Caracas, VENEZUELA (Agencia Fides, 24/06/2019) - La grave crisis que vive Venezuela y que ha
provocado el éxodo masivo de muchos venezolanos fue el tema del
encuentro de los obispos con la alta comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien durante su visita al
país se reunió con representantes del gobierno, la oposición, las
organizaciones y la sociedad civil.
En la tarde del 21 de junio, el Alto Comisionado se reunió con una
delegación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) encabezada por
su secretario general, mons. José Trinidad Fernández, quien entregó una
carta firmada por el Comité Ejecutivo de la CEV en la que se presenta la
situación y se prevé una solución a la crisis.
"La Iglesia Católica en Venezuela desde 2004 denuncia la situación de la
grave crisis humanitaria que vive nuestro pueblo", dice el texto
entregado a Michelle Bachelet, publicado por los medios de comunicación
locales y recibido por la Fides. Los obispos reafirman que son
"defensores de la vida en todos sus aspectos", su compromiso es
"escuchar el grito de nuestro pueblo". Así que enumeran el surgimiento
de una diáspora masiva y nuevas formas de esclavitud, incluyendo el
tráfico de seres humanos, la prostitución, la situación en la frontera,
el aumento de la desnutrición infantil, la mentira que se hace pasar por
la verdad, el problema de la gasolina.
Continuando con la descripción de la situación, los obispos señalaron
"la crisis eléctrica en toda Venezuela, con la excepción de Caracas,
para dar la sensación de normalidad a quienes visitan el país"; la falta
de agua que no llega a los hogares; el crecimiento de los suicidios; la
interrupción de los estudios por la pobreza, la falta de alimentos y de
transporte; "la inseguridad alimentaria que ante los altos costos
imposibilita la compra de productos básicos"; la grave situación de la
salud pública que se traduce en la falta de medicamentos y las
condiciones deprimentes en las que se encuentran los hospitales. También
revela la depredación del medio ambiente con la extracción de riquezas
minerales y la explotación de los pueblos indígenas, que asociada a la
extracción ilegal, está deteriorando la Amazonía.
Ante esta grave situación de violación de los derechos humanos, los
obispos hacen un llamado a la intervención del Alto Comisionado,
presentando al gobierno sus peticiones: el reconocimiento de las ONG y
el permiso para la entrada de suministros para la asistencia
humanitaria; la liberación de los presos políticos y la eliminación de
las comisarías de policía como centros de detención; el fin de las
prácticas abusivas que violan los derechos humanos por parte de los
diferentes grupos de seguridad del Estado.
Los obispos también piden que los venezolanos recuperen sus "derechos
electorales, políticos y económicos" y reiteran que la solución
fundamental a la crisis "es la elección de un nuevo presidente y el
reconocimiento de la Asamblea Nacional como órgano elegido por el
pueblo".
"La crisis en el país tiene sus raíces en la corrupción y la impunidad
-concluyen- frente al saqueo de los recursos públicos y no se debe
simplemente a las sanciones que se han impuesto. Antes de estas
sanciones, Venezuela ya se encontraba en una situación económica
deprimente. La grave crisis humanitaria se resuelve si los que están en
el poder buscan el bien común de todos.