MENSAJE
DEL PAPA FRANCISCO
POR LOS TREINTA AÑOS DEL CENTRO TELEVISIVO VATICANO
POR LOS TREINTA AÑOS DEL CENTRO TELEVISIVO VATICANO
Al Rev.mo Mons.
Dario Edoardo Viganò
Director del Centro Televisivo Vaticano
Dario Edoardo Viganò
Director del Centro Televisivo Vaticano
Deseo dirigir mi cordial
saludo a todos los presentes
en el Congreso que quiere no
sólo recordar los treinta
años del Centro televisivo
vaticano, sino, sobre todo,
reflexionar sobre sus
perspectivas para un
servicio cada vez más atento
y cualificado. Saludo a los
relatores y a los invitados,
en particular a monseñor
Claudio Maria Celli y a los
miembros del Consejo de
administración.
1. Desearía ante todo
subrayar que vuestro
trabajo es un servicio al
Evangelio y a la Iglesia.
El aniversario del CTV se
sitúa en el marco de otra
importante celebración: los
cincuenta años de la
aprobación del decreto
conciliar
Inter Mirifica,
que cuenta entre los
maravillosos dones de Dios
los instrumentos de la
comunicación social,
incluido, precisamente, el
medio televisivo. Las
palabras de los padres
conciliares nos parecen
proféticas; subrayaban
justamente lo importante que
es el uso de estos medios,
de modo que «como sal y como
luz darán sabor a la tierra
e iluminarán el mundo»,
llevando la luz de
Jesucristo y contribuyendo
al progreso de toda la
humanidad.
En estas décadas la
tecnología ha viajado a gran
velocidad, creando
inesperadas redes
interconectadas. Es
necesario mantener la
perspectiva evangélica en
esta especie de «autopista
global de la comunicación»,
tener siempre presente la
finalidad que quiso
establecer el beato Juan
Pablo II dando vida al CTV:
favorecer «una acción más
eficaz de la Iglesia en lo
relativo a las
comunicaciones sociales (…)
a fin de ofrecer nuevos
instrumentos con los cuales
desarrollar en el mundo la
universal misión de la
Iglesia» (Rescripto del
22 de octubre de 1983).
Como os recordó también
Benedicto XVI: «Al poner las
imágenes a disposición de
las mayores agencias
televisivas mundiales y de
las grandes televisiones
nacionales o comerciales,
favorecéis una información
adecuada e inmediata sobre
la vida y la enseñanza de la
Iglesia en el mundo de hoy,
al servicio de la dignidad
de la persona humana, la
justicia, el diálogo y la
paz» (Discurso al
CTV,
18 de Diciembre de 2008). No
olvidéis, por lo tanto, que
el vuestro es un servicio
eclesial, en el interior de
la misión evangelizadora de
la Iglesia.
2. Por esto —y es el
segundo elemento que
desearía subrayar— al
presentar los eventos
vuestra óptica no puede ser
nunca «mundana», sino
eclesial. Nosotros
vivimos en un mundo en el
que prácticamente no existe
casi nada que no tenga
relación con el universo de
los media.
Instrumentos cada vez más
sofisticados refuerzan el
papel cada vez más
penetrante que juegan las
tecnologías, los lenguajes y
las formas de la
comunicación en el
desenvolvimiento de nuestra
vida cotidiana, y esto no
sólo en el mundo juvenil.
Como recordaba después de mi
elección como Obispo de
Roma, precisamente
encontrando a los
representantes de los medios
de comunicación social
presentes en Roma con
ocasión del Cónclave, «el
papel de los medios de
comunicación ha ido
creciendo cada vez más en
los últimos tiempos, tanto
que se ha hecho
imprescindible para relatar
al mundo los acontecimientos
de la historia
contemporánea». Todo esto se
refleja también en la vida
de la Iglesia. Pero si no es
algo sencillo contar los
eventos de la historia, aún
más complejo es relatar los
acontecimientos ligados a la
Iglesia, la cual es «signo e
instrumento de la íntima
unión con Dios», es Cuerpo
de Cristo, Pueblo de Dios,
Templo del Espíritu Santo.
