Beirut, LÍBANO
(Agencia Fides, 02/10/2014) – “Los efectos de la afluencia
incontrolada de refugiados sirios al Líbano presenta escenas
angustiantes. La preocupación ha alcanzado el nivel de advertencia.
Entre la población local la hostilidad hacia los refugiados continúa
creciendo, sobre todo después de que se hayan encontrado armas en
los campos de refugiados. Ahora todo el mundo ve a los refugiados
como la masa de maniobra a disposición de las potencias regionales
que quieren desestabilizar el Líbano o dominarlo, impidiéndole
tener una política independiente”. Así el sacerdote Maronita Paul
Karam, Presidente de Cáritas Líbano, describe a Fides el ambiente
que se respira en el país de los cedros después de lo que ha
sucedido en el área de Arsal, donde en los últimos días el
ejército ha destruido un campo de refugiados y arrestado a cientos
de personas.
La operación, según
informes difundidos por las organizaciones humanitarias, se ha visto
acompañada por violaciones y conducta violenta del ejército contra
los refugiados y también ha causado algunas víctima. Durante las
etapas iniciales de la operación, cientos de hombres presentes en el
campo habían organizado una protesta coreando consignas de apoyo a
los yihadistas del Estado Islámico.
La frontera entre
Siria y el Líbano ha sido cruzada en varias ocasiones por
incursiones de grupos yihadistas como Al-Nusra, que amenaza con
ejecutar a nueve policías y soldados libaneses que tiene como
rehenes en represalia por la participación pro-Assad de la milicia
chií libanesa de Hezbolá en el conflicto sirio. En todo el valle de
la Bekaa crece el clima de conflicto sectario.
“En algunos campos
de refugiados - recuerda el p. Karam - se han encontrado armas. Entre
la gente del Líbano, se teme que haya intereses y responsabilidades
políticas locales y regionales que quieren usar a los refugiados
para tener bajo chantaje o hacer explotar el frágil equilibrio del
Líbano. Los refugiados son más de un millón de personas.
Obviamente, la Iglesia advierte contra el criminalizar a los
refugiados como tales, pero registra que este sentimiento es cada vez
mayor entre la población, no podemos negarlo y no conseguimos
apaciguar los ánimos. Nos critican por la ayuda que le damos a los
refugiados. Y es natural hacerse preguntas: ¿por qué no se controla
a los refugiados de Siria cuando llegan y durante su estancia, como
se hace en Jordania o Turquía? ¿Porqué Arabia Saudita y Qatar
hasta ahora no han acogido ni un refugiado sirio?”.