el
estilo de vida evangélico, sus valores y sus criterios. También son
espacios para informar lo que ocurre en la Amazonía sobre todo respecto a
las consecuencias de un estilo de vida que destruye, y que los medios
en manos de grandes corporaciones ocultan. Ya existen algunos centros de
comunicación social gestados por los mismos indígenas que experimentan
la alegría de poder expresar sus propias palabras, su propia voz no sólo
a sus mismas comunidades, sino también hacia fuera. El mundo indígena
muestra valores que el mundo moderno no tiene. Por eso es importante que
el empoderamiento de los medios de comunicación llegue a los mismos
nativos. Su contribución puede tener resonancia y ayudar a la conversión
ecológica de la Iglesia y del planeta. Se trata de que la realidad
amazónica salga de la Amazonía y tenga repercusión planetaria.
Sugerencias (cf. DAp. 486)
142. Se sugiere:
a. La formación integral de comunicadores autóctonos especialmente
indígenas para fortalecer las narrativas propias del territorio.
b. La presencia de agentes pastorales en medios de comunicación masiva.
c. La constitución, promoción y fortalecimiento de nuevas emisoras de
radio y TV con contenidos apropiados a la realidad amazónica.
d. La presencia de la Iglesia en Internet y demás redes de comunicación para dar a conocer la realidad amazónica al mundo.
e. La articulación de los diversos medios de comunicación en manos de
la Iglesia y de los que trabajan en otros medios, en un plan pastoral
específico.
f. Generar y difundir contenidos sobre la relevancia de la Amazonía,
sus pueblos y culturas para el mundo, a ser promovidos en las
estructuras y canales de la Iglesia universal.
Capítulo VIII
El rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral
“Desde el corazón del evangelio reconocemos la íntima conexión que
existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe
expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora” (EG 178)
Iglesia en salida
143. La Iglesia tiene la misión de evangelizar, la cual implica al
mismo tiempo comprometerse para promover el cumplimiento de los derechos
de los pueblos indígenas. En efecto, cuando estos pueblos se reúnen
hablan de espiritualidad, así como también de lo que a ellos les sucede y
de sus problemas sociales. La Iglesia no puede dejar de preocuparse por
la salvación integral de la persona humana, que comporta favorecer la
cultura de los pueblos indígenas, hablar de sus exigencias vitales,
acompañar los movimientos y reunir fuerzas para luchar por sus derechos.
Iglesia en escucha
144. En la voz de los pobres está el Espíritu; por eso la Iglesia
debe escucharlos, son lugar teológico. Al escuchar el dolor, el silencio
se hace necesidad para poder escuchar la voz del Espíritu de Dios. La
voz profética implica una nueva mirada contemplativa capaz de
misericordia y compromiso. Como parte del pueblo amazónico la Iglesia
recrea su profecía, desde la tradición indígena y cristiana. Pero
también significa ver con conciencia crítica una serie de conductas y
realidades de los pueblos indígenas que van contra el Evangelio. El
mundo amazónico le pide a la Iglesia que sea su aliada.
Iglesia y poder
145. Ser Iglesia en la Amazonía de modo realista significa plantear
proféticamente el problema del poder, porque en esta región la gente no
tiene posibilidad de hacer valer sus derechos frente a grandes
corporaciones económicas e instituciones políticas. Hoy en día,
cuestionar el poder en la defensa del territorio y de los derechos
humanos es arriesgar la vida, abriendo un camino de cruz y martirio. El
número de mártires en la Amazonía es alarmante (Ej. sólo en Brasil entre
2003 y 2017 se registraron 1.119 indígenas asesinados por defender sus
territorios).[73] La Iglesia no puede
ser indiferente, por el contrario ha de apoyar a la protección de
las/los defensores de derechos humanos, y hacer memoria de sus mártires,
entre ellas mujeres líderes como la Hna Dorothy Stang.
