lunes, 19 de mayo de 2014

Santo Padre: “Cerca de los que sufren como testigos de la resurrección”


CIUDAD DEL VATICANO, 17 mayo 2014 (VIS).- En ocasión del centenario del nacimiento de su fundador, el beato Luigi Novarese, la 'Asociación Silenciosos trabajadores de la Cruz - Centros Voluntarios del Sufrimiento' ha llevado a cabo un peregrinaje a Roma, y este sábado por la mañana han sido recibidos en Audiencia por el Santo Padre FRANCISCO. "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" ha dicho el Papa para recordar cómo con estas palabras proféticas Jesús se refiere a una condición de la vida terrena que no le falta a nadie.


''Hay quien llora porque no tiene salud, o porque está sólo o se siente incomprendido -ha añadido-. Las razones para el dolor son muchas. Jesús experimentó en este mundo la angustia y la humillación. Él recogió el sufrimiento humano, lo sintió en su carne, lo vivió hasta el final. Ha conocido todo tipo de aflicción, la moral y la física: conoció el hambre y la fatiga, la amargura de la incomprensión, fue traicionado y abandonado, azotado y crucificado. Pero diciendo "Bienaventurados los que lloran" -ha continuado- Jesús no intenta declarar feliz una condición desfavorable o gravosa de la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo, sino una realidad que Jesús nos enseña a vivir con la actitud correcta''.


FRANCISCO ha destacado que existen modos justos e incorrectos de vivir el dolor y el sufrimiento. ''Una actitud equivocada es vivir el dolor de una manera pasiva, dejándose llevar por la inercia y renunciando. También las reacciones de la rebelión y el rechazo no son actitudes correctas. Jesús nos enseña a vivir el dolor mediante la aceptación de la realidad de la vida con confianza y esperanza, dando amor a Dios y al prójimo, incluso en el sufrimiento: el amor lo transforma todo''. Con estas palabras, el Papa ha resaltado la enseñanza del beato Luigi Novarese: ''Educar a los enfermos y discapacitados a valorizar su sufrimiento dentro de una acción apostólica y sobrellevarla con fe y amor hacia los otros'', y les ha dicho que gracias a este carisma son un don para la Iglesia: ''unidos a Cristo resucitado sois sujetos activos de la obra de la salvación y de la evangelización".


Antes de finalizar FRANCISCO les ha animado a estar cerca de los que sufren de sus parroquias, ''como testigos de la Resurrección. Así enriquecéis a la Iglesia y colaboráis con la misión de los pastores, orando y ofreciendo vuestros sufrimientos por ellos''.