Era desde junio de 2019 que el centro de Bagdad no se había visto afectado por tales ataques. Los yihadistas del Estado Islámico, que habían conquistado Mosul y luego grandes regiones del norte de Irak a partir de junio de 2014, fueron declarados militarmente derrotados en Irak en diciembre de 2017.
La masacre de Bagdad también arroja una sombra de preocupación por la ansiosa expectativa que experimentan las comunidades cristianas locales ante la visita apostólica del Papa Francisco a Irak, programada del 5 al 8 de marzo. El 19 de enero, en Bagdad, en la sede del Patriarcado caldeo, los obispos católicos de Irak habían participado en una reunión preparatoria de la anunciada visita papal. El cardenal Louis Raphael Sako, en vista del próximo “ayuno de Nínive” - tres días de ayuno y oración tradicionalmente observados por los cristianos caldeos para conmemorar la conversión de Nínive después de la predicación del profeta Jonás, días que este año caen del 25 al 27 de enero – ha instado a todos los caldeos bautizados a “rezar por la salvación de la epidemia del coronavirus” y “también por el buen éxito de la visita del Papa Francisco en marzo”.
Mientras tanto, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en nombre del Papa Francisco ha enviado al presidente iraquí Bahram Salih un telegrama de condolencia por las víctimas de la masacre “Su Santidad el Papa Francisco” dice el telegrama, difundido por la Oficina de Prensa del Vaticano, “ha recibido con profunda tristeza la noticia de los atentados con explosivos de esta mañana en la plaza Tayaran de Bagdad. Deplorando este acto insensato de brutalidad – continúa el texto, el Papa - eza por las víctimas fallecidas y sus familias, por los heridos y por el personal de emergencia presente. Confiando en que todos seguirán trabajando para vencer la violencia con fraternidad, solidaridad y paz, el Papa Francisco invoca sobre la nación y su pueblo la bendición del Altísimo” concluye el cardenal Parolin.