Abuja, NIGERIA (Agencia Fides, 06/05/2019) – “Creo que los problemas en Nigeria tienen que
ver con nuestra incapacidad para gestionar la diversidad. El manejo de
la diversidad es una ciencia”, asegura monseñor Matthew Hassan Kukah,
obispo de Sokoto en el norte de Nigeria, en su discurso en la reunión
anual del Nigerian Institute of Public Relations (NIPR).
En Nigeria, al menos 250 grupos étnicos viven juntos en un país de más
de 200 millones de habitantes. Según monseñor Kukah, “la tragedia
proviene de no haber podido crear una narrativa nacional capaz de
unificar el país. Así, la búsqueda de cohesión nacional sigue siendo una
ilusión”. Los nigerianos tienden a buscar apoyo y protección en la
familia, en el clan y en el grupo étnico al que pertenecen. “Cuando
vives en un país como Nigeria, donde la gente está más segura con sus
nietos, primos, hermanos, hermanas, como asistentes especiales,
asistentes personales, entonces vienen los problemas”, dice el obispo
señalando cómo los gobernantes también dependen de criterios personales y
étnicos para seleccionar a sus propios colaboradores y, por
consiguiente, Nigeria es un país “en el que los únicos expertos son los
que están en el poder. El país se ha vuelto contrario a las
competencias, a la contribución intelectual”.
Ante las malas perspectivas de vida en su país, los jóvenes nigerianos
intentan migrar pero a menudo terminan en manos de organizaciones
criminales. “Es un pecado mortal que millones de jóvenes emigren para
convertirse en delincuentes, dice el obispo Kukah. “Es una situación
absolutamente inaceptable que mientras que nuestros compatriotas sigan
siendo objeto de humillación en todo el mundo”.