Sugerencias
146. Como comunidad solidaria a nivel mundial, la Iglesia reacciona
responsablemente ante la situación global de injusticia, pobreza,
desigualdad, violencia y exclusión en la Amazonía. El presupuesto
fundamental es el reconocimiento de relaciones injustas. Por ello es
necesario:
a. Asumir la denuncia contra modelos extractivistas que dañan el
territorio y violan los derechos de las comunidades. Levantar la voz
frente a proyectos que afectan al medio ambiente y promueven la muerte.
b. Aliarse a los movimientos sociales de base, para anunciar
proféticamente una agenda de justicia agraria que promueva una reforma
agraria profunda, apoyando la agricultura orgánica y agro-forestal.
Asumir la causa de la agroecología incorporándola en sus procesos
formativos en vistas a una concientización mayor de las mismas
poblaciones indígenas.[74]
c. Promover la formación, defensa y exigibilidad de los derechos
humanos de los pueblos de la Amazonía, de las otras poblaciones y de la
naturaleza. Defender a las minorías y a los más vulnerables.
d. Escuchar el grito de la ‘Madre Tierra’
agredida y gravemente herida por el modelo económico de desarrollo
depredador y ecocida, que mata y saquea, destruye y despeja, expulsa y
descarta, pensado e impuesto desde fuera y al servicio de poderosos
intereses externos.
e. Promover la dignidad e igualdad de la mujer en la esfera pública,
privada y eclesial, asegurando cauces de participación, combatiendo la
violencia física, doméstica y psicológica, el femicido, el aborto, la
explotación sexual y la trata, comprometiéndose a luchar para garantizar
sus derechos y para superar cualquier clase de estereotipo.
f. Promover una nueva conciencia ecológica, que nos lleve a cambiar
nuestros hábitos de consumo, a impulsar el uso de energías renovables,
evitando materiales dañinos e implementando otros itinerarios de acción
conforme a la Encíclica Laudato sì.[75] Promover alianzas para combatir la deforestación e impulsar la reforestación.
g. Asumir sin miedo la implementación de la opción preferencial por
los pobres en la lucha de los pueblos indígenas, comunidades
tradicionales, migrantes y jóvenes para configurar la fisionomía de la
Iglesia amazónica.
h. Crear redes de colaboración en los espacios de incidencia
regional, global e internacional, en los que la Iglesia participa
orgánicamente para que los propios pueblos puedan expresar sus denuncias
a la vulneración de sus derechos humanos.
CONCLUSIÓN
147. En este largo recorrido del Instrumentum Laboris, se ha
escuchado la voz de la Amazonía a la luz de la fe (I Parte) y se ha
intentado responder al clamor del pueblo y del territorio amazónico por
una ecología integral (II Parte) y por los nuevos caminos para una
profética en la Amazonía (III Parte). Estas voces amazónicas interpelan a
dar una nueva respuesta a las diversas situaciones y a buscar nuevos
caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo.
Concluimos bajo el amparo de María, venerada con diversas advocaciones
en toda la Amazonía. Esperamos que este Sínodo sea una expresión
concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida
plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos,
especialmente a los pobres.
*.*.*
SIGLAS
AG Decreto Ad Gentes: Sobre la Actividad Misionera de la Iglesia, Pablo VI, Concilio Vaticano II, 1965.
AL Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia, Francisco, 2016.
CIMI Consejo Indigenista Misionero, CNBB, Brasil.
CNBB Conferencia de los Obispos del Brasil.
CV Encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI, 2009.
DAp. Documento de la V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (CELAM), Aparecida, Brasil, 2007.
DM Documento de la II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (CELAM), Medellín, Colombia, 1968.
Doc. Bolivia Doc. Bolivia: Informe país: consulta pre-sinodal. Bolivia 2019.
