CIUDAD
DEL VATICANO, 14 octubre 2014 (VIS).- Durante la undécima
Congregación General tuvo lugar la presentación en el Aula de la
"Relatio post disceptationem", leída por el Relator
General, el cardenal Peter Erdo.
Poco después,
comenzó el debate libre de los Padres Sinodales. En general, la
"Relatio post disceptationem" ha sido apreciada por su
capacidad de "retratar" adecuadamente las intervenciones de
estos días en el Aula, captando el espíritu de la Asamblea y
destacando la acogida como tema principal de los trabajos. Del
documento, se dice, emerge el amor de la Iglesia por la familia fiel
a Cristo, pero también su capacidad de estar cerca del ser humano en
cada momento de su vida, de comprender que, detrás de los desafíos
pastorales, hay muchas personas que sufren. La mirada del Sínodo -se
ha reiterado ? tendría que ser la del pastor que da la vida por sus
ovejas, no la del que las juzga a priori.
Además, dado que la
Relación recoge diversos puntos de vista para proporcionar una base
de trabajo a los Círculos menores, se han sugerido algunas ideas
adicionales. Por ejemplo, teniendo siempre presente que la Iglesia
debe acoger a los que atraviesan por dificultades, sería bueno
hablar más de las familias que se mantienen fieles a las enseñanzas
del Evangelio, animándolas y dándoles las gracias por el testimonio
que ofrecen. Del Sínodo debería emerger más claramente que el
matrimonio indisoluble, feliz, fiel para siempre , es hermoso, es
posible y está presente en la sociedad, evitando así de centrarse
principalmente en las situaciones familiares imperfectas.
También se ha
hablado de acentuar más el tema de la mujer, de su tutela y su
importancia para la transmisión de la vida y de la fe; de integrar
alguna reflexión sobre la figura de los abuelos en el hogar; de
incluir una referencia más específica a la familia como "Iglesia
doméstica" y a la parroquia como una "familia de
familias", así como a la Sagrada Familia, como modelo de
referencia. En este contexto, también se ha tratado de cómo
valorizar la perspectiva misionera de la familia y de su anuncio del
Evangelio en el mundo contemporáneo.
Es necesario
profundizar y aclarar la cuestión de la ''gradualidad'', que podría
dar origen a una serie de confusiones. Por ejemplo, en cuanto al
acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a
casar, se ha dicho que es difícil aceptar excepciones sin que, en
realidad, se conviertan en una regla común.
Asimismo se hizo
notar que la palabra "pecado" no está casi presente en la
Relatio. Y también se recordó el tono profético de las palabras de
Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad de este
mundo.
En relación a los
homosexuales se puso de relieve la necesidad de aceptación, pero con
la prudencia adecuada, con el fin de no crear la impresión de una
evaluación positiva de esa orientación por parte de la Iglesia. La
misma atención se solicitó por cuanto respecta a las convivencias.
Igualmente se apuntó
a la necesidad de reiterar la importancia del sacramento del Bautismo
que es esencial para comprender plenamente la sacramentalidad del
matrimonio y también su ser un "ministerio" en el anuncio
del Evangelio.
En cuanto a la
agilización de los procedimientos para las causas de nulidad
matrimonial, ha suscitado alguna perplejidad la propuesta de dar más
competencias al obispo diocesano, cargando así demasiado peso sobre
sus hombros. Se ha solicitado una reflexión más profunda y
articulada sobre los casos de poligamia - en especial los de aquellos
que se convierten y quieren recibir los sacramentos - y sobre la
difusión de la pornografía (de forma particular en la web) que
representa un riesgo real para la unidad familiar. Por último, en
relación con la apertura a la vida por parte de las parejas, se hizo
hincapié en la necesidad de abordar con más detalle y decisión no
sólo el tema del aborto, sino también el de maternidad subrogada.