Ello requiere una
responsabilidad particular,
una fuerte capacidad de leer
la realidad en clave
espiritual. En efecto, los
eventos de la Iglesia
«tienen una característica
de fondo peculiar: responden
a una lógica que no es
principalmente la de las
categorías, por así decirlo,
mundanas, y precisamente por
esto no son fáciles de
interpretar y comunicar a un
público amplio y
diversificado» (Discurso
a los representantes de los
medios, 18 de Marzo de
2013).
Hablar de
responsabilidad, de una
visión respetuosa de los
acontecimientos que se
quieren relatar, significa
tener también la conciencia
de que la selección, la
organización, la emisión y
la distribución de los
contenidos requiere una
atención particular porque
usan instrumentos que no son
ni neutros ni transparentes.
Esta conciencia recorre hoy
el CTV, empeñado en una
reorganización según
paradigmas tecnológicos
capaces de servir mejor a
todas las latitudes del
mundo, contribuyendo a
favorecer la respiración de
la catolicidad de la
Iglesia. Desearía dar las
gracias de corazón a usted,
monseñor Dario Edoardo
Viganò, y a todo el personal
del CTV, por la capacidad de
tejer relaciones con
realidades diferentes de
todo el mundo, para
construir puentes, superando
muros y fosos, y llevar la
luz del Evangelio. Todo ello
según la indicación de
Inter Mirifica que
precisa cómo también en el
mundo de los medios, la
eficacia de la actividad
apostólica requiere «unidad
de propósitos y de
esfuerzos» (n. 21).
Converger en lugar de
competir es la estrategia de
las iniciativas mediáticas
en el mundo católico.
3. Finalmente desearía
recordar que vosotros no
desarrolláis una función
puramente documental,
«neutral», de los
acontecimientos, sino que
contribuís a acercar la
Iglesia al mundo,
anulando las distancias,
haciendo llegar la palabra
del Papa a millones de
católicos, también allí
donde a menudo profesar la
propia fe es una elección
valiente. Gracias a las
imágenes, el CTV está en
camino con el Papa para
llevar a Cristo a las muchas
formas de soledad del hombre
contemporáneo, alcanzando
también las «sofisticadas
periferias tecnológicas». En
esta misión vuestra, es
importante recordar que la
Iglesia está presente en el
mundo de la comunicación, en
todas sus variadas
expresiones, sobre todo para
llevar a las personas al
encuentro con el Señor
Jesús. Es sólo el encuentro
con Jesús, de hecho, lo que
puede transformar el corazón
y la historia del hombre. Os
doy las gracias y os aliento
a proceder con parresia en
vuestro testimonio del
Evangelio, dialogando con un
mundo que necesita ser
escuchado, ser comprendido,
pero también recibir el
mensaje de la vida
verdadera.
Roguemos al Señor para
que nos haga capaces de
llegar al corazón del
hombre, más allá de las
barreras de la desconfianza,
y pidamos a la Virgen que
vele nuestros pasos de
«peregrinos de la
comunicación». Os ruego que
oréis por mí, ¡lo necesito!
Invoco la intercesión de
santa Clara, patrona de la
televisión, y os acompaño
con mi bendición.
Vaticano, 18 de Octubre
de 2013
FRANCISCO
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VIDEOMENSAJE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA PRIMERA CONFERENCIA FILIPINA
SOBRE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Viernes 18 de Octubre de 2013
A LA PRIMERA CONFERENCIA FILIPINA
SOBRE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Viernes 18 de Octubre de 2013
Queridos hermanos y
hermanas en el Señor
Jesucristo:
Os saludo a todos con la
paz y el gozo de Nuestro
Señor. La primera
Conferencia filipina sobre
la nueva evangelización es
una digna aportación al
Año de la fe. Por ello
os doy las gracias a todos,
hermanos en el episcopado,
sacerdotes, religiosos y
religiosas, seminaristas y
fieles laicos que habéis
organizado la conferencia y
que estáis participando en
ella. Me alegra saber que
habéis llegado a Manila
desde diversas partes de
Filipinas y de Asia. El
Espíritu Santo trabaja
activamente en vosotros. ¡La
Iglesia de Cristo está viva!
