domingo, 23 de agosto de 2015

FRANCISCO: Ángelus dominical «¿Quien es Jesús para mí?»

CIUDAD DEL VATICANO ( - Agosto 23 de 2015).  A las 12:00 horas de este domingo, el Santo Padre FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, ha rezado el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. 


Este es el texto íntegro del Ángelus Papal:


Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!


Concluye hoy la lectura del capítulo sexto del Evangelio de Juan, con el discurso sobre el “Pan de la vida”, pronunciado por Jesús al siguiente día del milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Al final de este discurso, el gran entusiasmo del día anterior se apagó, porque Jesús había dicho ser el Pan descendido del cielo, y que daba su carne como alimento y su sangre como bebida, aludiendo así claramente al sacrificio de su misma vida. Estas palabras suscitaron desilusión en la gente, que las juzgó indignas del Mesías, no "exitosas". Así algunos miraban a Jesús: como a un Mesías que debía hablar y actuar de modo que su misión tuviera éxito, ¡rápido! ¡Pero, precisamente sobre esto se equivocaban: sobre el modo de entender la misión del Mesías! Ni los discípulos siquiera logran aceptar ese lenguaje inquietante del Maestro. Y el  pasaje de hoy se refiere a su malestar: «¡Esta palabra es dura! – decían - ¿Quién puede escucharla?». (Jn 6,60).


En realidad, ellos han entendido bien el discurso de Jesús. Tan bien que no quieren escucharlo, porque es un discurso que pone en crisis su mentalidad. Siempre las palabras de Jesús nos ponen en crisis; por ejemplo, ante el espíritu del mundo, a la mundanidad. Pero Jesús ofrece la clave para superar la dificultad; una clave hecha de tres elementos. Primero, su origen divino: Él ha descendido del cielo y subirá «a donde estaba antes» (62). Segundo, sus palabras se pueden comprender sólo a través de la acción del Espíritu Santo, Aquel que «da la vida» (v. 63) y es precisamente el Espíritu Santo que nos hace comprender bien a Jesús. Tercero: la verdadera causa de la incomprensión de sus palabras es la falta de fe: «Entre ustedes hay algunos que no creen». (v. 64), dice Jesús. En efecto, desde ahora, «muchos de sus discípulos dejaron de acompañarlo». (v. 66) Frente a estas defecciones, Jesús no hace descuentos  y no atenúa sus palabras, aún más obliga a realizar una opción precisa: o estar con Él o separarse de Él, y dice a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». (v. 67).


En este punto Pedro hace su confesión de fe a nombre de otros Apóstoles: «Señor, q uien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna» (v. 68). No dice “donde iremos?”, sino “a quien iremos?”. El problema de fondo no es ir y abandonar la obra emprendida, sino a quien ir. De esa interrogación de Pedro, nosotros que la fidelidad a Dios es cuestión de fidelidad a una persona, con la cual nos aleamos para caminar juntos por el mismo camino. Y esta persona es Jesús. Todo aquellos de tenemos en el mundo no sacia nuestra hambre de infinito. ¡Tenemos necesidad de Jesús, de estar con Él, de sentarnos a su mesa, de sus palabras de vida eterna!  Creer en Jesús significa hacer de Él el centro, el sentido de nuestra vida. Cristo no es un elemento accesorio: es el “pan vivo”, el nutrimento indispensable. Unirse a Él, en una verdadera relación de fe y de amor, no significa estar encadenados, sino profundamente libres, siempre en camino. Cada uno de nosotros puede preguntarse: Quién es Jesús para mí? ¿Es un nombre, una idea, solamente un personaje histórico? ¿O es verdaderamente aquella persona que me ama que ha dado su vida por mí y camina conmigo? ¿Para tí quien es Jesús? ¿Estás con Jesús? ¿Buscas conocerlo en su palabra? ¿Lees el Evangelio, todos los días un pasaje de Evangelio para conocer a Jesús? ¿Llevas el Evangelio en el bolsillo, el bolso, para leerlo, en cualquier lugar ? Porque entre más estamos con Él crece el deseo de permanecer con Él. Ahora les pido amablemente, hagamos un momento de silencio y cada uno de nosotros en silencio, en su corazón, se haga la pregunta: «Quién es Jesús para mí?». En silencio, cada uno responda en su corazón.
 

La Virgen María nos ayude a “ir” siempre a Jesús para experimentar la libertad que Él nos ofrece, y que nos conciente de limpiar nuestras opciones de las incrustaciones mundanas y del miedo.


Después del Ángelus


Llamamiento por Ucrania


Queridos hermanos y hermanas,
 


Con preocupación, sigo el conflicto en Ucrania oriental, nuevamente se ha exarcebado en estas últimas semanas. Renuevo mi llamamiento para que sean respetados los compromisos para llegar a la pacificación con la ayuda de las organizaciones y de la personas de buena voluntad, se responda a la emergencia humanitaria en el País. El Señor conceda la paz a Ucrania, que se prepara para celebrar mañana la fiesta nacional. Que interceda por nosotros la Virgen María!


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Saludo cordialmente a todos los peregrinos romanos y a los provenientes de varios Países, en particular a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano, venidos a Roma para emprender los estudios teológicos.


Saludo al grupo deportivo de San Giorgio su Legnano, a los fieles de Luzzana y de Chioggia; a los muchachos y a los jóvenes de la diócesis de Verona.


Y no se olviden, esta semana, de detenerse cada día un momento y hacerse la pregunta: «¿Quien es Jesús para mí?». Y cada uno responda en su corazón.


A todos deseo un buen domingo. Y por favor, ¡no se olviden de rezar por mí! ¡Buen almuerzo y adiós!


(Traducción del original italiano: )