CIUDAD DEL VATICANO, 11 abril 2014 (VIS).- Con motivo de la apertura del 'Diálogo por la Paz' entre el gobierno y los grupos de oposición de Venezuela, -en el que la Santa Sede ha sido invitada como mediadora- el Santo Padre FRANCISCO ha enviado un mensaje al Presidente Nicolás Maduro Moros, a los miembros del Gobierno, a los representantes de la Mesa de Unidad Democrática y a los Cancilleres del UNASUR, manifestando el deseo de que 'la unidad prevalezca siempre sobre el conflicto'. El mensaje fue leído ayer en la sesión inaugural del evento por el Arzobispo Aldo Giordano, Nuncio Apostólico en ese país.
Publicamos a continuación el texto integral.
Al Excelentísimo Presidente Nicolás Maduro
Moros,
a los Honorables miembros del Gobierno
de la República Bolivariana de Venezuela,
a los Honorables Representantes de la Mesa de Unidad Democrática
y a los Honorables Cancilleres del UNASUR
a los Honorables miembros del Gobierno
de la República Bolivariana de Venezuela,
a los Honorables Representantes de la Mesa de Unidad Democrática
y a los Honorables Cancilleres del UNASUR
Deseo ante todo darles las gracias por la
invitación que han dirigido a la Santa Sede para participar en el
proceso de diálogo y paz por su querido País. A cada uno de ustedes
deseo asegurarles, ante todo, mis oraciones, para que el encuentro y
el proceso que están iniciando produzcan los frutos deseados de
reconciliación nacional y de paz, dones que invocamos de Dios para
todo el pueblo venezolano.
Soy consciente de la inquietud y del dolor
vividos por tantas personas y, mientras manifiesto preocupación por
cuánto está ocurriendo, renuevo mi afecto por todos los
venezolanos, en particular por las víctimas de la violencia y por
sus familias. Estoy plenamente convencido de que la violencia nunca
podrá traer paz y bienestar a un País, ya que ella genera siempre y
sólo violencia. Al contrario, por medio del diálogo ustedes pueden
redescubrir la base común y compartida que conduce a superar el
momento actual de conflicto y polarización que hiere tan
profundamente Venezuela, para encontrar formas de colaboración. En
el respeto y en el reconocimiento de las diferencias que existen
entre las Partes, se favorecerá el bien común. Todos ustedes, en
efecto, comparten el amor por su País y por su pueblo, como también
las graves preocupaciones ligadas a la crisis económica, a la
violencia y a la criminalidad. Todos ustedes llevan en el corazón el
futuro de sus hijos y el deseo de paz que caracteriza a los
venezolanos. Todos tienen en común la fe en Dios y la voluntad de
defender la dignidad de la persona humana.
Precisamente esto les aúna y les apremia a
emprender el diálogo que hoy inicia, en cuya base debe estar una
auténtica cultura del encuentro, que sea consciente de que la unidad
siempre prevalece sobre el conflicto. Les invito, pues, a que no se
detengan en la coyuntura de lo conflictivo, sino a que se abran unos
a otros para hacerse y ser auténticos constructores de paz. En el
centro de cada diálogo sincero está, ante todo, el reconocimiento y
el respeto por el otro. Sobre todo está el "heroísmo" del
perdón y de la misericordia, que nos rescatan del resentimiento, del
odio y abren un camino realmente nuevo. Se trata de un camino largo y
difícil, que requiere paciencia y valentía, pero es el único que
puede conducir a la paz y a la justicia. Por el bien de todo el
pueblo y por el futuro de sus hijos, les pido que tengan este coraje.
Con estos sentimientos acompaño a toda la
querida Nación venezolana, y a cada uno le imparto de corazón la
Bendición Apostólica, invocando la ayuda del Señor.