“ Hemos estado allí – escriben los responsables del Consejo de las confesiones cristianas de la ciudad mártir en el texto recibido en la Agencia Fides - lo hemos visto y hemos llorado: ¡cuerpos atrapados entre los escombros, restos humanos pegados a las paredes y sangre que humedecía el suelo de la patria! Son decenas de mártires de distintas religiones y confesiones, heridos y mutilados, hombres y mujeres, ancianos y niños. Hemos escuchado el llanto de las viudas y de los niños y hemos visto el pánico en el rostro de las personas”.
Los Jefes de las iglesias y de las comunidades eclesiales se dirigen “a las personas de recta conciencia que estén dispuestas a escuchar” para implorar el fin de la destrucción y de las masacres: “¡Basta! - se lee en el comunicado - ¡basta de ser el objetivo de las armas más destructivas! ¡Ya no podemos más! Terminad con la venta de armas, instrumentos de muerte y munición. ¡No podemos más!”
Los jefes de los cristianos de Aleppo deploran que la metrópolis que una vez era l más cosmopolita de Siria haya sido transformada en una ciudad-mártir: “Nosotros – se lee en la traducción del árabe del comunicado, realizada por las Ediciones Tierra Santa - queremos que permanezca la “Alepo al-Shahbah”, (literalmente “el gris”, por el típico color de sus edificios) testimonio de la ternura, del amor, de la paz, del perdón y del diálogo. Que Alepo siga siendo la joya preciosa de la corona de nuestro país, Siria, con todos sus elementos y su diversidad cultural, religiosa y confesional”.