A través de esta
conferencia, espero que
podáis experimentar de nuevo
la presencia amorosa de
Jesús en vuestra vida, amar
más a la Iglesia y compartir
el Evangelio con todas las
personas con humildad y
alegría. No os canséis de
llevar la misericordia del
Señor a los pobres, a los
enfermos, a los abandonados,
a los jóvenes y a las
familias. Dad a conocer a
Jesús en el mundo de la
política, de los negocios,
de las artes, de la ciencia,
de la tecnología y de los
medios de comunicación
social. Haced que el
Espíritu Santo renueve la
creación y lleve justicia y
paz a Filipinas y al gran
continente asiático, que
está muy cerca de mi
corazón.
Por favor, rezad por mí;
lo necesito. Prometo rezar
por vosotros de manera
especial a nuestra Madre, la
Bienaventurada Virgen María,
Estrella de la nueva
evangelización.
Mabúhay ang Pilipínas!
Mabúhay ang Asia! Pagpaláian
kayo ng Dios!
[¡Viva Filipinas! ¡Viva
Asia! ¡Que Dios os bendiga!]
Que Dios os bendiga en el
nombre del Padre, del Hijo,
del Espíritu Santo.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN 2013
Al Señor José Graziano da Silva
Director General de la FAO
Director General de la FAO
1. La Jornada Mundial de la Alimentación nos pone ante uno de los
desafíos más serios para la humanidad: el de la trágica condición en la que
viven todavía millones de personas hambrientas y malnutridas, entre ellas muchos
niños. Esto adquiere mayor gravedad aún en un tiempo como el nuestro,
caracterizado por un progreso sin precedentes en diversos campos de la ciencia y
una posibilidad cada vez mayor de comunicación.
Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo.
No se trata sólo de responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar
juntos, en todos los ámbitos, un problema que interpela nuestra conciencia
personal y social, para lograr una solución justa y duradera. Que nadie se vea
obligado a abandonar su tierra y su propio entorno cultural por la falta de los
medios esenciales de subsistencia. Paradójicamente, en un momento en que la
globalización permite conocer las situaciones de necesidad en el mundo y
multiplicar los intercambios y las relaciones humanas, parece crecer la
tendencia al individualismo y al encerrarse en sí mismos, lo que lleva a una
cierta actitud de indiferencia —a nivel personal, de las instituciones y de los
estados— respecto a quien muere de hambre o padece malnutrición, casi como si se
tratara de un hecho ineluctable. Pero el hambre y la desnutrición nunca pueden
ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara
parte del sistema. Algo tiene que cambiar en nosotros mismos, en nuestra
mentalidad, en nuestras sociedades. ¿Qué podemos hacer? Creo que un paso
importante es abatir con decisión las barreras del individualismo, del
encerrarse en sí mismos, de la esclavitud de la ganancia a toda costa; y esto,
no sólo en la dinámica de las relaciones humanas, sino también en la dinámica
económica y financiera global. Pienso que es necesario, hoy más que nunca,
educarnos en la solidaridad, redescubrir el valor y el significado de esta
palabra tan incómoda, y muy frecuentemente dejada de lado, y hacer que se
convierta en actitud de fondo en las decisiones en el plano político, económico
y financiero, en las relaciones entre las personas, entre los pueblos y entre
las naciones. Sólo cuando se es solidario de una manera concreta, superando
visiones egoístas e intereses de parte, también se podrá lograr finalmente el
objetivo de eliminar las formas de indigencia determinadas por la carencia de
alimentos. Solidaridad que no se reduce a las diversas formas de asistencia,
sino que se esfuerza por asegurar que un número cada vez mayor de personas
puedan ser económicamente independientes. Se han dado muchos pasos en diferentes
países, pero todavía estamos lejos de un mundo en el que todos puedan vivir con
dignidad.
