El seminarista relata las dificultades iniciales para llevar a cabo su vocación por la oposición del padre que tenía otros planes para su hijo: “Con el tiempo, las cosas han cambiado. Con las oraciones de mi madre y los consejos de muchos amigos, mi padre aceptó lo que deseaba mi corazón”.
“Mi vocación surge del deseo de servir donde más sea necesario. Al principio no conocía bien el carisma de la SMA, simplemente veía a los padres trabajando y eso me llamaba mucho la atención – escribe-. Ahora que ya han pasado algunos años, siento que he crecido en oración, amor y comprensión hacia los demás. Siento que he crecido en amor por el Señor. He tenido que aprender a cerrar la boca y abrir los ojos y los oídos para comprender mejor lo que Dios quería y quiere de mí”.
Habiendo crecido en la fe junto con los padres de la SMA en la parroquia del Buen Pastor en Kicolo, Angola, después del año de espiritualidad internacional de la SMA en Calavi (Benín), Moniz está actualmente realizando sus prácticas en la parroquia de Notre Dame de la Paix en el norte de Togo, en una zona de primera evangelización, como él mismo declara “para llegar a ser misionero desde el fondo del corazón”.