CIUDAD DEL VATICANO
(http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/10/10/0745/03034.htm - Octubre 11 de 2014). La Décima Congregación General tuvo lugar
ayer viernes por la tarde. Estuvo presente el Santo Padre FRANCISCO y
168 Padres Sinodales.
Esta es la síntesis no oficial de las intervenciones de los
delegados Fraternos
La Décima
Congregación General se caracterizó por la audición de siete
delegados fraternos de diversas confesiones cristianas. La
intervención del octavo delegado, Su Eminencia Hilarión, presidente
del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú,
tendrá lugar en los próximos días.
En sus
intervenciones, los delegados fraternos expresaron al Santo Padre y a
los Padres Sinodales su gratitud por haber sido invitados a
participar en la asamblea. A continuación cada uno expuso el tema de
la familia en el ámbito de su confesión cristiana.
En general los
desafíos y las esperanzas que atañen al núcleo familiar son
comunes a todos los cristianos. La familia es clave para la sociedad,
es la base fundamental de la comunión en la justicia. Ciertamente no
faltan dificultades: la crisis económica avanza, los medios de
comunicación reducen los momentos de diálogo en el hogar, y a veces
proponen modelos que inducen al adulterio. Las guerras, las
migraciones, la globalización, el drama de enfermedades como el SIDA
y el ébola, el fundamentalismo islámico presente en algunos países,
ponen continuamente en peligro el bien de la familia, en todos los
contextos.
También es común
entre los cristianos la necesidad de una adecuada preparación para
el matrimonio así como de una cuidadosa reflexión sobre el
matrimonio entre creyentes y no creyentes. En cuanto a los
divorciados y vueltos a casar, se ha reiterado que su acogida en la
Iglesia puede dar nuevas esperanzas y favorecer un clima familiar más
sereno, que a su vez redundaría en beneficio de toda la sociedad. Es
esencial, por lo tanto que todas las confesiones cristianas escuchen
a los que se encuentran en situaciones familiares difíciles ya que
necesitan, día tras día, misericordia y compasión y las iglesias
siempre quieren ayudar a los que sufren, teniendo en cuenta tanto la
Santa la Escritura como los problemas del mundo contemporáneo.
Por cuanto respecta
a las personas homosexuales, lejos de cualquier tipo de condena, se
puso de manifiesto la voluntad de escuchar y comprender, reiterando
al mismo tiempo que el matrimonio es la unión entre un hombre y una
mujer. También se habló de la atención especial que merecen los
niños nacidos en contextos difíciles y todas las víctimas de la
violencia, especialmente las mujeres y los menores de edad, porque
los cristiano tienen en común la defensa de los más vulnerables, de
los que no tienen voz, tanto si son creyentes como si no lo son.
Otro tema central en
las intervenciones de los delegados fraternos, fue el anuncio del
Evangelio. La familia - se afirmó - es la primera escuela de fe, es
el lugar donde se aprende a conocer y difundir la Buena Nueva, y por
lo tanto es esencial que los cristianos compartan la "alegría
del Evangelio", ese "Evangelii gaudium" frecuentemente
recordado por el Papa Francisco.
Se encontraron
algunas diferencias de enfoque, por ejemplo en el tema de la
regulación de los nacimientos y a este respecto se subrayó la
libertad de conciencia de los creyentes, siempre que se respete el
significado del amor y el matrimonio. Además, en relación con el
segundo matrimonio, los ortodoxos afirmaron que todavía representa
una desviación y que se celebra, después de un período de
acompañamiento de la Iglesia, para intentar que los cónyuges se
reconcilien.
Después, los
delegados fraternos de las Iglesias presentes en Oriente Medio dieron
las gracias al Santo Padre por haber convocado el 7 de septiembre de
2013 la vigilia de oración por la paz en Siria y en otros lugares en
el mundo. En este contexto, se volvió a hablar de la responsabilidad
que compete a las familias cristianas en Oriente Medio por cuanto
respecta a la evangelización en los países de mayoría islámica.
Todas las
intervenciones concluyeron manifestando el deseo de que el Sínodo
Extraordinario sobre la familia sea fructífero, también de cara a
la Asamblea ordinaria programada para el 2015.