El Santo Padre en su mensaje indica dos criterios a seguir en este tiempo, “que nos abre a nuevos horizontes de esperanza”: estar junto al Pueblo de Dios y rezar. “Esta Asamblea Eclesial no sea una elite, separada del santo Pueblo fiel de Dios. Junto al pueblo. No se olviden que todos somos parte del Pueblo de Dios. Todos somos parte… Fuera del pueblo de Dios surgen las elites ilustradas de una ideología, de otra, y eso no es la Iglesia. La Iglesia se da al partir el pan. La Iglesia se da con todos, sin exclusión. Y una Asamblea Eclesial es signo de esto, una Iglesia sin exclusión. Y la otra cosa que hay que tener en cuenta es la oración. En medio de nosotros está el Señor. Que el Señor se haga sentir, desde ahí nuestro pedido para que esté con nosotros”.
Esta inédita Asamblea Eclesial, dijo Mons. Cabrejos Vidarte, se encuentra en esta perspectiva teológica, y en esta novedad eclesiológica sinodal y “en salida” para América Latina y el Caribe, en profunda comunión con el Santo Padre, y como ofrenda para la Iglesia Universal, además de acompañar el profundo y urgente proceso de renovación y reestructuración del CELAM.
Mons. Jorge Eduardo Lozano, Secretario General del CELAM, se centró en el lema de la Asamblea eclesial: “Todos somos discípulos misioneros en salida” – y en el logo. La asamblea se realizará de forma híbrida o mixta, en noviembre: algunas personas estarán presentes en la Ciudad de México y habrá otras sedes en cada uno de los países que forman parte del CELAM.
“Deseamos involucrar a toda la Iglesia de América Latina y el Caribe, para que puedan participar de manera virtual, desde las conferencias que se llevarán a cabo en México, así como los programas que tendrán lugar en cada una de las sedes alternas a esta Asamblea” explicó Mons. Lozano. Por último se indicaron en este camino tres instancias de preparación: la espiritual, (“porque sabemos que en el centro de nuestra vida está Jesús”), la de la escucha (“porque el Espíritu Santo habla en los corazones de toda su familia, de todos los creyentes”) y la del encuentro (“un tiempo también para encontrarnos, para dialogar y discernir juntos cuáles son estos nuevos desafíos a los cuales el Señor nos invita a asumirlos con alegría”).