sábado, 1 de junio de 2013

FRANCISCO: Ángelus y Regina Caeli (Mayo 19, 12 y 5)


PAPA FRANCISCO

REGINA COELI

Plaza de San Pedro Domingo 19 de Mayo de 2013


 
Queridos hermanos y hermanas:


Está a punto de concluir esta fiesta de la fe, que comenzó ayer con la Vigilia y concluye esta mañana con la Eucaristía. Un renovado Pentecostés que transformó la plaza de San Pedro en un Cenáculo a cielo abierto. Hemos revivido la experiencia de la Iglesia naciente, unida en oración con María, la Madre de Jesús (cf. Hch 1, 14). También nosotros, en la variedad de los carismas, experimentamos la belleza de la unidad, de ser una cosa sola. Y esto es obra del Espíritu Santo, que crea siempre de nuevo la unidad en la Iglesia.


Quisiera agradecer a todos los Movimientos, Asociaciones, Comunidades y Agregaciones eclesiales. ¡Sois un don y una riqueza en la Iglesia! ¡Esto sois vosotros! Agradezco, de modo particular, a todos vosotros que habéis venido de Roma y de tantas partes del mundo. ¡Llevad siempre la fuerza del Evangelio! ¡No tengáis miedo! Tened siempre la alegría y la pasión por la comunión en la Iglesia. Que el Señor resucitado esté siempre con vosotros y la Virgen os proteja.


Recordamos en la oración a las poblaciones de Emilia Romaña que el 20 de mayo del año pasado fueron golpeadas por el terremoto. Rezo también por la Federación italiana de las Asociaciones de voluntariado en oncología.


Después de la oración mariana el Papa concluyó así:


Hermanos y hermanas, ¡muchas gracias por vuestro amor a la Iglesia! ¡Feliz domingo, feliz fiesta y buen almuerzo!

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PAPA FRANCISCO

REGINA COELI

Plaza de San Pedro VII Domingo de Pascua, 12 de Mayo de 2013



Queridos hermanos y hermanas:


Al término de esta celebración, deseo saludar a todos vosotros que habéis venido a rendir homenaje a los nuevos santos, de modo particular a las delegaciones oficiales de Italia, Colombia y México.


Que los mártires de Otranto ayuden al querido pueblo italiano a mirar con esperanza al futuro, confiando en la cercanía de Dios que nunca abandona, incluso en los momentos difíciles.


Que por intercesión de Madre Laura Montoya, el Señor conceda un nuevo impulso misionero y evangelizador a la Iglesia, y que, inspirados en el ejemplo de concordia y reconciliación de esta nueva santa, los amados hijos de Colombia continúen trabajando por la paz y el justo desarrollo de su patria.


En las manos de santa Guadalupe García Zavala ponemos a todos los pobres, los enfermos y a cuantos los asisten, y encomendamos a su intercesión la noble nación mexicana, para que, desterrada toda violencia e inseguridad, avance cada vez más por el camino de la solidaridad y la convivencia fraterna.


Me complace además recordar que ayer, en Roma, fue proclamado beato el sacerdote Luigi Novarese, fundador del Centro Voluntarios del Sufrimiento y de los Silenciosos Operarios de la Cruz. Me uno a la acción de gracias por este sacerdote ejemplar, que supo renovar la pastoral de los enfermos haciendo de ellos sujetos activos en la Iglesia.


Saludo a los participantes en la «Marcha por la vida» que tuvo lugar esta mañana en Roma e invito a mantener viva la atención de todos sobre el tema tan importante del respeto por la vida humana desde el momento de su concepción. Al respecto, me complace recordar también la recogida de firmas que se realiza hoy en muchas parroquias italianas con el fin de sostener la iniciativa europea «Uno de nosotros», para garantizar protección jurídica al embrión, tutelando a todo ser humano desde el primer instante de su existencia. Un momento especial para quienes prestan especial atención a la defensa de la sacralidad de la vida humana será la «Jornada de la Evangelium vitae», que tendrá lugar aquí, en el Vaticano, en el contexto del Año de la fe, el 15 y 16 de junio próximo.


Saludo con afecto a todos los grupos parroquiales, a las familias, las escuelas, los jóvenes presentes. Con amor filial nos dirigimos a la Virgen María, madre y modelo de todos los cristianos.

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PAPA FRANCISCO

REGINA COELI

Plaza de San Pedro
VI Domingo de Pascua, 5 de Mayo de 2013
 


En este momento de profunda comunión en Cristo, sentimos viva también en medio de nosotros la presencia espiritual de la Virgen María. Una presencia maternal, familiar, especialmente para vosotros que formáis parte de las Hermandades. El amor a la Virgen es una de las características de la piedad popular, que pide ser valorada y bien orientada. Por ello, os invito a meditar el último capítulo de la constitución del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia, la Lumen gentium, que habla precisamente de María en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Allí se dice que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (n. 58). Queridos amigos, en el Año de la fe os dejo este icono de María peregrina, que sigue al Hijo Jesús y nos precede a todos nosotros en el camino de la fe.


Hoy, las Iglesias de Oriente que siguen el calendario Juliano celebran la fiesta de Pascua. Deseo enviar a estos hermanos y hermanas un saludo especial, uniéndome de todo corazón a ellos al proclamar el gozoso anuncio: ¡Cristo ha resucitado! Reunidos en oración en torno a María, invoquemos de Dios el don del Espíritu Santo, el Paráclito, para que consuele y conforte a todos los cristianos, especialmente a quienes celebran la Pascua en medio de pruebas y sufrimientos, y los guíe por el camino de la reconciliación y de la paz.
Ayer en Brasil fue proclamada beata Francisca de Paula De Jesus, llamada «Nhá Chica». Su vida sencilla la dedicó totalmente a Dios y a la caridad, de tal modo que fue llamada «madre de los pobres». Me uno a la alegría de la Iglesia en Brasil por esta luminosa discípula del Señor.


Saludo con afecto a todas las Hermandades presentes, llegadas de tantos países. ¡Gracias por vuestro testimonio de fe! Saludo también a los grupos parroquiales y a las familias, así como a las diversas bandas musicales y asociaciones de los Schützen procedentes de Alemania.


Un saludo especial dirijo hoy a la Asociación «Meter», en la Jornada de los niños víctimas de la violencia. Y esto me brinda la ocasión para dirigir mi pensamiento a cuantos han sufrido y sufren por causa de abusos. Quiero asegurarles que están presentes en mi oración, pero quisiera decir también con fuerza que todos debemos comprometernos con claridad y valentía a fin de que toda persona humana, especialmente los niños, que se cuentan entre las categorías más vulnerables, sea siempre defendida y tutelada.
Aliento también a los enfermos de hipertensión pulmonar y a sus familiares.


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