CIUDAD DEL VATICANO,
17 octubre 2014 (VIS).- El Papa FRANCISCO ha enviado un mensaje a la
Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI) que se prepara a
celebrar un congreso nacional extraordinario en Arezzo (Italia)
dedicado al Papa Pablo VI que fue Asistente Central de esa
institución entre 1925 y 1933 y que será proclamado beato el
próximo domingo.
El Santo Padre
acompaña el congreso de la FUCI con tres palabras que entrega
simbólicamente a sus participantes: la primera es ''studium''.
''Lo esencial de la vida universitaria -escribe el Pontífice-
estriba en el estudio, en la fatiga y la paciencia del pensar que
revela una tensión del ser humano hacia la verdad, el bien, la
belleza...No os contentéis de verdades parciales o de ilusiones
consoladoras; haced que el estudio sea un comprensión cada vez más
plena de la realidad. Para ello son necesarias la humildad de la
escucha y la amplitud de la mirada''.
La segunda palabra
es investigación, que junto con el diálogo y la confrontación
deben ser el método de estudio de la FUCI. ''La FUCI
-prosigue el Papa- debe experimentar siempre la humildad de la
búsqueda, esa actitud de acogida silenciosa de lo ignoto, de lo
desconocido, del otro y demostrar su apertura y su disponibilidad
para caminar con todos aquellos empujados por una tensión inquieta
hacia la Verdad, creyentes y no creyentes, extranjeros y excluidos.
La investigación se interroga constantemente, se transforma en
encuentro con el misterio y se abre a la fe: hace posible el
encuentro entre fe, razón y ciencia, permite un diálogo armonioso
entre ellas... A través de este método de investigación es posible
alcanzar un objetivo ambicioso: soldar la fractura entre Evangelio y
contemporaneidad a través del estilo de la mediación cultural, una
mediación itinerante que sin negar las diferencias culturales, al
contrario, valorizándolas se proponga como horizonte de proyecto
positivo''.
Por último,
frontera. ''La Universidad es una frontera que os espera, una
periferia en que acoger y sanar las pobrezas existenciales del ser
humano. La pobreza en las relaciones, en el crecimiento humano,
tienden a llenar las cabezas sin crear un proyecto compartido de
sociedad, un fin común, una fraternidad sincera. Preocupaos siempre
-subraya el Obispo de Roma- por encontrar al otro, por
percibir el ''olor'' de los seres humanos de hoy, hasta impregnaros
de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias. No
levantéis nunca barreras que, al intentar defender la frontera,
impiden el encuentro con el Señor. En la cultura, sobre todo hoy,
necesitamos estar al lado de todos. Podréis superar el
enfrentamiento entre los pueblos solo si lográis alimentar una
cultura del encuentro y de la fraternidad''.