Paralelamente, se ha lanzado otra operación militar para golpear a los militantes del grupo terrorista “Abu Sayyaf” en la provincia de Sulu, la corona de pequeñas islas que unen Mindanao al Borneo malayo. Al menos 14 terroristas han muerto y 19 han resultado heridos: este es el número de víctimas de los enfrentamientos en los que participan alrededor de 300 militantes islámicos contra los Rangers y las Fuerzas Especiales.
“La tensión se ha incrementado mucho después del episodio de Mamapasano. Ha habido manifestaciones de grupos rebeldes islamistas. Ahora hemos oído por radio esta ofensiva militar que es preocupante. Pero con estos grupos terroristas, irreductibles, era inevitable pensar que, tarde o temprano, se podía llegar a la confrontación militar” dice a la Agencia Fides Mons. Martin Jumoad, obispo de la Prelatura de Isabela, en la isla de Basilan, donde comienzan las Sulu. El Obispo guía a 16 sacerdotes de la Prelatura, que siguen 10 parroquias con alrededor de 130 mil fieles, en una sociedad predominantemente musulmana y en una zona que forma parte de la Región Autónoma musulmana.
“Por la paz – señala – se debe hacer un esfuerzo de sinceridad, especialmente por parte de los grupos islámicos. No se puede hablar de paz sobre el terreno y luego usar las armas. La galaxia de grupos musulmanes a menudo no se distingue: grupos legales y reconocidos como el Moro Islamic Liberation Front (MILF) y los ilegales y terroristas tienden a confundirse. Los grupos musulmanes tienen que aislar a los terroristas”, señala el Obispo. Sobre la “Bangsamoro Basic Law”, que se está examinando en el Parlamento, dice el obispo: “La ley debe servir para establecer un acuerdo que sea respetuoso de la Constitución, una paz que garantice el bienestar de todos, con un enfoque inclusivo, considerando a los musulmanes, cristianos y lumads (tribales). Este es el camino hacia una paz buena, justa y duradera en Mindanao”.