2. El tema elegido por la FAO para la celebración de este año habla de «sistemas
alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición». Me
parece leer en él una invitación a repensar y renovar nuestros sistemas
alimentarios desde una perspectiva de la solidaridad, superando la lógica de la
explotación salvaje de la creación y orientando mejor nuestro compromiso de
cultivar y cuidar el medio ambiente y sus recursos, para garantizar la seguridad
alimentaria y avanzar hacia una alimentación suficiente y sana para todos. Esto
comporta un serio interrogante sobre la necesidad de cambiar realmente nuestro
estilo de vida, incluido el alimentario, que en tantas áreas del planeta está
marcado por el consumismo, el desperdicio y el despilfarro de alimentos.
Los datos proporcionados en este sentido por la FAO indican que aproximadamente
un tercio de la producción mundial de alimentos no está disponible a causa de
pérdidas y derroches cada vez mayores. Bastaría eliminarlos para reducir
drásticamente el número de hambrientos. Nuestros padres nos educaban en el valor
de lo que recibimos y tenemos, considerado como un don precioso de Dios.
Pero el desperdicio de alimentos no es sino uno de los frutos de la
«cultura del descarte» que a menudo lleva a sacrificar hombres y mujeres a los
ídolos de las ganancias y del consumo; un triste signo de la «globalización de
la indiferencia», que nos va «acostumbrando» lentamente al sufrimiento de los
otros, como si fuera algo normal. El reto del hambre y de la malnutrición no
tiene sólo una dimensión económica o científica, que se refiere a los aspectos
cuantitativos y cualitativos de la cadena alimentaria, sino también y sobre todo
una dimensión ética y antropológica. Educar en la solidaridad significa entonces
educarnos en la humanidad: edificar una sociedad que sea verdaderamente
humana significa poner siempre en el centro a la persona y su dignidad, y nunca
malvenderla a la lógica de la ganancia. El ser humano y su dignidad son «pilares sobre los cuales
construir reglas compartidas y estructuras que, superando el pragmatismo o el
mero dato técnico, sean capaces de eliminar las divisiones y colmar las
diferencias existentes» (cf. Discurso a los participantes en el 38ª sesión de la
FAO, 20 de Junio de 2013).
3. Estamos ya a las puertas del Año internacional que, por iniciativa de la FAO, estará dedicado a la familia
rural. Esto me ofrece la oportunidad de proponer un tercer elemento de
reflexión: la educación en la solidaridad y en una forma de vida que supere la
«cultura del descarte» y ponga realmente en el centro a toda persona y su
dignidad, como es característico de la familia. De ella, que es la primera
comunidad educativa, se aprende a cuidar del otro, del bien del otro, a amar la
armonía de la creación y a disfrutar y compartir sus frutos, favoreciendo un
consumo racional, equilibrado y sostenible. Apoyar y proteger a la familia
para que eduque a la solidaridad y al respeto es un paso decisivo para caminar
hacia una sociedad más equitativa y humana.
La Iglesia Católica recorre junto con ustedes esta senda, consciente
de que la caridad, el amor, es el alma de su misión. Que la celebración de hoy
no sea una simple recurrencia anual, sino una verdadera oportunidad para
apremiarnos a nosotros mismos y a las instituciones a actuar según una cultura
del encuentro y de la solidaridad, para dar respuestas adecuadas al problema del
hambre y la malnutrición, así como a otras problemáticas que afectan a la
dignidad de todo ser humano.
Al formular cordialmente mis mejores votos, Señor Director General,
para que la labor de la FAO sea cada vez más eficaz, invoco sobre Ud. y sobre
todos los que colaboran en esta misión fundamental la bendición de Dios
Todopoderoso.
