Acapulco, MÉXICO
(Agencia Fides, 10/10/2014) – “Quiero expresar mi dolor y el de
la Iglesia Católica por todas las secuelas que se han surgido, a
partir de la tragedia de Iguala. Es preciso que veamos el dolor,
también como una oportunidad para generar solidaridad con todos los
que sufren y responsabilidad para que estas tragedias no vuelvan a
suceder”. Son las palabras de la carta de Su Exc. Mons. Carlos
Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco, señaladas en un comunicado de
la Conferencia Episcopal Mexicana enviado a la Agencia Fides.
El 26 de septiembre,
alrededor de 80 estudiantes de la escuela Normal Rural Raúl Isidro
Burgos, de la ciudad de Ayotzinapa en Iguala, estado de Guerrero, se
estaban organizando para recaudar fondos para pagar los gastos de la
Escuela Normal, que en las zonas rurales es la única referencia
educativa y donde a menudo se forman los grupos dirigentes de la
oposición. Cuando salian de Iguala, algunas patrullas de la policía
municipal intentaron detener el convoy de autobuses, que no se
detuvo, por lo que los agentes comenzaron a disparar. Poco después,
cuando algunos de los estudiantes habían organizado una conferencia
de prensa para denunciar la violencia, otros hombres vestidos de
civil, reconocidos por muchos como parte de la policía municipal,
atacaron de nuevo al grupo. El balance de ambas agresiones
inicialmente era de seis muertos, tres de ellos estudiantes y veinte
heridos. Cincuenta y siete estudiantes fueron detenidos por hombres
armados. Al menos veinte de ellos, según testigos presenciales,
fueron cargados por la fuerza en los camiones por agentes de la
policía municipal.
En los últimos
días, sólo gracias a la insistencia y presión de los medios de
comunicación social, el Gobierno Federal ha decidido enviar fuerzas
federales para investigar en la zona. Se han descubierto seis fosas
comunes clandestinas cerca de Iguala, donde se han encontrado los
cuerpos calcinados de 28 personas. Se sospecha que muchos de los
estudiantes pueden haber sido asesinados con la ayuda del grupo
criminal Guerreros Unidos. El Presidente de la República, Enrique
Peña Nieto, ha dispuesto que se acelere al investigación sobre el
caso de Iguala, que ha calificado como “un acto de barbarie”,
incluidas las relativas a la autoridad que puede haber sido
negligentes.
En su carta a las
familias y a los dirigentes de la escuela, el Arzobispo de Acapulco,
además de asegurar su cercanía y su oración, subraya: “La
tragedia que tuvo lugar en Iguala, con sus asesinados y desaparecidos
ha derivado en una crisis con alcance político en el estado de
Guerrero y ha visibilizado problemas que agobian a los guerrerenses y
que necesitan ser abordados con toda responsabilidad por todos los
actores sociales y políticos”. Mons. Carlos Garfias Merlos está
preocupado también por “la desconfianza de la población hacia las
instituciones públicas que crece” y concluye llamando a las
autoridades a resolver el caso y a informar a la población.