Caracas, VENEZUELA (Agencia Fides, 18/11/2021) - El domingo 21 de noviembre se celebrarán en
Venezuela las elecciones regionales y municipales para elegir a los
gobernadores de los 23 estados en los que se divide el territorio
nacional, a los alcaldes de los 335 municipios, además de los consejeros
regionales y municipales. También votan 69 comunidades indígenas, cuyos
representantes votan según sus propias reglas. El 49% de los candidatos
son mujeres.
La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana ha
publicado un mensaje titulado "Más allá de las elecciones regionales" en
el que propone algunas consideraciones sobre la situación nacional y
las perspectivas después de los comicios.
“Venezuela como nación está herida en su estructura humana, social e
institucional – se lee al inicio del mensaje -, en gran medida como
consecuencia de un modelo político autorreferencial, de vocación
totalitaria, y que reiteradamente hemos caracterizado como “moralmente
inaceptable” por su irrespeto, internacionalmente reconocido, de los
derechos humanos, la destrucción de la estructura productiva y un
empobrecimiento inédito de las grandes mayorías por falta de inversión,
incentivos, seguridad jurídica y estabilidad financiera”.
Ante este panorama, continúa el texto de los obispos, “somos conscientes
que el tema electoral ha provocado apatía interna en una gran mayoría
del pueblo, prepotencia en una minoría, y ha llevado a una fractura de
muchas opciones políticas partidistas”. “En todo caso, – continúan -, lo
fundamental es no quedarse en la diatriba y el conflicto, sino
encararlos y trabajar por superarlos, en aras de un bien mayor, que es
un presente y un futuro más digno del pueblo venezolano, nuestra nación”
. El objetivo de la consulta electoral, subrayan, “no es solo escoger
un grupo de autoridades, sino enviar una señal inequívoca de
determinación y compromiso con la refundación de la vida, la libertad,
la justicia y la paz de 30 millones de personas”.
Además, los obispos recuerdan que “compete a cada ciudadano asumir en
esta situación, la decisión de participar o no, siendo consciente de que
cualquiera que sea, ésta tendrá gran incidencia en el futuro de la
comunidad, la región y el país, pues estamos en un momento de particular
gravedad, y, por ende, de suma importancia y trascendental
responsabilidad personal, familiar y cívica ante Dios y la Patria”
Los candidatos que serán elegidos en esta situación, deberán asumir la
responsabilidad de fortalecer la integración y no la exclusión, la
amistad social y no el revanchismo, la creación de oportunidades y no el
cierre de caminos; deberán actuar de modo que los recursos lleguen a
los destinatarios y no se queden en la corrupción y la malversación; ser
capaces de dialogar con todos, principalmente con los más pobres y
excluidos.
Instando a evitar la denigración mutua entre adversarios políticos, los
obispos recuerdan que “el bien común, norte de la política, implica un
respeto y un diálogo permanente con las comunidades e instituciones
sociales, inclusive si piensan distinto o son de un partido diferente al
gobernante”. “Existe la posibilidad y la necesidad de que a través de
este proceso comicial emerjan nuevos liderazgos sociales que tendrán que
proponer nuevas alternativas al proyecto centralizador del gobierno
nacional, pero también buscar caminos de encuentro para el justo
desarrollo político, económico y social de las particularidades
regionales y locales”.
El comunicado reitera, en su parte final, la necesidad de “una nueva y
buena política donde lo más importante sea el interés por las personas,
especialmente los más vulnerables, y se logre articular lo nacional con
lo regional y local”. La abstención, no conduce a generar los cambios
necesarios y mucho menos un voto ciego que no tenga en cuenta el
análisis de la realidad vivida en la dramática situación estructural e
institucional de la nación. Es necesario “recuperar lo político como
lugar de participación, ejercicio de los derechos democráticos y
protagonismo cívico”. “Por todo lo anterior se impone primordialmente
redoblar la esperanza humana y cristiana; en la dignidad y potencialidad
de todos y cada uno de los venezolanos, y en la bondad y misericordia
de Dios nuestro Padre – exhortan los obispos -. Si cada uno pone lo
mejor de sí, construiremos, desde el calor de los hogares, desde la
solidaridad de nuestras comunidades y las tradiciones de nuestras
regiones, las bases para la deseada reconstrucción nacional”.