Doc. Eje de Fronteras Doc. Eje de Fronteras (2019). Preparação ao SINODO para a Amazônia. Tabatinga, Brasil, 11 a 13 de fevereiro de 2019
Doc. Manaos Documento da Assembleia dos Regionais Norte 1 e 2 da
CNBB, “A Igreja e faz carne e arma sua tenda na Amazônia”, Manaus, 1997,
en: CONFERÊNCIA NACIONAL DOS BISPOS DO BRASIL, Desafio missionário. Documentos da Igreja na Amazônia. Coletânea, Ed. CNBB, Brasília, 2014, pág. 67-84.
Doc. Preparatorio Documento Preparatorio del Sínodo para la Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral, Secretaría General del Sínodo de los Obispos, 2018.
Doc. Venezuela Doc.Venezuela. CEV. Respuestas asambleas (2019).
DP Documento de la III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (CELAM), Puebla, México, 1979.
DSD Documento de la IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO
LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (CELAM), Santo Domingo, República
Dominicana, 1992.
DV Constitución dogmática Dei Verbum (sobre la divina revelación). Concilio Vaticano II, 1965.
EC Constitución Apostólica Episcopalis Communio, Francisco, 2018.
EG Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Francisco 2013.
Fr.PM Discurso del Santo Padre Francisco con motivo del “Encuentro
con los Pueblos de la Amazonía”. Coliseo Madre de Dios (Puerto
Maldonado), 19 de enero de 2018.
IBGE Instituto Brasiliero de Geografia e Estatistica
LS Carta Encíclica Laudato Si’: sobre el cuidado de la casa común, Francisco, 2015.
NMI Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte, Juan Pablo II, 2001.
OA Carta Apostólica Octogesima Adveniens, Pablo VI, 1971.
PIAV Pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
RM Carta Encíclica Redemptoris Missio, Juan Pablo II, 1990.
RP Exhortación Apostólica Post-sinodal Reconciliatio et paenitentia, Juan Pablo II, 1984.
SC Constitución Sacrosanctum Concilium (sobre la sagrada liturgia), Concilio Vaticano II, 1963.
Sint. REPAM AAVV., “Sistematización de aportes esenciales desde las voces de los actores territoriales” en REPAM, Amazonía:
Nuevos Caminos para la Iglesia y para la Ecología Integral. Síntesis
general de la red eclesial Panamazónica –REPAM- Asambleas Territoriales,
Foros Temáticos, Contribuciones especiales y escuchas sobre el sínodo, Secretaría Ejecutiva de la REPAM, Quito 2019.
SRS Carta Encíclica Sollicitudo Rei Socialis, Juan Pablo II, 1987.
VG Constitución Apostólica Veritatis Gaudium sobre las Universidades y Facultades Eclesiásticas, Francisco, 2017.
__________________________
[1] Al margen de este proceso oficial,
se han celebrado numerosos seminarios en Washington D.C., Roma y
Bogotá, con expertos en distintas áreas y con representantes de pueblos
amazónicos, para reflexionar sobre las cuestiones aquí analizadas.
[2] Doc. Eje de Fronteras, pág. 3.
[3] Cf. Nobre, C. A., Sampaio, G.,
Borma, L. S., Castilla-Rubio, J. C., Silva, J. S., Cardoso, M., et al.
(2016). “The Fate of the Amazon Forests: land-use and climate change
risks and the need of a novel sustainable development paradigm”. Proceedings of the National Academy of Sciences U.S.A., 113(39),September 2016.
[4] En sus lenguas se encuentra en
diferentes expresiones, como Sumak Kawsay en quechua, o Suma Qamaña en
aymara, o Teko Porã en guaraní. En la filosofía africana, la palabra ubuntu significa algo comparable al sumak kawsay quechua: generosidad, solidaridad, compasión con los necesitados, y el deseo sincero de felicidad y armonía entre todos.
