Foto: RADIO VATICANO
CIUDAD DEL VATICANO, 6 Noviembre 2013 (VIS).- La comunión de los santos que crece mediante la participación en los bienes espirituales, sobre todo en los sacramentos, los carismas y la caridad ha sido el tema de la catequesis del Papa FRANCISCO durante la Audiencia General de los miércoles, celebrada a las 10.30 horas en la Plaza de San Pedro.
En los sacramentos cada uno de nosotros “es incorporado a Cristo y unido a toda la comunidad de creyentes. Por tanto, si por una parte es la Iglesia la que 'hace' los sacramentos, por otra son los sacramentos los que 'hacen' a la Iglesia, la edifican, generando nuevos hijos y agregándolos al Pueblo santo de Dios”. Además “los sacramentos nos impulsan a ser misioneros y el compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todos los ambientes, incluidos los más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una vida sacramental asidua, en cuanto es una participación en la iniciativa salvífica de Dios que quiere salvar a todos”.
El segundo aspecto de la comunión en las cosas santas es la comunión de los carismas. “El Espíritu Santo - ha explicado el Pontífice- dispensa a los fieles una multitud de dones y gracias espirituales...encaminada a la edificación de la Iglesia. De ahí que no sean dados en beneficio de quienes los reciben, sino para la utilidad del pueblo de Dios... Los carismas son gracias particulares dadas a algunos para hacer bien a tantos otros” y “nacen en la conciencia y en la experiencia de determinadas personas que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En particular, estos dones espirituales van en beneficio de la santidad de la Iglesia y de su misión”.
La caridad es el tercer aspecto de esta comunión de bienes espirituales. “Los carismas son importantes en la vida de la comunidad cristiana, pero son siempre medios para crecer en la caridad, en el amor, que san Pablo coloca por encima de los carismas”. “Sin el amor -ha subrayado FRANCISCO- hasta los dones más extraordinarios son vanos... mientras el más pequeño de nuestros gestos repercute en bien de todos...Esta solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de hablar, sino un ingrediente fundamental de la comunión entre los cristianos. Si la vivimos, somos para el mundo un signo, un 'sacramento' del amor de Dios”.
“No se trata solo de esa caridad fácil que podemos ofrecernos unos a otros Se trata de algo más profundo: es una comunión que nos hace capaces de entrar en la alegría u en el dolor de los demás para hacerlos sinceramente nuestros. Y, en cambio, a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, despegados, y, en vez de transmitir fraternidad, transmitimos mal humor, frialdad, egoísmo. Y con el mal humor, la frialdad y el egoísmo, no se puede hacer que la Iglesia crezca. La Iglesia crece solamente con el amor que viene del Espíritu Santo”.
“Y ahora quiero pediros un acto de caridad”, ha dicho FRANCISCO a las decenas de miles de fieles en la Plaza de San Pedro, y bromeando ha añadido: “Tranquilos eh, que no se trata de una colecta. Antes de venir a la Plaza he ido a ver a una niña de un año y medio con una enfermedad gravísima. Su madre y su padre rezan y piden al Señor que cure a esta niña: se llama Noemí y sonreía,¡pobrecita!. Hagamos un acto de amor; no la conocemos pero es una niña bautizada, es una de nosotros, una cristiana. Pidamos que el Señor la ayude en este momento y le de la salud: primero en silencio y después rezaremos el Ave María”.
La Plaza ha permanecido silenciosa durante unos instantes, hasta que el Papa ha dicho: “Y ahora todos juntos recemos a la Virgen por la salud de Noemí”. “Gracias por este acto de caridad”, ha concluido después de que más de 50,000 personas han rezado al unísono un Avemaría.
Posteriormente saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco y árabe.
Estas fueron sus palabras en castellano:
"Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quisiera hablar de la comunión de los santos, que crece mediante la participación en los bienes espirituales de la Iglesia.
En
los Sacramentos nos encontramos con Jesús y, por medio de Él, entramos a
formar parte del santo Pueblo de Dios. Todo encuentro con el Señor
tiene un carácter misionero. Por eso, los Sacramentos constituyen una
invitación a comunicar a los otros lo que hemos visto y oído, a llevar a
los demás la salvación que hemos recibido.
A
su vez, los carismas son dones y gracias especiales que el Espíritu
Santo reparte para la edificación de la Iglesia, es decir, de su
santidad y de su misión en el mundo.
Ellos enriquecen la caridad, que
está por encima de todo. Sin amor, los carismas son vanos. Con amor,
hasta el menor de nuestros actos repercute en beneficio de todos.
La
caridad es la mayor riqueza de la Iglesia. Vivir la comunión en la
caridad significa no buscar el propio interés, sino ser capaces de
compartir las alegrías y los sufrimientos de los hermanos, ser capaces
de llevar los unos los cargas de los otros.
No
lo olvidemos: los bienes espirituales que compartimos en la Iglesia
están al servicio de la comunión y de la misión, y mediante la comunión
de los santos cada uno de nosotros somos signo y "sacramento" del amor
de Dios para los demás y para el mundo entero.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y los demás países latinoamericanos. Que María Santísima haga de todos nosotros discípulos misioneros, que dan gratis las gracias recibidas. Muchas gracias".
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Santo Padre.