lunes, 6 de octubre de 2014

Basta con la guerra y las violaciones de los derechos humanos


CIUDAD DEL VATICANO, 4 de octubre de 2014 (VIS). Basta con la guerra y las violaciones de los derechos humanos, afirman los representantes pontificios en Oriente Medio al final de su encuentro (2- 4 de octubre) en el Vaticano para discutir de la situación de los cristianos en esa región. Grave preocupación suscita en ellos la acción de algunos grupos extremistas, en particular, del llamado ''Estado islámico'', cuyas violencias y abusos no pueden dejar indiferentes. No se puede callar, ni la comunidad internacional puede permanecer inerte frente a la masacre de personas a causa de su pertenencia social o étnica... ni ante el éxodo de miles de personas y la destrucción de lugares de culto, afirman. Los participantes en el encuentro han reiterado que es lícito detener al agresor injusto, siempre en el respeto del derecho internacional. Sin embargo, no se puede resolver el problema solo con la acción militar. Hay que afrontarlo en profundidad y partiendo de las causas que están en su raíz y son explotadas por la ideología fundamentalista. Un papel importante toca a los líderes religiosos, cristianos y musulmanes que deben colaborar para favorecer la comprensión recíproca y denunciar claramente la instrumentalización de la religión para justificar la violencia. Frente al drama de tantas personas que han sido obligadas a dejar sus hogares de forma brutal, los participantes han reafirmado la necesidad de que se reconozca el derecho de los cristianos y de otros grupos étnicos y religiosos a permanecer en sus lugares de origen y, en el caso de que se vean obligados a emigrar, el derecho de regresar en condiciones de seguridad, con la posibilidad de vivir y trabajar en libertad y con perspectivas de futuro. Y para ello es necesario, en las circunstancias actuales, el compromiso tanto de los gobiernos interesados como de la comunidad internacional. Por último subrayan que no nos podemos resignar a pensar en Oriente Medio sin los cristianos que desde hace dos mil años confiesan el nombre de Jesús.