[5] Cf. “El grito del sumak kawsay
en la Amazonia”, Declaración de los pueblos y nacionalidades indígenas
de las regiones de meso América, Andina Caribe, Cono Sur y Amazonía,
reunidos en la ciudad de Pujili-Cotopaxi con el objetivo de profundizar
el verdadero sentido del sumak kawsay, en: home-page del Vicariato de Aguarico; Acosta, Alberto (2008). El Buen Vivir, una oportunidad por construir,
Ecuador Debate: Quito; cf. “Sumak Kawsa, Suma Qamaña, Teko Porã. O
Bem-Viver” (Ano X, n. 340, del 23.08.2010), en: IHUOnlineEdicao 340.pdf
[6] Doc. Diócesis de San José del Guaviare y Arquidiócesis de Villavicencio y Granada (Colombia, Frontera Brasil, Colombia y Perú.
[7] Doc. Bolivia, pág. 36.
[8] Doc. Venezuela, pág. 1.
[9] IPBES, Nature’s Dangerous Decline ‘Unpredented’ Species Extintion Rates ‘Accelerating’.
[10] Cf. Parte II, Cap.III: Migración.
[11] Doc. Eje Fronteras, pág. 1.
[12] Documento da Assembleia dos
Regionais Norte 1 e 2 da CNBB, “A Igreja e faz carne e arma sua tenda na
Amazônia”, Manaus, 1997, en: CONFERÊNCIANACIONAL DOS BISPOS DO BRASIL, Desafio missionário. Documentos da Igreja na Amazônia. Coletânea, Ed. CNBB, Brasília, 2014, pág. 67-84.
[13] Los Documento de Santarém (1972) y Manaos (1997) se encuentran en: CNBB (2014). Desafio missionário. Documentos da Igreja na Amazônia. Coletânea, Ed. CNBB, Brasília, pp. 9-28 y 67-84.
[14] Cf. LS 163 y Doc. Preparatorio, n. 13.
[15] Papa Francisco, Discurso con motivo del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015. Cf. Parte II, cap. I: Destrucción extractivista, p.41, n. 113.
[16] Cf. ST II-II, Q 158, Art 1.
[17] Cf. Sint. REPAM, pág 135.
[18] Se refiere a la transformación de la selva en una sabana.
[19] Cf. Sint. REPAM – Brasil, pág 120.
[20] Cf. Sint. REPAM, pag 43.
[21] Cf. Sint. REPAM, pag 86.
[22] Cf. Sint. REPAM, Antonio, Brasil, pag 57.
[23] Cf. Parte II, Cap. II. (PIAV)
[24] Organización Internacional del Trabajo (OIT), 1989. Convenio 169: Sobre Pueblos Indígenas y Tribales, art. 7.
[25] Algunos migran a las ciudades
para comercializar productos de primera necesidad u obtener algún
trabajo temporal en busca de dinero para sustentar a sus familias (Ej.
migración pendular interna peruana para trabajar con las madereras).
[26] La práctica de la trashumancia
tiene su base en dos fenómenos naturales inter-relacionados: las
diferencias en producción primaria provocadas por las estaciones y la
migración animal. La trashumancia humana se vincula entonces, a la
ecología integral: necesidad humana de producir, y a la situación
ecológica que provoca la migración de algunos grupos humanos.
[27] Francisco, Encuentro con la población Instituto Jorge Basadre Grohmann (Puerto Maldonado, 19 enero 2018).
[28] Cf. Parte I, Cap. I, punto 14; Parte II, Cap. I, punto 48.
[29] Discípulos Missionários na Amazônia, 2007. Documento do IX Encontro de Bispos da Amazônia, Manaus (2007). En: CNBB (2014), Desafio missionário: Documentos da Igreja na Amazônia. Coletânea, Ed. CNBB, Brasília, pp. 161-216 (269).
[30] Cf. Sínt. REPAM, pág.124.
[31] Cf. Doc. Venezuela, Resumen Final, pág. 4.
[32] Discurso del Santo Padre
Francisco a los Participantes en el Foro Internacional sobre
“Migraciones y Paz” (21 de febrero de 2017).
[33] Cf. Parte II, cap. III: Migración.
[34] Cf. Documento Preparatorio, pag.6.
[35] Cf. Parte II, cap. V: Familia y comunidad.
[36] Cf. Parte II, cap. VII: La cuestión de la salud integral.
