CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.com – Noviembre 1° de 2013). A las 12:00 horas de este viernes, Solemnidad de Todos los Santos, el Papa FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano ha rezado el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Este es el texto íntegro del Ángelus
Papal:
"¡Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La
fiesta de Todos los Santos, que hoy celebramos, nos recuerda que la
meta de nuestra existencia no es la muerte, ¡es el Paraíso! Lo
escribe el Apóstol Juan: «Aún no se ha revelado lo que seremos.
Sabemos que, cuando nos sea manifestado, seremos semejantes a Él,
porque le veremos tal cual es» (1 Jn 3, 2). Los Santos, los amigos
de Dios, nos aseguran que esta promesa no decepciona. En su
existencia terrena, en efecto, han vivido en comunión profunda con
Dios. En el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados han
visto el rostro de Dios, y ahora lo contemplamos cara a cara en su
belleza gloriosa.
Los Santos no son superhombres,
ni han nacido perfectos. Son como nosotros, como cada uno de
nosotros, son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo han
vivido una vida normal, con alegrías y dolores, fatigas y
esperanzas. Pero ¿qué cosa ha cambiado su vida? Cuando han conocido
el amor de Dios, lo han seguido con todo el corazón, sin condiciones
o hipocresía; han gastado su vida al servicio de los demás, han
soportado sufrimientos y adversidades sin odiar y respondiendo al mal
con el bien, difundiendo alegría y paz. Ésta es la vida de los
Santos: personas que por el amor de Dios no han puesto su vida con
condiciones a Dios, no han sido hipócritas; han dedicado su vida al
servicio de los demás para servir al prójimo; han sufrido tantas
adversidades, pero sin odiar. Los Santos jamás han odiado.
Comprendan bien esto: el amor es de Dios, ¿pero el odio de quién
viene?. ¡El odio no viene de Dios, viene del diablo! Y los Santos se
han alejado del diablo; los Santos son hombres y mujeres que tienen
la alegría en el corazón y se la transmiten a los demás. Jamás
odiar, servir a los demás, a los más necesitados, rezar y vivir en
la alegría; este es el camino de la santidad.
Ser
Santos no es un privilegio de pocos, como si alguno hubiera recibido
una gran herencia; todos nosotros en el Bautismo recibimos la
herencia de poder llegar a ser Santos. La santidad es una vocación
para todos. Todos por lo tanto estamos llamados a caminar por la vía
de la santidad, y esta vía tiene un nombre, un rostro: el rostro de
Jesucristo. Él nos enseña a llegar a ser Santos. Él en el
Evangelio nos muestra el camino: el de las Bienaventuranzas (cfr. Mt
5,1-12). El Reino de los cielos, es por lo tanto para cuantos no
ponen su seguridad en las cosas, sino en el amor de Dios; para
cuantos tienen un corazón sencillo, humilde, no presumen ser justos
y no juzgan a los otros, cuantos saben sufrir con quien sufre y
alegrarse con quien se alegra, no son violentos sino misericordiosos
y tratan de ser artífices de reconciliación y de paz. El Santo, la
Santa, es un artífice de reconciliación y de paz. Ayuda siembre a
la gente a reconciliarse y ayuda siempre a que exista la paz. Y así
es bella la santidad; ¡es un bello camino!.
Hoy,
en esta fiesta, los Santos nos dan un mensaje. Nos dicen: ¡confíen
en el Señor, porque el Señor no decepciona! ¡No decepciona jamás,
es un buen amigo siempre a nuestro lado!. Con su testimonio los
Santos nos animan a no tener miedo de ir contracorriente o de ser
incomprendidos y escarnecidos cuando hablamos de Él y del Evangelio;
nos demuestran con su vida que quien permanece fiel a Dios y a su
Palabra experimenta ya en esta tierra el consuelo de su amor y
posteriormente el “céntuplo” en la eternidad. Esto es lo que
esperamos y pedimos al Señor por nuestros hermanos y hermanas
difuntos. Con sabiduría la Iglesia ha puesto en estrecha secuencia
la fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de todos los fieles
difuntos. A nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración de
los espíritus bienaventurados se une la oración de sufragio por
cuantos nos han precedido en el pasaje de este mundo a la vida
eterna.
Encomendamos
nuestra oración a la intercesión de María, Reina de Todos los
Santos".
Después
del Ángelus el Santo Padre dijo:
"Queridos
hermanos y hermanas,
Envío un caluroso saludo a cuantos ha participado esta mañana en la Carrera de los Santos, organizada por la Fundación “Don Bosco en el mundo”. San Pablo diría que toda la vida del cristiano es una “carrera” para conquistar el premio de la santidad: ¡vosotros nos dais un buen ejemplo! ¡Gracias por esta carrera!
Esta
tarde, iré al cementerio del Verano y celebraré allí la Santa
Misa. Estaré unido espiritualmente a cuantos en estos días visitan
los cementerios, donde duermen quienes nos han precedido en el signo
de la fe y esperan el día de la resurrección. En particular, rezaré
por las víctimas de la violencia, especialmente por los cristianos
que han perdido la vida a causa de las persecuciones. Rezaré de
forma especial por cuantos, hermanos y hermanas nuestros, hombres,
mujeres y niños, han muerto de sed, de hambre y de fatiga en el
trayecto para encontrar una condición de vida mejor. En estos días
hemos visto las imágenes crueles del desierto. recemos todos en
silencio, una oración por estos hermanos y hermanas nuestros.
A
todos les deseo una buena fiesta de Todos los Santos. ¡Adiós y buen
almuerzo!".
(Traducción del original italiano: http://catolicidad.blogspot.com)