Bamako, MALI
(Agencia, 06/10/2014) - “Es necesario que la comunidad
internacional tome en serio el problema de la estabilidad de Libia,
debido a que los grupos armados que operan en el norte de Malí se
refugian en el sur de Libia y luego regresan al país para llevar a
cabo ataques mortales”, dice a Fides el P. Edmond Dembele,
Secretario general de la Conferencia Episcopal de Malí, donde el 3
de octubre nueve cascos azules de las fuerzas de paz nigerianas de la
Misión de las Naciones Unidas MINUSMA han perdido la vida en un
ataque reivindicado por el “Mouvement pour l'unicité la jihad en
Afrique et de l'Ouest” (Mujao). Este último es uno de los grupos
armados expulsados de las ciudades del norte de Malí por las tropas
francesas de la operación Serval. “Estos grupos están refugiados
en países vecinos, especialmente en Libia”, afirma don Dembele.
“Mientras que el sur de Libia no se estabilice los países vecinos
como Malí y Níger, seguirán sufriendo ataques”, dice el
sacerdote, añadiendo: “en Malí muchos piensan que otra de las
razones del renovado dinamismo de los grupos armados en el norte del
país se deriva de la reducción de los militares de Francia en la
zona. La fuerza Serval fue reemplazada por la fuerza Barkhane, que
está menos comprometida en el territorio que la primera. El ejército
de Malí desde mayo, se limita a controlar las grandes ciudades del
norte, como Tombuctú y Gao, pero ha abandonado las ciudades
secundarias”.
La esperanza, dice
don Dembele, “está depositada en las negociaciones en curso en
Argel para liberar a Malí de la crisis. Con la esperanza de que se
respete el deseo que prevalece en la población sobre la preservación
de la integridad territorial del país y del Estado laico”.