[37] Cf. Parte II, cap. VIII: Educación integral.
[38] Cf. Parte II, cap. VI: Corrupción.
[39] Sint. REPAM, pag 42.
[40] Cf. Sint. REPAM, pag 71, y Part II, Cap. VII: La cuestión de la salud integral.
[41] Sint. REPAM, pag.57.
[42] Cf. Sint. REPAM, pag 161.
[43] Cf. Sint. REPAM, pag 125.
[44] Cf. Sint. REPAM, pag 125.
[45] Benedicto XVI, Homilía en el solemne inicio del ministerio petrino (24 abril 2005).
[46] Francisco, Discurso al episcopado brasileño (27 de julio de 2013).
[47] Cf. San Justino, II Apologia, 7,3; 8,1; 13, 2-3; 13, 6; Ad Gentes 11; DP 401, 403.
[48] Cf. Magisterio latinoamericano en las Asambleas Generales; san Juan Pablo II en Sollicitudo Rei Socialis 42 y Centesimus anus 11.57; Benedicto XVI en el Discurso en la sesión inaugural de los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2007); y Francisco en Evangelii Gaudium, 197-201.
[49] Cf. San Ireneo de León, Contra Herejes, V, praef; I, 6, 1; DP 400.
[50] Entre otros pueden citarse:
Rodolfo Lunkenbein SDB y Simão Bororo (1976), Marçal de Souza Tupã-i
(1983, Guaraní), Ezequiel Ramin (1985, Comboniano), Hna. Cleusa Carolina
Rody (1985, misionera Agustina Recoleta), Josimo Moraes Tavavares
(1986, sacerdote diocesano), Vicente Cañas SJ (1987), Mons. Alejandro
Labaka y Hna. Inés Arango (1987, ambos capuchinos), Chico Mendes (1988,
ecologista), Galdino Jesus dos Santos (1997, Pataxó Hã-Hã-Hãe), Ademir
Federici (2001), Hna. Dorothy Mae Stang (2005, Hermana. de N. S. de
Namur).
[51] Cf. EG 68-70, 116, 122, 126, 129.
[52] Concilio Limense, Ses. III, c.3.
[53] Cf. Documento Preparatorio, 4; Parte I, cap. IV: Diálogo.
[54] Sint. REPAM, pág. 58.
[55] Cf. Parte I, cap. III: Tiempo (Kairós), n. 30; Parte III, cap.I: Iglesia con rostro amazónico y misionero, nn. 106-107, 113.
[56] Cf. cf. San Justino, Apología II, 8; Ad Gentes, n. 11;
[57] Cf. Parte III, Cap I: Iglesia con rostro amazónico y misionero, n. 107.
[58] Cf. Parte III, Cap. VI: Misión de los medios de comunicación.
[59] Cf. Idem.
[60] Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia (2003), 1. Cap.II.
[61] Cf. Sint. REPAM, pág. 78.
[62] Cf. Parte II, cap. V: Familia y comunidad.
[63] Cf. Parte II, cap. III: Migración.
[64] Cf. Parte II, cap. IV: Urbanización.
[65] Cf. Parte III, cap. V: Diálogo ecuménico e interreligioso.
[66] Cf. Parte II, cap. IV: Urbanización.
[67] Cf. Parte III, cap. IV: La organización de las comunidades.
[68] Cf. Parte II, cap. VIII: Educación integral.
[69] Cf. Parte III, cap. VII: El rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral.
[70] Cf. DP 1166-1205; Documento final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional; Francisco, Exhortación apostólica post-sinodal Christus vivit (25 marzo 2019).
[71] Cf. Parte III, cap. IV: La organización de las comunidades.
[72] Cf. Parte III, cap. II: Desafíos de la inculturación e interculturalidad.
[73] Cf. CIMI, “Relatório de violência contra os Povos Indígenas no Brasil”.
[74] Ver Sint. REPAM, pág. 142, 146.
[75] Cf. Parte II, Cap. IX: La conversión ecológica.