Quito, ECUADOR (Agencia Fides, 30/01/2019) - "Ante los trágicos episodios de desplazamiento
forzado de personas por razones sociales, étnicas y de ambición, que han
causado grandes sufrimientos a algunos grupos, todos juntos debemos
vencer el mal con el bien. En otras palabras, es nuestro deber acoger a
los necesitados". Los obispos de Ecuador escribieron esto en un mensaje
dirigido "a todos los fieles y a todos los ciudadanos en general", para
recordar el deber de acoger a los necesitados, incluidos los migrantes:
"Os exhortamos a combatir el racismo y la xenofobia. La petición a
nuestros hermanos y hermanas inmigrantes es que respeten las leyes y las
expresiones culturales que son expresiones vivas del país que los
acoge".
El mensaje de la Presidencia de la Conferencia Episcopal subraya que "la
emigración se ha convertido en un fenómeno global que implica a todas
las naciones, afecta a millones de personas y plantea retos que la
Iglesia no puede ignorar. Es importante destacar que entre los
inmigrantes más vulnerables se encuentran los inmigrantes
indocumentados, los refugiados, los solicitantes de asilo, las personas
desplazadas por los conflictos y las víctimas, en su mayoría niños y
mujeres, de la trata de seres humanos".
Ante los recientes episodios de racismo e intolerancia en el país, que
han afectado a los inmigrantes venezolanos con violencia, los obispos
invitan a los padres, maestros y a todos aquellos de quienes dependen
los demás ciudadanos, a luchar contra el racismo y la xenofobia, en
todos los ámbitos en los que trabajan y desarrollan sus relaciones, y a
inculcar los valores del respeto a la vida en todas sus etapas y
manifestaciones, "promoviendo actitudes positivas basadas en la Doctrina
Social de la Iglesia y en los derechos fundamentales del ser humano".
"Todos debemos, en Ecuador, pasar de la simple tolerancia de los demás a
un verdadero respeto por sus diferencias y así transformar el egoísmo
en generosidad, el miedo en apertura y el rechazo en solidaridad.
También pedimos a los inmigrantes que respeten a nuestro país, que es el
territorio que los acogió, así como a nuestra gente, nuestras leyes,
nuestra cultura y nuestras tradiciones. Respetémonos como hermanos e
hijos de un mismo Padre, solo así reinará la armonía social".
Los obispos concluyen su mensaje diciendo que "el camino hacia una
verdadera aceptación de la diversidad cultural y social es difícil, y a
veces es un verdadero 'Vía Crucis' tanto para el migrante como para el
país de acogida, como lo demuestran los recientes acontecimientos, pero
esto no debe desalentarnos como sociedad y como Iglesia. Debemos
enfrentarnos juntos a estos nuevos desafíos. Es responsabilidad de todos
generar y promover una cultura de paz, justicia, equidad y ausencia de
violencia".