Chiang Mai, TAILANDIA (Agencia Fides, 20/05/2019) - El domingo 19 de mayo el cardenal Fernando 
Filoni, como parte de su visita pastoral al país asiático fue a Chiang Mai, en el norte de Tailandia, donde hay 
poblaciones tribales. Aquí se reunió con sacerdotes, religiosos, 
catequistas y líderes locales, y después celebró una misa en la 
catedral.
La diócesis de Chiang Rai fue creada el año pasado a partir del 
territorio de la diócesis de Chiang Mai. Esta 
circunstancia testimonia el crecimiento de la Iglesia en esta región y 
ofreció al cardenal la oportunidad de expresar el aprecio de la 
Congregación para la Evangelización de los Pueblos a los pastores “por 
la generosa contribución a la labor de evangelización, bajo la guía de 
obispos”, animándolos “a continuar aún más con este loable apostolado”.
“El trabajo de evangelización es una realidad única pero compleja, 
desarrollada de diversas maneras - destacó el cardenal en su discurso -.
 La dimensión pastoral de esta región incluye, ante todo, la presencia 
de varios grupos étnicos, ya sean tribales o indígenas, con su propia 
identidad. El programa de trabajo misionero implica un estudio cuidadoso
 y el debido respeto por las creencias, costumbres, valores culturales y
 tradiciones de la gente del área, a la luz de las enseñanzas 
cristianas. En particular, se debe tener en cuenta el ambiente budista 
que prevalece en esta nación”. El campo de la evangelización también se 
deben tener en cuenta los cambios en la sociedad, las diversas 
tendencias, los desafíos sociales, los patrones de pensamiento, los 
enfoques relativistas, los cambios en el sistema de valores sociales, la
 comprensión del matrimonio y la familia, el lado oscuro de las redes 
sociales ...
“La primera forma de evangelización es el testimonio, -reiteró el 
cardenal-. El testimonio de una vida cristiana es la primera e 
insustituible forma de misión. El diálogo interreligioso también es 
parte de la misión evangelizadora de la Iglesia”, continuó, afirmando 
que “el diálogo no está en oposición a la misión ad gentes. La Iglesia 
no ve conflicto entre proclamar a Cristo y participar en un diálogo 
interreligioso. El diálogo se convierte en un camino de la misión”. 
Enfatizó además la importancia del diálogo con los seguidores del 
budismo y con los de otras prácticas religiosas en la región. “Además el
 diálogo es una condición necesaria para la paz y la armonía en la 
sociedad y ayuda a explicar la dimensión social del mensaje del 
Evangelio a aquellos que no conocen a Cristo y sus enseñanzas”.
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos se 
dirigió a los diversos grupos de trabajadores pastorales. A los 
sacerdotes, colaboradores de los obispos con quienes comparten la 
responsabilidad de la misión universal, recomendó coordinar el trabajo 
misionero en las parroquias, haciéndolas “lugares donde la acción 
misionera de la Iglesia toma una expresión concreta”. Animó a los 
numerosos institutos religiosos dedicados a diferentes tipos de 
apostolado con los que dan testimonio del amor de Dios. “La misión ad 
gentes de la Iglesia ofrece a mujeres consagradas, hermanos religiosos y
 miembros de institutos seculares unas oportunidades especiales y 
extraordinarias para un apostolado particularmente fructífero”, dijo.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos aprecia 
especialmente la labor de los numerosos catequistas (tanto a tiempo 
completo como a tiempo parcial) que participan en el trabajo misionero, 
“porque, bajo la dirección de sus pastores, contribuyen inmensamente al 
trabajo de evangelización en territorios de misión”. Finalmente, 
agradeció a los líderes ancianos de las aldeas, “su testimonio del papel
 de los laicos en la actividad misionera de la Iglesia”, por su 
cooperación en la presentación de Cristo y en la construcción de la paz y
 la armonía entre las personas.
El cardenal Filoni presidió la celebración eucarística en la catedral de
 Chiang Mai, dedicada al Sagrado Corazón. En la homilía comentó las 
lecturas del día centrándose en particular en el mandamiento del amor. 
Recordó a las familias presentes que “tienen una importante contribución
 que hacer a la misión de la Iglesia”, ya que “el sacramento del 
matrimonio es un regalo de Dios a la humanidad para testimoniar el amor 
de Dios. Como marido y mujer, las parejas deben vivir este mandamiento 
en el contexto de una familia. Al llevar una vida ejemplar de fe y ser 
conscientes de su responsabilidad hacia sus hijos, los padres cristianos
 testifican del mandamiento del amor de Cristo”. 
 