Vaticano, 16 Octubre de 2013
FRANCISCO
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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL CARDENAL TARCISIO BERTONE,
CAMARLENGO DE LA SANTA IGLESIA ROMANA,
CON OCASIÓN DE LA CEREMONIA DE DESPEDIDA
DEL CARGO DE SECRETARIO DE ESTADO
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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL CARDENAL TARCISIO BERTONE,
CAMARLENGO DE LA SANTA IGLESIA ROMANA,
CON OCASIÓN DE LA CEREMONIA DE DESPEDIDA
DEL CARGO DE SECRETARIO DE ESTADO
Al venerado hermano
Señor Cardenal Tarcisio Bertone
Camarlengo de la santa Iglesia romana
Señor Cardenal Tarcisio Bertone
Camarlengo de la santa Iglesia romana
Ha llegado el momento
para Usted, querido Hermano,
de «pasar el testigo» en el
servicio de Secretario de
Estado. Deseo por ello
unirme espiritualmente a
Usted al dar gracias a Dios
por todo el bien que le ha
permitido realizar en este
papel tan delicado y
comprometedor. La memoria de
santa Teresa de Jesús, que
en esta fecha la liturgia
celebra, invita a fijar la
mirada en Dios: «Nada te
turbe —nos dice la gran
Santa de Ávila—, nada te
espante, quien a Dios tiene,
nada le falta».
En esta circunstancia
siento la necesidad de
expresarle viva gratitud por
la solicitud con la que se
prodigó en estos siete años;
y lo hago también en nombre
del amado Benedicto XVI, que
le llamó desde Génova, donde
era Arzobispo, a volver a
Roma y le confió el cargo de
su Secretario de Estado a
partir del 15 de Septiembre
de 2006, y también de Camarlengo de la santa
Iglesia romana. Siete años
de trabajo intenso, vividos
con gran generosidad y
espíritu de servicio.
También yo he podido valerme
aún, hasta hoy, de su
experta colaboración.
Hay un aspecto por el
cual deseo manifestarle de
modo especial mi aprecio, y
es su fidelidad al espíritu
de don Bosco, el espíritu
salesiano, que Usted ha
sabido conservar y
testimoniar incluso al ser
absorbido por los múltiples
encargos relacionados con la
tarea de colaborar con el
Sucesor de Pedro. Con la
audacia y el amor al Papa
que caracterizan a los hijos
de san Juan Bosco, Usted
desempeñó siempre con
dedicación su tarea de guía
en las relaciones
internacionales de la Santa
Sede, tan importante en el
ejercicio del ministerio del
Obispo de Roma. Al mismo
tiempo, no dejó de llevar el
Magisterio pontificio y la
bendición apostólica a todo
lugar: pueblos, diócesis,
parroquias, universidades,
instituciones, asociaciones.
La Virgen Auxiliadora le ha
sido cercana y siempre le ha
asistido en este precioso
ministerio. Que su
intercesión maternal le
obtenga las recompensas
celestiales y las gracias
que considere más
importantes. Que sea para
Usted prenda de paz y de
leticia espiritual también
mi bendición, que le imparto
de corazón, haciéndola
extensiva con sentido
reconocimiento a sus
colaboradores y a sus seres
queridos.
Vaticano, 15 de Octubre
de 2013
FRANCISCUS
VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA CEREMONIA DE BEATIFICACIÓN
DE LOS MÁRTIRES DEL SIGLO XX EN ESPAÑA
Tarrragona, España
Domingo 13 de Octubre de 2013
Domingo 13 de Octubre de 2013
Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires.
¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel «amar hasta el extremo» que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos “primerea” en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final.
Dicen los Santos Padres: ¡«Imitemos a los mártires»! Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más
Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad.
Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON MOTIVO DE LA VIGILIA DE ORACIÓN EN EL SANTUARIO ROMANO
DEL DIVINO AMOR
CON MOTIVO DE LA VIGILIA DE ORACIÓN EN EL SANTUARIO ROMANO
DEL DIVINO AMOR
Sábado 12 de Octubre
de 2013
Queridos hermanos y hermanas
Saludo a todos los peregrinos que están en el Santuario del Divino Amor, y a los que se conectan desde los santuarios marianos de Lourdes, Nazaret, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Częstochowa y Marian Valley.
Esta tarde me siento unido a todos ustedes en la recitación del Santo Rosario y en la Adoración Eucarística bajo la mirada de la Virgen María.
