martes, 1 de mayo de 2012

Papa en: “Jornada de vocaciones, ser libre es responder al amor de Dios”

Ciudad del Vaticano, 29 Abril 2012 (VIS).- Este domingo, Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa pidió oraciones “para
que todos los jóvenes estén atentos a la voz de Dios que habla
interiormente a sus corazones y los llama a separarse de todo a fin de
servirle”. Durante la alocución que dirigió a los fieles reunidos en
la Plaza de San Pedro para el rezo del “Regina Coeli”, Benedicto XVI
afirmó que “el Señor llama siempre, pero muchas veces no escuchamos”.

“En efecto -prosiguió el Pontífice-, nos distraen muchas cosas, muchas
otras voces más superficiales; y además tenemos miedo de escuchar la
voz del Señor, porque pensamos que puede quitarnos nuestra libertad.
En realidad, cada uno de nosotros es fruto del amor: ciertamente, del
amor de los padres, pero, más profundamente, del amor de Dios (…) En
el momento en que me doy cuenta de esto, mi vida cambia: se convierte
en una respuesta a este amor, mayor que cualquier otro, y así se
realiza plenamente mi libertad”.

El Papa se refirió a los nuevos sacerdotes que acababa de ordenar
durante la Misa celebrada a las 9.00 en la Basílica de San Pedro, y
afirmó que “no son diferentes de los demás jóvenes, sino que han sido
tocados profundamente por la belleza del amor de Dios, y no han podido
hacer menos que responder con toda su vida”. Han encontrado el amor de
Dios en Jesucristo, en su Evangelio, en la Eucaristía y en la
comunidad de la Iglesia: “En la Iglesia se descubre que la vida de
cada hombre es una historia de amor”.

Para terminar, S.S. Benedicto XVI exhortó a los fieles a rezar para
que en los diversos ambientes de la Iglesia germinen y maduren “todas
las semillas de vocación que Dios esparce en abundancia (…), en la
alegría de sentirse todos llamados, en la variedad de los dones. En
particular, las familias han de ser el primer ambiente en el que se
respira el amor de Dios, que da fuerza interior incluso en medio de
las dificultades y las pruebas de la vida. Quien vive en familia la
experiencia del amor de Dios recibe un don inestimable, que da fruto a
su tiempo”.