La decisión del Reino Hachemita también ha sido apreciada y destacada adecuadamente por ACNUR, la agencia de la ONU que gestiona las instalaciones de recepción para refugiados en las que cientos de miles de refugiados iraquíes y sirios viven desde hace años.
En el plan nacional elaborado por el Ministerio de Salud de Amman, se prevé que los refugiados registrados oficialmente (más de 700 mil, en un país de 10 millones de habitantes) puedan recibir la vacuna de acuerdo con los mismos criterios de prioridad adoptados para los ciudadanos jordanos, es decir, reservando la prioridad a las categorías de riesgo (ancianos y personas con enfermedades crónicas).
Jordán ha pedido hasta ahora 2 millones de dosis de la vacuna: las primeras en llegar son las de la vacuna china de Sinopharm, pero las autoridades locales ya han dado luz verde también para administrar la vacuna Pfizer, de la que se han entregado las primeras dosis.
En Jordania, hasta ahora se han registrado más de 316 mil casos de infecciones por Covid-19, que ya han causado casi 4200 muertes. Encerrados en las carpas, sin poder salir de los campamentos de recepción - como el enorme de Zaatari (véase foto), donde hay más de 70 mil refugiados sirios -, los refugiados también están más expuestos a las secuelas psicológicas de la pandemia, con el virus que desde hace meses se ha convertido en el tema de todas las conversaciones, un motivo de preocupación que paraliza toda mínima actividad social. Según los datos proporcionados por ACNUR, actualmente hay alrededor de 2.000 casos de infecciones por Covid-19 registrados entre los refugiados sirios e iraquíes alojados en Jordania.