martes, 12 de febrero de 2013

El Santo Padre visita el Seminario Romano Mayor


CIUDAD DEL VATICANO, 9 de Febrero 2013 (VIS).- Ayer a las 18:15 horas, el Santo Padre realizó una visita al Seminario Romano Mayor, en la víspera de la Fiesta de la Virgen de la Confianza, que cae mañana. A su llegada fue recibido por el Cardenal Agostino Vallini y por el Rector, el P. Concetto Occhipinti. S.S. Benedicto XVI dio una lectio divina sobre el texto de la Primera Carta de San Pedro Apóstol, a los seminaristas del Seminario Romano Mayor, el Seminario Romano Menor, el Almo Collegio Capranica, el Colegio Diocesano "Redemptoris Mater" y el Seminario de la Virgen del Amor Divino. Ofrecemos amplios extractos de la misma, pronunciada sin texto oficial.

“Pedro habla; es casi una primera encíclica con la que el primer apóstol, vicario de Cristo, habla a la Iglesia de todos los tiempos. (....) No escribe solo cómo un individuo aislado, escribe con la ayuda de la Iglesia, de las personas que lo ayudan a profundizar en su fe, a entrar en la profundidad de su pensamiento .... Y esto es muy importante: Pedro no habla como individuo, habla “ex persona Ecclesiae, habla como un hombre de la Iglesia, ciertamente como una persona, con su responsabilidad personal, pero también como una persona que habla en nombre de la Iglesia (...) en la comunión de la Iglesia”.

“Creo que también es importante que al final de la carta se nombre a Silvano y Marcos, dos personas que pertenecen al grupo de amigos de San Pablo. Así, los mundos de San Pedro y San Pablo van de la mano: no es una teología exclusivamente petrina contra una teología paulina, sino una teología de la Iglesia, de la fe de la Iglesia, en la que hay diversidad - por supuesto - de temperamento, de pensamiento, de estilo... Es bueno que existan estas diferencias, incluso hoy en día, de carismas diferentes, de temperamentos diferentes, pero no son contrastantes y se unen en la misma fe”.

“San Pedro escribe desde Roma. Es importante: aquí tenemos ya al Obispo de Roma: es el comienzo de la sucesión, el principio del primado concreto colocado en Roma, no sólo consignado por el Señor, sino puesto aquí en esta ciudad, capital del mundo... Después de su fuga de la cárcel de Herodes...Pedro, confió la Iglesia judeo-cristiana, la Iglesia de Jerusalén a Santiago y confiándola a Santiago, siguió siendo, sin embargo primado de la Iglesia universal, de la Iglesia de los paganos, pero también de la Iglesia judeo-cristiana (...)En Roma se encuentran ambas partes de la Iglesia: la judeo cristiano y la pagano-cristiana unidas, expresión de la Iglesia universal... Y Pedro no sólo ha pensado en este pasaje: Jerusalén/Roma, Iglesia judeo-cristiana/ Iglesia universal. ... San Pedro sabía que su fin habría sido el martirio, habría sido la cruz.... Por lo tanto, ir a Roma sin duda era también ir al martirio... Así, el primado tiene este contenido de universalidad, y también un contenido martirológico...Y la cruz puede tomar formas muy diferentes, pero no se puede ser cristiano sin seguir al Crucificado, sin aceptar también el momento martirológico”.

“San Pedro define a aquellos a quienes escribe como "los elegidos que son extranjeros dispersos" .... Una vez más, tenemos la paradoja de la gloria y la cruz: elegidos, pero dispersos y extranjeros. Somos elegidos: Dios nos ha conocido siempre, desde antes de que naciéramos, Dios me ha querido, como cristiano, como católico, como sacerdote... me ha elegido, me ha querido, y ahora yo respondo... Pero regocijarse porque Dios nos ha elegido no es triunfalismo, sino gratitud, y creo que tenemos que volver a aprender esta alegría... Sin embargo, “elegidos” va acompañado por extranjeros y dispersos. Como cristianos estamos dispersos y somos extranjeros. Vemos que hoy en el mundo los cristianos son el grupo más perseguido, porque no se conforman .... porque van en contra de las tendencias del egoísmo, del materialismo.”

“Ciertamente los cristianos no son sólo extranjeros; también somos naciones cristianas, nos sentimos orgullosos de haber contribuido a la formación de la cultura; hay un patriotismo sano, una sana alegría de pertenecer a una nación que tiene una gran historia de cultura y fe. Pero, sin embargo, como cristianos, somos siempre extranjeros - el destino de Abraham, que se describe en la Carta a los Hebreos-. Y, hoy en día, como cristianos somos cada vez más extranjeros. En el ámbito laboral, los cristianos son una minoría, se encuentran en situación de alienación; hay que maravillarse de que todavía se puede creer y vivir de esta manera. Forma parte de nuestra vida: es la forma de estar con Cristo Crucificado, siendo extranjeros, que no viven de acuerdo con la forma en que todos viven ; vivimos - o al menos tratamos de vivir - de acuerdo a su Palabra, en una gran diversidad con respecto a lo que todos dicen. Y esto es característico de los cristianos”.

“Llegamos finalmente a los tres versículos de hoy. Sólo quiero señalar tres palabras: regenerados, herencia y custodiados en la fe. Regenerado.... no se refiere sólo al ámbito de la voluntad, atañe a toda la esfera del ser, no depende solo de mi voluntad: es un acto de Dios (...) He renacido ... me dejo transformar, renovar...Y renacer, ser regenerado, también indica que entro en una nueva familia: Dios, mi Padre, la Iglesia, mi madre, y los otros cristianos, mis hermanos y hermanas”.

“Segunda palabra: Herencia. Somos herederos. no de un país determinado, sino de la tierra de Dios, del futuro de Dios...Esta palabra dice que como cristianos tenemos futuro... Y por eso, como cristianos, sabemos que nuestro es el futuro y que el árbol de la Iglesia no es un árbol moribundo, sino el árbol que crece siempre de nuevo. Por lo tanto, tenemos motivos para no dejarnos impresionar - como decía Juan XXIII - por los profetas de desventura que dicen: la Iglesia, es un árbol crecido del grano de mostaza, que ha vivido dos mil años, ahora tiene el tiempo tras ella, le ha llegado el momento de morir. " No. La Iglesia siempre se renueva, renace siempre. El futuro es nuestro. Por supuesto, hay un falso optimismo y un falso pesimismo. Un pesimismo falso que dice que el tiempo de la cristiandad ha terminado. No: ¡ inicia de nuevo!. El falso optimismo fue el de después del Concilio, cuando se cerraban los conventos y los seminarios y se decía: no pasa nada, está bien. “No! No está bien. También hay caídas graves y peligrosas, y hay que reconocer con sano realismo que no está bien; no está bien cuando se hacen cosas equivocadas. Pero también tenemos que estar seguros, al mismo tiempo, que si aquí y allá la Iglesia muere por los pecados de los hombres, a causa de su incredulidad, al mismo tiempo, vuelve a nacer”.

En fin, “custodiados por la fe” ... La fe es como el "centinela” que preserva la integridad de mi ser... Debemos estar agradecidos por esta vigilancia de la fe que nos protege, nos ayuda, nos guía y nos da seguridad: Dios no nos deja caer de sus manos”.