La mirada. ¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso odio. Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir.
¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. Y, ¿cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al hijo Jesús en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor.
Cuando estamos cansados, desanimados, abrumados por los problemas, volvámonos a María, sintamos su mirada que dice a nuestro corazón: “¡Animo, hijo, que yo te sostengo!” La Virgen nos conoce bien, es madre, sabe muy bien cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones. Cuando sintamos el peso de nuestras debilidades, de nuestros pecados, volvámonos a María, que dice a nuestro corazón: «!Levántate, acude a mi Hijo Jesús!, en él encontrarás acogida, misericordia y nueva fuerza para continuar el camino».
La mirada de María no se dirige solamente a nosotros. Al pie de la cruz, cuando Jesús le confía al Apóstol Juan, y con él a todos nosotros, diciendo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), los ojos de María están fijos en Jesús. Y María nos dice, como en las Bodas de Caná: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). María indica a Jesús, nos invita a dar testimonio de Jesús, nos guía siempre a su Hijo Jesús, porque sólo en él hay salvación, sólo él puede trasformar el agua de la soledad, de la dificultad, del pecado, en el vino del encuentro, de la alegría, del perdón. Sólo él.
«Bienaventurada porque has creído». María es bienaventurada por su fe en Dios, por su fe, porque la mirada de su corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la cruz. En la Adoración del Santísimo Sacramento, María nos dice: «Mira a mi Hijo Jesús, ten los ojos fijos en él, escúchalo, habla con él. Él te mira con amor. No tengas miedo. Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de él en las grandes y pequeñas obras de tu vida, en las relaciones de familia, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los demás con amor, como él, que te ha amado y te ama, no de palabra, sino con obras».
¡Oh María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos «de escaparate», sino de los que saben «mancharse la manos» para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
POR EL 70 ANIVERSARIO DE LA DEPORTACIÓN DE LOS JUDÍOS DE ROMA,
OCURRIDA EL 16 DE OCTUBRE DE 1943
POR EL 70 ANIVERSARIO DE LA DEPORTACIÓN DE LOS JUDÍOS DE ROMA,
OCURRIDA EL 16 DE OCTUBRE DE 1943
[16
de Octubre de 2013]
Ilustre Rabino Jefe,
estimados miembros de la Comunidad judía de Roma:
estimados miembros de la Comunidad judía de Roma:
Deseo unirme, con la
cercanía espiritual y la
oración, a la conmemoración
del septuagésimo aniversario
de la deportación de los
judíos de Roma. Mientras
volvemos con la memoria a
aquellas trágicas horas de
octubre de 1943, es nuestro
deber tener presente ante
nuestros ojos el destino de
aquellos deportados,
percibir su miedo, su dolor,
su desesperación, para no
olvidarlos, para mantenerlos
vivos, en nuestro recuerdo y
en nuestra oración, junto a
sus familias, a sus
parientes y amigos, que
lloraron su pérdida y
quedaron espantados frente a
la barbarie a la que puede
llegar el ser humano.
Hacer memoria de un
evento, en cambio, no
significa sencillamente
tener un recuerdo; significa
también y sobre todo
esforzarnos en comprender
cuál es el mensaje que ello
representa para nuestro hoy,
de forma que la memoria del
pasado pueda enseñar al
presente y convertirse en
luz que ilumina el camino
del futuro. El beato Juan
Pablo II escribía que la
memoria está llamada a
cumplir un papel necesario
«en el proceso de
construcción de un futuro en
el cual la inefable
iniquidad de la Shoah
no vuelva a ser nunca
posible» (Carta
introductoria al documento:
Comisión para las relaciones
religiosas con el judaísmo,
Nosotros recordamos. Una
reflexión sobre la Shoah,
16 de Marzo de 1998) y
Benedicto XVI en el campo de
concentración de Auschwitz
afirmaba que «el pasado no
es sólo pasado. Nos atañe
también a nosotros y nos
señala qué caminos no
debemos tomar y qué caminos
debemos tomar» (Discurso,
28 de Mayo de 2006).
