CIUDAD DEL VATICANO
(http://catolicidad.blogspot.com
– Enero 6 de 2014). A las 12.00 horas de este domingo, el Santo
Padre FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio
Apostólico Vaticano ha rezado el Ángelus con los fieles y
peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Este es texto íntegro del Ángelus
Papal:
¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!
La
liturgia de este domingo nos vuelve a proponer, en el prólogo del
Evangelio de San Juan, el significado más profundo de la Navidad de
Jesús. Él es la Palabra de Dios que se hizo hombre y que ha puesto
su " tienda", su morada entre los hombres. Escribe el
Evangelista: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn
1,14). ¡En estas palabras, que nunca dejan de maravillarnos, está
todo el Cristianismo! ¡Dios se ha hecho mortal, frágil como
nosotros, ha compartido nuestra condición humana, excepto el pecado,
pero ha tomado sobre sí los nuestros como si fueran propios. Ha
entrado en nuestra historia, se volvió plenamente Dios-con-nosotros!
El nacimiento de Jesús, ahora, nos muestra que Dios ha querido
unirse a cada hombre y cada mujere, a cada uno de nosotros, para
comunicarnos su vida y su alegría.
Así, Dios es Dios con nosotros, Dios que nos ama, Dios que camina con nosotros. Éste es el mensaje de Navidad: el Verbo de se hizo carne. Así la Navidad nos revela el amor inmenso de Dios por la humanidad. De ahí deriva también el entusiasmo, la esperanza de nosotros los cristianos, que en nuestra pobreza nos sabemos que somos amados, que somos visitados, que somos acompañados por Dios; y miramos al mundo y la historia como el lugar en el cual caminar juntos con Él y entre nosotros, hacia los cielos nuevos y la tierra nueva. Con el nacimiento de Jesús, ha nacido una promesa nueva, ha nacido un mundo nuevo, y también un mundo que puede ser siempre renovado. Dios está siempre presente para suscitar hombres nuevos, para purificar el mundo del pecado que lo envejece, del pecado que lo corrompe. Por cuanto la historia humana y la personal de cada uno de nosotros pueda estar marcada por las dificultades y debilidades, la fe en la Encarnación nos dice que Dios es solidario con el hombre y su historia. ¡Esta cercanía de Dios al hombre, a cada uno de nosotros, es un don que no tiene ocaso nunca! ¡Él está con nosotros!. ¡Él es Dios-con nosotros! Y esta proximidad no tiene ocaso nunca. Aquí está la buena noticia de la Navidad: la luz divina, que inundó los corazones de la Virgen María y de San José, y guió los pasos de los pastores y de los magos, brilla hoy para nosotros.
En
el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, existe también un
aspecto ligado a la libertad humana, a la libertad de cada uno de
nosotros. De hecho, el Verbo de Dios planta su tienda entre nosotros,
pecadores y necesitados de misericordia. Y todos nosotros debemos
apresurarnos para recibir la gracia que Él nos ofrece. Sin embargo,
prosigue el Evangelio de San Juan, «los suyos no lo recibieron» (v.
11). También nosotros, tantas veces lo rechazamos, preferimos
permanecer en la cerrazón de nuestros errores y en la angustia de
nuestros pecados. ¡Pero Jesús no desiste y nunca deja de ofrecerse
a sí mismo y su gracia que nos salva! Jesús es paciente. Jesús
sabe esperar, nos espera siempre. Éste es un mensaje de esperanza,
un mensaje de salvación, antiguo y siempre nuevo. Y nosotros estamos
llamados a testimoniar con alegría este mensaje del Evangelio de la
vida, del Evangelio de la luz, de la esperanza y del amor. ¡Porque
el mensaje de Jesús es éste: vida, luz, esperanza, amor!
María,
Madre de Dios y nuestra tierna Madre, nos sostenga siempre, para que
nos mantengamos fieles a la vocación cristiana y podamos realizar
los deseos de justicia y de paz que llevamos dentro de nosotros, en
el inicio de este nuevo año.
Después del Ángelus:
Hermanos y hermanas,
En el clima de alegría, típico de este tiempo navideño, deseo anunciar que del 24 al 26 de Mayo próximo, Dios mediante, cumpliré una peregrinación a Tierra Santa. La finalidad principal es conmemorar el histórico encuentro entre el papa Pablo VI y el Patriarca Atenagora, que se realizó exactamente el 5 de enero, como hoy, de hace cincuenta años. Las etapas serán tres: Amman, Belén y Jerusalén. Tres días. Ante el Santo Sepulcro celebraremos un Encuentro Ecuménico con todos los representantes de las Iglesias cristianas de Jerusalén, junto al Patriarca Barlolomé de Constantinopla. Desde ya les pido que recen por esta peregrinación que será una peregrinación de oración.
En el curso de la semana me han llegado de todas partes del mundo tantos mensaje de felicitación por la Santa Navidad y por el Año Nuevo. ¡Me gustaría, pero por desgracia es imposible responderles a todos! Por lo tanto deseo agradecer de corazón a los niños, por sus hermosos diseños. ¡Son bellos de verdad! ¡Los niños hacen hermosos diseños! ¡Bellos, bellos, bellos! Agradezco a los niños primero. Agradezco a los jóvenes, los ancianos, las familias, las comunidades parroquiales y religiosas, las asociaciones, los movimientos y diversos grupos que me han honrado con manifestaciones de afecto y cercanía. Pido a todos que continúen orando por mí, lo necesito, y oren por este servicio a la Iglesia.
Y ahora los saludo con afecto a vosotros, queridos peregrinos presentes hoy, en particular a la Asociación Italiana de Maestros Católicos: ¡os animo en vuestra labor educativa, es muy importante! Saludo a los fieles Arco di Trento y Bellona, a los jóvenes y a los grupos de Crema y de Mantova que trabajan con personas discapacitadas. Saludo asimismo al gran grupo de marinos brasileños.
A todos les deseo un buen domingo y un buen almuerzo. ¡Adiós!
(Traducción de su original italiano: http://catolicidad.blogspot.com)