Jos, NIGERIA
(Agencia Fides, 07/10/2014) – Son ya 185 iglesias quemadas y más
de 190.000 personas obligadas a huir. Es el balance de la violencia
perpetrada por Boko Haram en los últimos dos meses en la diócesis
de Maiduguri, cuyo territorio incluye los estados del norte de
Nigeria, Borno, Yobe y algunas áreas de Adamawa. Esto Ha sido
comunicado por el Director de Comunicaciones de la Diócesis, don
Gideon Obasogie.
En los últimos dos
meses, 11 ciudades del territorio de la diócesis han caído en manos
de Boko Haram (según el obispo de lugar, Mons. Doeme Oliver Dashe,
la secta islamista controla 25 ciudades en el norte de Nigeria. “Hace
treinta días, las comunidades católicas de Gulak, Shuwa, Michika,
Bazza y otras fueron saqueadas por crueles ataques terrorista de Boko
Haram”, dice el Director de Comunicaciones Sociales.
“Gwoza y Magadali
están bajo el control de terroristas despóticos y tiranos desde
hace 60 días”, dice don Obasogie. “Nuestros sacerdotes están
desplazados, mientras que los ciudadanos, que se suponía iban a
celebrar la independencia como nación libre, en lugar de eso lloran
a sus muertos y se ven reducidos a la condición de desplazados
internos. ¿Dónde está la libertad?” dice el sacerdote.
Don Obasogie
describe las terribles condiciones en las que las personas
desplazadas se ven obligadas a vivir, acogidos en casas de familiares
y amigos (incluso 60 y 70 personas a la vez), o en estructuras
improvisadas en Maiduguri, Mubi, Yola, Uba, Gombe, Biu y Damaturu. El
pensamiento de las personas desplazadas va también hacia aquellos
que no pudieron huir, personas mayores o enfermos, peor también a
los jóvenes. Las mujeres son víctimas de violencia sexual y se
difunde la práctica de la decapitación de rehenes de los
terroristas, como ha ocurrido a un piloto militar que fue capturado
después de lanzarse desde su avión derribado por Boko Haram el 11
de septiembre.
Hoy, 7 de octubre,
se ha inaugurado en Niamey, capital de Níger, una cumbre regional
para luchar contra Boko Haram, que también está amenazando a los
países vecinos, como lo demuestra la muerte de 7 personas en el
norte de Camerún, asesinados por un misil disparado por los
fundamentalistas nigerianos.