Mosul, IRAK (Agencia Fides, 25/01/2019) – La ciudad de Mosul, liberada de la ocupación del
Estado Islámico en 2017, lucha por regresar a la situación anterior a
la ocupación yihadista. En este contexto, la parte más difícil la están
sufriendo los cristianos. Su esperado regreso va más lento de lo que se
esperaba. En los últimos días, medios de comunicación iraquíes como ankawa.com
han documentado la degradación de la parte de la ciudad habitada en
otro tiempo por los cristianos, una zona donde solo hay escombros y que
se ha convertido en un vertedero. El patriarca caldeo Louis
Raphael Sako visitó Mosul para participar en la toma de posesión del
dominico Najb Mikhael Moussa como el nuevo arzobispo caldeo de la
archidiócesis, ocasión que aprovechó para animar a un “renacimiento” de
la ciudad y en la que también confió a la ciudad a su nuevo pastor. “Los
frutos del trabajo de un obispo, -dijo el patriarca caldeo en su
discurso durante la ceremonia el viernes 25
de enero-, dependen de la unidad de su diócesis, ya que el pastor está
al servicio de todos”.
El patriarca destacó que las conductas discriminatorias, los prejuicios y
el favoritismo “destruyen a la comunidad”. El Primado de la Iglesia
caldea, consciente de las dificultades de la devastada diócesis de
Mosul, aseguró que confiaba en que los fieles “puedan profundizar en el
gozo de la liberación y aumentar la esperanza de regresar para regenerar
la confianza y la convivencia entre los diferentes componentes de la
sociedad”.
“Mosul es única por su sociedad multicultural y diversificada. De la
misma manera, la Iglesia y los cristianos, en concreto en Mosul, han
contribuido a la historia de esta ciudad a nivel nacional, cultural y
profesional”, explicó el Patriarca. También por esta razón, el Patriarca
Sako, -creado cardenal por el Papa Francisco-, concluyó su intervención
con una oración para que “Dios bendiga a Mosul con un “nuevo
nacimiento””.