Alto Solimoes, BRASIL (Agencia Fides, 23/01/2019) - Este año la Iglesia católica celebrará
en octubre dos acontecimientos de particular importancia: el Mes
Misionero Extraordinario y el Sínodo de obispos para la Amazonia.
Teniendo en cuenta estas dos citas, una de las preguntas que aparecen en
el documento preparatorio del Sínodo se refiere a las características
que deben tener los misioneros en la Amazonia.
La Agencia Fides interpeló al respecto a monseñor Adolfo Zon, que desde
2014 es obispo de Alto Solimões, en Brasil, en un territorio de más de
treinta mil kilómetros cuadrados, en la frontera con Perú y Colombia.
Zon, oriundo de España, llegó como misionero saverita a Brasil en 1993
y, desde entonces, ha trabajado en la región amazónica.
En una conversación con Fides, el prelado afirmó que entre las
características necesarias para todos los misioneros en el Amazonas,
debe haber "ante todo la encarnación, poner los pies en esta tierra,
quitarse las sandalias, como en el monte Horeb, porque Dios ya está
aquí, para escuchar, para conocer las idiosincrasias". El obispo Zon
agregó que los misioneros como "canales de la gracia de Dios que pueden
ayudar o dificultar la inculturación del Evangelio, por lo que es
importante estar allí y estar con este pueblo".
En segundo lugar, el obispo de Alto Solimões hizo hincapié en la
paciencia como exigencia: "no podemos sembrar y querer ya los frutos,
porque la evangelización es un proceso para que la Palabra de Dios
penetre en el corazón de las personas y empiece a trabajar". Como ya lo
había dicho, uno de los anteriores obispos de la diócesis de Alto
Solimões, en la región "el misionero debe tener paciencia, más paciencia
y mucha más paciencia", agregó Zon.
El obispo de Alto Solimões continuó su conversación enfatizando otra
necesidad en la vida del misionero, la presencia física: "Si no estamos
en la comunidad, entre la gente, difícilmente podemos escuchar y
acompañar todo el proceso". En este sentido, el obispo misionero explicó
que "muchas veces pensamos que construyendo una capilla ya tenemos una
presencia evangelizadora, pero estamos lejos de la realidad, porque en
lo que tenemos que trabajar es en la Iglesia, Pueblo de Dios. También es
necesario ayudar a la gente a tomar conciencia de que son la Iglesia de
Jesús, aquí en este lugar".
"En la Amazonia, dadas las distancias y la dispersión, toda comunidad
debe tener esta fe de ser la Iglesia de Dios en ese lugar, debe promover
ministerios para mantener la presencia de la Iglesia en esos pequeños
lugares, alentar el crecimiento de una Iglesia ministerial, reconocer
los talentos de cada persona y ponerlos al servicio de la comunidad",
concluyó mons. Adolfo Zon, quien se refiere al Documento de Santarém,
publicado en 1972, como algo "muy vivo e iluminador aquí en la
Amazonia".