VIAJE APOSTÓLICO A BENIN
18 AL 20 DE NOVIEMBRE DE 2011
CEREMONIA DE DESPEDIDA
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI 
Aeropuerto internacional "Cardenal Bernardin Gantin" de Cotonú
Domingo 20 de Noviembre de 2011
Aeropuerto internacional "Cardenal Bernardin Gantin" de Cotonú
Domingo 20 de Noviembre de 2011
Señor Presidente,
Eminencias y excelencias,
Autoridades presentes y queridos amigos
Eminencias y excelencias,
Autoridades presentes y queridos amigos
 Mi viaje apostólico en tierra africana termina. Doy gracias a Dios por  estos días que he estado con ustedes con alegría y cordialidad. Gracias, señor  Presidente, por sus corteses palabras y por tantos esfuerzos por hacer agradable  mi estancia. También quiero dar gracias a las diversa autoridades en este país y  a todos los voluntarios que han contribuido generosamente al éxito en estos  días. No olvido a toda la población beninesa, que me ha recibido con calor y  entusiasmo. Mi gratitud se extiende también a los miembros de la Iglesia  católica, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales y  regionales que han venido hasta aquí y, por supuesto, y muy especialmente, a los  obispos de Benín.
Quise volver a visitar de nuevo el continente africano, por el que  tengo una especial estima y afecto, pues estoy íntimamente convencido de que es  una tierra de esperanza. Ya lo he dicho en muchas otras ocasiones. Aquí se  encuentran valores auténticos, capaces de aleccionar a todo el mundo, y que  reclaman ser extendidos con la ayuda de Dios y la determinación de los  africanos. La Exhortación apostólica postsinodal  Africae munus puede  ayudar mucho a eso, pues abre perspectivas pastorales y suscitará iniciativas  interesantes. Se la confío al conjunto de los fieles africanos, que sabrán  estudiarla con atención y traducirla en acciones concretas en su vida diaria. El  cardenal Gantin, ese eminente beninés, cuyo prestigio ha sido reconocida hasta  el punto de que este aeropuerto lleva su nombre, participó conmigo en muchos  sínodos, aportando una contribución esencial y apreciada. Que él acompañe la  aplicación de este documento.
 Durante esta visita, he podido encontrarme con varios componentes de la  sociedad de Benín, y los miembros de la Iglesia. Estos numerosos encuentros, tan  diferentes en su naturaleza, dan testimonio de la posibilidad de una  coexistencia armoniosa en el seno de la nación, y entre Iglesia y el Estado. La  buena voluntad y el respeto mutuo no sólo ayudan al diálogo, sino que son  esenciales para construir la unidad entre las personas, los grupos étnicos y los  pueblos. El término Fraternidad es también la primera de las tres palabras de  vuestro lema nacional. Vivir juntos fraternamente, no obstante las legítimas  diferencias, no es una utopía. ¿Por qué un país africano no podría indicar al  resto del mundo el camino a tomar para vivir una fraternidad auténtica en la  justicia, fundada en la grandeza de la familia y del trabajo? Que los africanos  vivan reconciliados en la paz y la justicia. Estos son los deseos que expreso  con confianza y esperanza antes de salir de Benín y el continente africano.
 Señor Presidente, renuevo mi más sincero agradecimiento, que hago  extensivo a todos sus conciudadanos, a los obispos de Benín y a todos los fieles  de su país. Deseo también animar a todo el continente a ser cada vez más sal de  la tierra y luz del mundo. Que por la intercesión de Nuestra Señora de África,  Dios les bendiga a todos.
 acɛ mawu tɔn ni kɔn do benin to ɔ bi ji  
[trad. del fon: ¡Dios bendiga a Benín!]
© Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana
 