Por lo tanto la
conmemoración del día podría
ser definida como una
memoria futuri, un
llamamiento a las nuevas
generaciones a no aplanar la
propia existencia, a no
dejarse arrastrar por
ideologías, a no justificar
jamás el mal que
encontramos, a no bajar la
guardia contra el
antisemitismo y contra el
racismo, cualquiera que sea
su procedencia. Deseo que de
iniciativas como ésta puedan
tejerse y alimentarse redes
de amistad y de fraternidad
entre judíos y católicos en
esta amada ciudad nuestra de
Roma.
Dice el Señor por boca
del profeta Jeremías: «Sé
muy bien lo que pienso hacer
con vosotros: designios de
paz y no de aflicción, daros
un porvenir y una esperanza»
(Jr 29, 11). Que el
recuerdo de las tragedias
del pasado se convierta para
todos en compromiso por
adherirnos con todas
nuestras fuerzas al futuro
que Dios quiere preparar y
construir para nosotros y
con nosotros.
Shalom!
Ciudad del Vaticano,
11 de Octubre de 2013
FRANCISCO
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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL PRESIDENTE DE LA GOBERNACIÓN
DEL ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO
CON OCASIÓN DE LA ELEVACIÓN
A LA DIGNIDAD EPISCOPAL DEL SECRETARIO GENERAL
AL PRESIDENTE DE LA GOBERNACIÓN
DEL ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO
CON OCASIÓN DE LA ELEVACIÓN
A LA DIGNIDAD EPISCOPAL DEL SECRETARIO GENERAL
Eminencia Reverendísima:
El 30 de agosto de 2013 he nombrado al padre Fernando Vérgez Alzaga, l.c., secretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Él está llamado, por ello, a desempeñar todas las funciones administrativas inherentes a tal función, a coordinar y controlar el trabajo de las diversas Direcciones que componen la mencionada Gobernación, y vigilar sobre la actividad de los colaboradores y empleados del Estado de la Ciudad del Vaticano.
No cabe duda de que los empleados de la Gobernación en sus distintos sectores son parte notable de esa particular comunidad de trabajo constituida por hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y laicos, que se prodigan en los distintos dicasterios y oficinas al servicio de la Santa Sede.
En conformidad con la Carta del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre el significado del trabajo prestado a la Sede apostólica (20 de noviembre de 1982), esta comunidad tiene ante todo un carácter «unitario de las tareas aunque sean diversas». Ella debe tener bien presente las principales verdades de la doctrina católica sobre el trabajo humano y, al mismo tiempo, la peculiar conexión con la Sede apostólica al estar en contacto inmediato con el Sucesor de Pedro.
De la naturaleza específica de la Sede apostólica, que tiene una misión espiritual y pastoral a favor de la Iglesia de Roma y de la Iglesia universal, deriva la especial responsabilidad de quienes están ligados a ella con vínculo de trabajo, y el compromiso de responsable fidelidad en todas las tareas y deberes asignados en la laboriosidad, profesionalidad y honradez de vida.
Agrega el Papa Juan Pablo II en la Carta citada, que «los empleados de la Santa Sede deben, por lo tanto, tener la profunda convicción de que su trabajo lleva consigo, ante todo, una responsabilidad eclesial que se debe vivir con espíritu de fe auténtica y que los aspectos jurídico-administrativos de la relación con la misma Sede apostólica se sitúan en una luz especial».
Considerado esto, compete al secretario general de la Gobernación atender de modo directo la formación humana y cristiana de los empleados y de los colaboradores, coordinar a los sacerdotes encargados de la atención espiritual que ya están presentes en los diversos sectores, promover iniciativas oportunas, especialmente en concomitancia con los programas pastorales de la Iglesia universal y en los tiempos fuertes del año litúrgico.
En consideración de tales tareas he decidido elevar al orden episcopal al padre Fernando Vérgez Alzaga, l.c.
Así lo comunico a vuestra eminencia, con mi bendición apostólica.
Vaticano, 7 de Octubre de 2013
Fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Rosario
FRANCISCO
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