miércoles, 1 de octubre de 2014

Saludos del Pontífice a las Pequeñas Apóstolas de la Caridad, invitación a rezar el rosario y recuerdo del beato Álvaro del Portilllo


CIUDAD DEL VATICANO, 1° de octubre 2014 (VIS).- Antes de la catequesis de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, el Papa FRANCISCO encontró en el Aula Pablo VI a los participantes en la peregrinación promovida por el Instituto Secular de las Pequeñas Apóstolas de la Caridad, fundado hace sesenta años por el beato Luigi Monza que se ocupa ''con competencia y amor'' de la atención a las personas discapacitadas. El Papa -que mencionó al Instituto en la catequesis poniéndolo como ejemplo de ''carisma'' del cuidado por los más vulnerables- recordó que la labor de Luigi Monza fue sostenida por el Papa Pablo VI cuando era Arzobispo de Milán (Italia) y exhortó a que sirviera de ejemplo ''para las familias y para cuantos tienen responsabilidades públicas''.

Después de la catequesis, durante los saludos en diversos idiomas, el Santo Padre invitó tanto a los peregrinos alemanes, como a los polacos, a meditar sobre el camino y la obra de Cristo con los ojos de María y a rezar el rosario para acompañar así el trabajo del Sínodo de los Obispos para la Familia.

También se dirigió a los fieles de lengua portuguesa, entre los que se encontraban los miembros ''Associação Cristã de Empresários e Gestores'' (Asociación cristiana de empresarios y gestores) alentándoles a proseguir su testimonio en la sociedad y a dejarse guiar por el Espíritu Santo ''para entender el verdadero sentido de la historia''.

''Custodiad viva la llama de la fe, encendida el día de vuestro bautismo y sostenida por el ejemplo de los mártires santos para que los demás vean la alegría de vuestra vida en Cristo'', dijo a los peregrinos procedentes de Croacia.

Esta fueron sus palabras en español:

Queridos hermanos y hermanas:

Además de los dones con los que el Señor edifica y hace más fecunda a la Iglesia, están los carismas. Un carisma es más que un talento o una cualidad personal. Es una gracia, un don que Dios da por medio del Espíritu Santo. No porque alguien sea mejor que los demás, sino para que lo ponga al servicio de los demás con la misma gratuidad y amor con que lo ha recibido.

Cada uno puede preguntarse ¿Qué carisma me dio el Señor? ¿Cómo lo vivo ? ¿Lo asumo con generosidad, poniéndolo al servicio de todos, o acaso lo tengo descuidado o quizás olvidado, o para mí mismo?

Los diversos carismas y dones con los que el Padre colma a la Iglesia son para crecer en armonía, en la fe y en su amor, como un cuerpo solo, el Cuerpo de Cristo, donde tenemos necesidad los unos de los otros, y donde cada don recibido se verifica plenamente al ser compartido con los hermanos. Así resplandece la belleza y la fuerza sobrenatural de la fe para que juntos podamos entrar en el corazón del Evangelio y seguir a Jesús.

Saludo a los peregrinos de lengua española, venidos de tantos países. Saludo asimismo a Monseñor Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, así como a los fieles de la Prelatura aquí presentes para dar gracias a Dios por la beatificación de Monseñor Álvaro del Portillo. Que la intercesión y el ejemplo del nuevo beato les ayude a responder con generosidad al llamado de Dios a la santidad y al apostolado en la vida ordinaria, al servicio de la Iglesia y de la humanidad entera. Muchas gracias y que Dios los bendiga”.