viernes, 2 de septiembre de 2011

Actividades de S.S. Benedicto XVI en Agosto (II)

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Durante los días 18 al 21 de agosto, el Santo Padre realizó un viaje apostólico a Madrid (España), para participar en la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. A su llegada al aeropuerto de Barajas, fue recibido por Sus Majestades los Reyes de España; el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Antonio María Rouco Varela; el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y numerosos cardenales, obispos y autoridades civiles.

En su discurso durante la ceremonia de bienvenida, Benedicto XVI afirmó que llegaba a Madrid "para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros". El descubrimiento de Dios "alienta a los jóvenes y abre sus ojos ante los desafíos del mundo en que viven... Saben que sin Dios sería árduo afrontar esos retos y ser verdaderamente felices". Por ello, la Jornada Mundial de la Juventud trae "un mensaje de esperanza que nos llena de confianza ante el mañana de la Iglesia y del mundo".

A las 19.30, el Papa se trasladó a la Plaza de la Cibeles para la fiesta de acogida de los jóvenes, a quienes se dirigió saludándolos en varias lenguas e invitándoles a buscar ante todo la verdad, "que no es una ideología o un eslógan sino una persona, Cristo".

El viernes 19, después de haber celebrado la Santa Misa en privado en la Nunciatura Apostólica, Benedicto XVI se dirigió al Palacio de la Zarzuela para la visita de cortesía a Sus Majestades Don Juan Carlos y Doña Sofía. Seguidamente, se trasladó hasta el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde le esperaban miles de religiosas pertenecientes a varias congregaciones, también las contemplativas, a quienes dijo: "El encuentro personal con Cristo que nutre vuestra consagración debe testimoniarse con toda su fuerza transformadora en vuestras vidas; y cobra una especial relevancia hoy, cuando se constata una especie de eclipse de Dios", e incluso "un verdadero rechazo del cristianismo".

En El Escorial, el Santo Padre también tuvo ocasión de dirigirse a los jóvenes docentes universitarios inscritos en la JMJ. El Papa afirmó que la universidad "está llamada a ser siempre la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana. Por ello, no es casualidad que fuera la Iglesia quien promovió la institución universitaria... La universidad encarna, pues, un ideal que no debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista de mercado". Los profesores universitarios católicos han de "proponer y acreditar la fe ante la inteligencia de los hombres. Y el modo de hacerlo no es sólo enseñarlo, sino vivirlo, encarnarlo... Los jóvenes necesitan auténticos maestros, personas abiertas a la verdad total".

Por la tarde, tras un encuentro con el Presidente del Gobierno Español en la Nunciatura, Benedicto XVI  rezó el Via Crucis con los jóvenes en la Plaza de la Cibeles. Al finalizar, se dirigió a los asistentes animándoles a estar cerca de los menos favorecidos: "Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos, vuestra capacidad de amar y de compadecer".

La jornada del sábado 20 comenzó para el Papa con la confesión de algunos peregrinos en los Jardines del Buen Retiro, donde desde el martes se estaba desarrollando la Fiesta del Perdón, con más de 200 confesionarios móviles en los que sacerdotes de todo el mundo confesaron a los jóvenes.

A las 10.00, el Santo Padre presidió la Santa Misa con los seminaristas, en la catedral de La Almudena. El tiempo de preparación al sacerdocio, explicó el Papa, "debe ser años de silencio interior, de permanente oración, de constante estudio y de inserción paulatina en las acciones de la Iglesia. Iglesia que es comunidad e institución, familia y misión, creación de Cristo... y a la vez, resultado de quienes la conformamos con nuestra santidad y nuestros pecados. Así lo ha querido Dios, que no tiene reparo en hacer de pobres y pecadores sus amigos e instrumentos para la redención del género humano... Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar".

Por la tarde, se encontró con los comités organizadores de la JMJ en la Nunciatura, y a las 19.40, visitó la Fundación "Instituto San José", que presta asistencia a minusválidos físicos y psíquicos. "Estos testigos -dijo el Santo Padre- nos hablan de la dignidad de cada vida humana, creada a imagen de Dios. Ninguna aflicción es capaz de borrar esa impronta divina grabada en lo más profundo del hombre".

A las 20.30, en el aeropuerto Cuatro Vientos, Benedicto XVI presidió la vigilia de oración con los jóvenes, a los que alentó: "No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra".

El domingo 21, se celebró la Santa Misa de clausura de las Jornadas, durante la que el Papa invitó a los jóvenes a fortalecer la fe y a poner a Cristo en el centro de su vida, dando testimonio en los más diversos ambientes.

Tras mantener un encuentro con los voluntarios de la JMJ, a los que agradeció los servicios prestados, el Papa se despidió pidiendo a los jóvenes que difundan en todo el mundo la experiencia de fe vivida.