lunes, 23 de septiembre de 2013

Pide el Pontífice: “¡Mantened encendida la luz de la esperanza!”




CIUDAD DEL VATICANO, 22 de Septiembre 2013 (VIS).- El Santo Padre FRANCISCO a las 10 de la mañana y tras saludar a los representantes políticos que le esperaban, entró en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria y encontró a un grupo de enfermos. Acto seguido se dirigió a la plaza contigua del Santuario donde presidió la celebración de la Santa Misa junto al Arzobispo de Cagliari, Monseñor Arrigo Miglio. En su homilía, el Papa aludió nuevamente a la falta de trabajo, la precariedad y la incertidumbre del futuro que sufren los habitantes de la isla sarda. "Se necesita la colaboración leal de todos -dijo- con el esfuerzo de los responsables de las instituciones y también de la Iglesia, para asegurar a las personas y a las familias los derechos fundamentales y hacer crecer una sociedad más fraterna y solidaria. Asegurar el derecho al trabajo, el derecho a llevar el pan a casa, pan ganado con el trabajo".


FRANCISCO garantizó a los presentes su cercanía y les animó a "perseverar con el testimonio en los valores humanos y cristianos tan profundamente arraigados en la fe y la historia de este territorio y de la población. ¡Mantened siempre encendida la luz de la esperanza!". Asimismo reiteró cómo María nos enseña a tener confianza en Dios, en su misericordia y cómo el encontrar su mirada es reflejo de la mirada del Padre que la hizo Madre de Dios y la mirada del Hijo desde la Cruz, que la convirtió en nuestra Madre. "Con esa mirada, María nos mira hoy. Necesitamos su mirada de ternura -dijo el Papa-, su mirada materna que nos conoce mejor que nadie, su mirada llena de compasión y de cuidados".


El Santo Padre instó a los sardos a que, a pesar de las dificultades, no olvidaran que no están solos, que son un pueblo y que en el camino no tuvieran miedo de mirarse los unos a los otros de manera fraternal como enseña María. "Ella nos invita a ser verdaderos hermanos -continuó-. No permitamos que nada ni nadie se interponga entre nosotros y la mirada de la Virgen... ¡que no nos roben su mirada!".


Al finalizar la celebración eucarística el Santo Padre rezó el Ángelus junto a los fieles y peregrinos presentes a los que encomendó a la Virgen de Bonaria. Recordando todos los Santuarios marianos presentes en Cerdeña y el profundo vínculo que expresan los sardos en su devoción y en la cultura hacia María, FRANCISCO les pidió ser siempre "hijos de María y de la Iglesia y demostrarlo con vuestra vida y siguiendo el ejemplo de los santos". Junto a estas palabras el Pontífice recordó la proclamación como beato del fraile capuchino Tommaso Acerbis da Olera, que tuvo lugar el sábado en Bérgamo.